¿Y si nos uniera Antonio Machado?

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Me pregunto, ¿quién en este curioso país llamado España no ha estudiado en el colegio a Antonio Machado? ¿Quién piensa que quizá sea una de las pocas personas que, en verdad, nos unen?

En la voz del poeta se dejan entrever rasgos modernistas, simbolistas y románticos, pero su voz más pura la consiguió cuando se hizo eco de la sabiduría popular. Quien más y quien menos comprende tanto los Campos de Castilla como las Soledades o como su Juan de Mairena. Antonio Machado es, creo que no me equivoco, para la mayoría del pueblo español, su poeta del pueblo. Y digo esto con la conciencia de que, sin duda, para los intereses de la izquierda, existen, tal vez, otros poetas que nos representan mejor. No obstante, lo que quiero expresar es la idea de buscar un personaje, que lejos de su experiencia política, una de verdad a todos los españoles, y creo que ese personaje no es otro que Antonio Machado.

Existe la absoluta y perentoria necesidad de unir al pueblo en las circunstancias tan dramáticas que estamos viviendo. No se trata de mostrar distancia ante las actitudes fascistas de muchos compatriotas, ni de mostrar una cierta equidistancia entre nosotros (los demócratas) y ellos (los abiertamente golpistas), sino de intentar, por una vez, lograr con un gesto la unión de todos los españoles de bien y ese gesto no será otro que traer los restos del poeta de una vez por todas.

Para desgracia de todos debo decir que, inexplicablemente, los restos de Antonio Machado reposan su sueño eterno en la localidad francesa de Colliure. Donde, valga la pena decir que se le ha tratado siempre con mucha diligencia por parte de las autoridades locales. ¿No es ya la hora de traer los restos del poeta a España? ¿No es hora de buscarle un sitio a su altura para rendirle homenaje? Muchos dirán que tenemos, por desgracia, a otro poeta todavía sin encontrar. Y tendrán razón, tal vez los restos del poeta más grande de todos los tiempos, Federico García Lorca. Pero ahí la familia es la que tiene la última palabra y no está por la labor.

Decía el poeta en su Juan de Mairena: “La patria es, en España, un sentimiento esencialmente popular, del cual suelen jactarse los señoritos. En los trances más duros, los señoritos la invocan y la venden, el pueblo la compra con su sangre y no la mienta siquiera.” Estas palabras de absoluta lucidez se pueden invocar en cualquier época de nuestra larga historia  y no perderían jamás su vigencia, su modernidad y su verdad.

¿Se imaginan un acto de retirada de su cuerpo en Colliure? ¿Se imaginan los honores de los más altos dignatarios del estado? ¿Se imaginan el traslado de sus restos, pongamos que a Madrid o a Sevilla, por ejemplo? ¿Se imaginan el recibimiento en cada localidad por donde pasaran los restos fúnebres del poeta en su caravana por carretera? ¿Y se imaginan un gran acto multitudinario en la capital donde todo el mundo pudiera mostrar su respeto al poeta del pueblo? Es en estas circunstancias, cuando media España está contra la otra mitad, cuando unos cogen las cacerolas y otros aplaudimos a aquellas personas que nos han cuidado en esta crisis, cuando parece sonar el terrible ruido de sables en las mentes de los fascistas y de la reacción, es ahora, el tiempo donde debemos buscar un símbolo que rebaje la tensión. Un símbolo donde podamos caber todos los españoles sin que nadie se quede fuera. Por ello pido a las autoridades pertinentes que inicien las pesquisas necesarias para la repatriación de los restos del poeta del pueblo, Antonio Machado.

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