Alsa despide a un conductor agredido en Gijón

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Antonio Gil

Para el día de hoy el sindicato asturiano Corriente Sindical d´Izquierda ha convocado movilizaciones frente a la estación de autobuses de Gijón en protesta por el despido de un trabajador de la empresa de transporte de viajeros por carretera. Las protestas también están convocadas para los próximos días 5, 14 y 15 de este mes.

La empresa sostiene que fue el trabajador quien agredió a un pasajero. Sin embargo, la versión sindical es totalmente opuesta: un pasajero, presuntamente drogado, al bajar del vehículo en la estación de Gijón, escupió al conductor en el rostro y luego le amenazó con un arma blanca, pero el trabajador trató de reducirlo en respuesta.

El sindicato ha hecho público que el trabajador tiene una antigüedad de 30 años en la empresa, y que ha tenido una considerable trayectoria en la defensa de los derechos de la plantilla de la empresa. También han señalado fuentes del sindicato que el problema radica en la situación de inseguridad que se vive en las estaciones que explota ALSA, en las que se están produciendo desde robos hasta agresiones de tipo físico o verbal.

No es el primer despido polémico de ALSA de un, o una, trabajadora con un amplio historial de lucha sindical: este verano pasado procedió al despido de una conductora almeriense de Bacoma Transportes, empresa del grupo, por detenerse en un par de ocasiones durante su ruta nocturna de Almería a Valencia, en una ocasión dieciséis minutos por dolores derivados de una endometriosis de la que era conocedora la empresa y otra de seis minutos por somnolencia, situación que es la que recomienda la DGT en estos casos para no poner en riesgo la seguridad en la vía. En este caso, la trabajadora, Encarna Aznar, había prestado servicio en la empresa durante 8 años con contratos a tiempo parcial y periodos en paro y formaba parte de la sección sindical de CGT, habiendo encabezado varias reclamaciones a la empresa.

Otro caso conocido es el de Susana García, que fue una de las primeras conductoras de la compañía en 2011 y llegó a ser imagen corporativa de la compañía en una campaña sobre la igualdad en la misma. Cansada de encadenar contratos temporales y temporadas en el paro, denunció a la empresa en marzo de 2019, el mes antes de acabar contrato. No fue renovada, pero la empresa no se lo comunicó ni dio señales de vida. Tras batallar judicialmente, Susana consiguió que en octubre de 2020 el Tribunal superior de Justicia de Asturias reconociese la improcedencia del despido pero, a diferencia de otros casos en los que ALSA no se ha negado a la readmisión, con ella hicieron una excepción.

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