Enormes colas para adquirir alimentos en EE.UU.

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La pandemia que nos ha tocado vivir lleva a materializar en las calles del imperio estadounidense aquellas colas que se atribuían despectivamente a los países socialistas como un símbolo inherente de su incapacidad.

Hasta los 10 millones de parados alcanza el dato de desempleo en Estados Unidos en las últimas semanas. A los 3 millones ya existentes se suman más de 6 nuevos millones de parados originados por la crisis del coronavirus.

Se trata de una cifra histórica para este país, que ha sufrido una oleada de despidos masivos y pone a EE.UU. ante las puertas de una gran recesión. Miles de negocios han cerrado sus puertas y los expertos calculan que las cifras podrían ser aún mayores dadas las dificultades para registrarse como parado ante el colapso burocrático del sistema.

Dado que la atención médica en Estados Unidos está ligada a la cobertura del seguro laboral, estos millones de personas han quedado sin atención sanitaria. Organizaciones médicas del considerado faro del mundo libre hablaban esta semana de unos 30 millones de personas sin cobertura médica, a los que habría que añadir más de 50 millones de personas que ya -antes de la aparición del coronavirus- se hallaban en condición de infraasegurados, esto es, con pólizas de seguros que apenas cubren las atenciones básicas y con alto copago.

La situación convierta a este país en una auténtica bomba de relojería que puede saltar en cualquier momento. A la crisis económica se suma el alto riesgo de que esos millones de personas se conviertan en potenciales contagios hacia el resto de la población. Este es el peligro al que se expone un país cuando excluye a sus residentes de la asistencia sanitaria.

Medios norteamericanos como la NBC publicaban en redes sociales videos donde se pueden ver interminables colas de cientos de personas y vehículos aguardando turno para recibir alimentos (aquí enlace a su cuenta).

«También existen colas en capitalismo, sólo que resultan invisibles – afirmaba José Luis Sampedro en su obra El mercado y la globalización-, las colas invisibles las integran los compradores atraídos por la oferta, pero que no tienen dinero suficiente para adquirir los artículos que desean». Aquellas colas para adquirir alimentos que los capitalistas reprochan a los estados comunistas se hacen hoy forma en las mismísimas calles de EEUU y evidencian la incapacidad de un sistema, el capitalista, para garantizar la seguridad y la vida de sus propios ciudadanos.

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