En mentideros de Bruselas, Mario Draghi se perfilaba como un posible sucesor de Úrsula Von der Leyen al frente de la Presidencia de la Comisión Europea, al final las alianzas entre los Eurogrupos mayoritarios, en consenso de Socialistas y Demócratas, PPE y Liberales apoyaron a Ursula von der Leyen para un segundo mandato al frente de la Comisión Europea, las cariátides de Atenas ya no podrán llorar por la partida de la política alemana.

La alternativa a la Presidencia de la Comisión Europea del italiano Mario Draghi, uno de los tecnócratas emblemáticos de la era neoliberal junto a la norteamericana Janet Yellen, Secretaria del Tesoro de EEUU es una referencia de la naturaleza intrínseca de la UE.

La carta Draghi que no fue

El pasado abril reapareció en el escenario internacional, dio a conocer un proyecto inspirador que lo situaba como posible candidato a la Comisión Europea, con un discurso fuerte, advirtió que si la UE en decadencia y siempre dividida ante todos los temas cruciales, no da un golpe de timón y no da vuelta la página, su irrelevancia, ya evidente en el contexto geopolítico, será irreversible, en clara critica a los 5 años del mandato de Von der Leyen.

Economista italiano de 76 años, parco, reservado y cultor del perfil bajo. Un técnico llamado a actuar como político con un largo historial, entre 1984 y 1990 director ejecutivo del Banco Mundial; entre enero de 2002 y enero de 2006 fue vicepresidente con cargo operativo por Europa del cuarto banco de inversión del mundo Goldman Sachs; entre enero de 2006 hasta octubre de 2011, ocupó el cargo de gobernador (governatore) del Banco de Italia; entre noviembre de 2011 y octubre de 2019-,presidente del Banco Central Europeo, Draghi debió capear la tormenta que había generado la crisis financiera de 2008 con la bancarrota del banco estadounidense Lehman Brothers, puso en marcha el plan de expansión monetaria contra los efectos de la crisis económica; desde 2021 hasta 2022, ejerció como presidente del Consejo de Ministros de Italia.

Los orígenes y una larga trayectoria de cargos

Desde su educación jesuita en el Instituto Massimiliano Massimo, amplió estudios en el elitista MIT (Massachusetts Institute of Technology), gracias a su astuto posicionamiento político, el tecnopopulista airoso en julio de 2012, salvó la crisis del euro al frente del BCE, basándose en el fundamento teórico en la herramienta de política monetaria denominada expansión cuantitativa; No fue la única sustitución tecnocrática con “sabor estadounidense” realizada en Europa en el otoño de 2011. Al mismo tiempo, en noviembre, Grecia y su último programa de austeridad fueron puestos en manos de Lucas Papademos, con un doctorado en economía, todos del MIT. Draghi volvió para formar gobierno y “salvar” a la Italia de la pandemia (2021) y ahora es llamado a salvar Europa.

Bien estructurado a la manera jesuítica, un privilegio de educación severa y rigurosa a manos de sacerdotes eruditos, “Le enseñaron a ser prudente, reservado y a escuchar. Es un católico social”.

El periodista italiano Franco Fazi lo relataba en 2021: la era de los gobiernos técnicos comienza a principios de la década de 1990, tras la firma del Tratado de Maastricht, —¿y qué puesto tenía SuperMario entonces?— pués era el director general de la Tesorería Italiana, fue uno de los principales impulsores de la privatización de las empresas estatales italianas y del llamado «vincolo esterno», el daño ocasionado por la restricción externa basada en la privatización, la austeridad fiscal y la compresión salariales, es decir la UE.

La tecnocracia es un subproducto de dicho vínculo, en la que los miembros de un Gobierno no son políticos, sino expertos, un gobierno “técnico” para momentos de crisis profunda, sólo se puede confiar en que los “expertos” supuestamente no contaminados por el partidismo político y sin las complicaciones de la política parlamentaria toman las decisiones “correctas” y , “necesarias”.

Ya fuese en su calidad de director general de Tesorería o de presidente del BCE (Banco Central Europeo), Draghi se posicionó a favor de las privatizaciones como una solución permanente, supervisó privatizaciones masivas (entre 1991 y 2001 fue presidente del Comité de Privatizaciones) y severos recortes del gasto público con aumentos de impuestos que tuvieron un impacto perjudicial en Italia.

Para no llevarse a engaño, Draghi es el compendio del eurócrata neoliberal, bajo diferentes fachadas ha sido muchas cosas: el miserable privatizador de la industria pública italiana justo antes de empezar a trabajar para Goldman Sachs; declaró que el Estado de bienestar europeo había llegado a su fin; pero en 2014 dejó claro que la política económica antikeynesiana de Europa estaba equivocada, a fin de cuentas cualquiera que sea el voto de los ciudadanos de la UE, recibirán la receta neoliberal.

Postura pro OTAN, “No hay otra solución que asegurarse de que Ucrania gane esta guerra”

Según Draghi, apoyar a Kiev es un imperativo «existencial» para la UE y EEUU así lo expreso en la conferencia que impartió al recibir el Premio Miriam Pozen en el ambiente universitario del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) en junio 2023.

“Haría falta un cambio político interno en Moscú para que Rusia abandonara sus objetivos, pero no hay indicios de que ese cambio vaya a producirse. Las consecuencias geopolíticas de un conflicto prolongado en la frontera oriental de Europa son muy importantes. Cuanto antes nos demos cuenta, mejor preparados estaremos”

“En primer lugar, la Unión debe estar dispuesta a reforzar sus capacidades de defensa. Esto es esencial para ayudar a Ucrania durante el tiempo que sea necesario y para proporcionar una disuasión significativa contra Rusia.

En segundo lugar, debemos estar preparados para iniciar, con Ucrania, un camino que conduzca a su ingreso a la OTAN. La alternativa es enviar cada vez más armas y construir un acuerdo entre Ucrania y todos sus aliados en esta guerra con elementos de defensa mutua que se inspiren en el tratado que une a Estados Unidos con Corea del Sur”

En junio 2024 al recibir el premio europeo Carlos V expuso en su discurso sobre la estrategia industrial europea: “tendremos que crecer más rápido y mejor. Y la principal forma de lograr un crecimiento más rápido es aumentar nuestra productividad”, y añadió: “Procurará reorientar nuestra economía en un mundo menos estable, en particular desarrollando una capacidad industrial de defensa”, más de lo mismo en línea con la política belicista de Úrsula Von der Leyen.