El 155 Digital

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El Gobierno español aprobó el pasado 27 de noviembre el Real Decreto-ley 14/2019, también conocido como el decretazo digital o el 155 digital que le permite cerrar webs, redes y servicios de Internet si suceden supuestos excepcionales que puedan afectar al orden público, la seguridad pública y la seguridad nacional.

El texto modifica cinco leyes, entre ellas la Ley General de Telecomunicaciones, dando al ejecutivo la posibilidad de intervenir «cualquier infraestructura, recurso asociado o elemento o nivel de la red o del servicio que resulte necesario«.

Es decir, en ningún momento se hace referencia a Cataluña, aunque sí se cita ‘los recientes y graves acontecimientos acaecidos en parte (sic) del territorio español’. La cuestión sería, la primera es si estaríamos ante el 155 digital, y la segunda, la que traemos aquí a colación es, ¿puede el gobierno legislar por Real Decreto-ley materias que afecten a derechos y libertades, como sería cerrar servicios de internet aduciendo razones de urgente necesidad como por ejemplo alteración del orden público? Y finalmente, ¿cómo nos afectará?; Y es que, el novísimo Real Decreto-ley permite que el Gobierno pueda cerrar páginas web y servidores sin autorización judicial por motivos de orden público y seguridad nacional.

Pues a simple vista, y a la luz de las primeras impresiones, el ‘decretazo’ es un atropello a los derechos fundamentales de los ciudadanos y contrario a la Constitución. ‘Se trata de una norma urgente dada la situación política’, aduce Nadia Calviño. Y es que en la retina aún conservamos la ley Corcuera, la de la patada en la puerta, que parece haber sido trasladada al mundo virtual de facto. Por cierto, aquella ley fue declarada inconstitucional, y, por lo tanto, declarada nula.

Pero de entre todas las sombras de este decreto aparecen dos senderos sinuosos de silueta oscura y difusa. Y me refiero a senderos, con la completa definición del término, es decir, ’caminos estrechos que se forman por el paso de personas o animales’.

El primer sendero es el de la censura; Marx afirmaba que un cambio de escala puede convertirse en un cambio cualitativo. Un 155 digital y/o físico lo sería. Y es que estas demostraciones de fuerza del poder legislativo bien valen su peso en forma de una epopeya o de una oda heroica.

Y el segundo es el arranque de legislatura con ese ‘nuevo socio’ del gobierno que nunca se fue, pero que nunca podrá estar por simpatía iconoclasta a nuestra historia reciente; pero que al final todos sabemos que siempre ha funcionado bien engrasado. Si, pareciera que el PSOE ha encontrado la fórmula para desarrollar un bipartidismo sin necesidad de estar casados, ni siquiera prometidos; es un mecanismo parlamentario y es su mayoría dentro del gobierno; nada que objetar, pero esto es un aviso a navegantes. Nada indica que el PSOE vaya a cambiar un ápice sus torticeros y galopantes giros de timonel a derechas cuando de imponer su criterio ‘talonario’ se trata. ‘Aixó ho pague jo’, que diría ese buen Rus de la mano en la cartera ajena.

Quizás vayamos viendo una ‘extraña alianza oculta’ que pretende marginar a VOX (por parte del PP) y a UP (por parte del PSOE), con el fin de terminar de restaurar la paz parlamentaria bipartidista. Todo esto, bien aderezado de guiños, poses (más bien postureos) a izquierdas para el contento del graderío izquierdista más entusiasta. Toda una traición a la memoria y a la tradición política de izquierdas.

Si ustedes no han visto ya la señal de ‘vienen curvas’ quizás ahora sea el momento de apretarse bien los cinturones. El viaje se antoja sinuoso, y la película que echan es Dr. Jekyll y Mr. Hyde.

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