El pensamiento filosófico de Gianni Vattimo, recientemente fallecido, ha sido uno de los más influyentes y controvertidos de la posmodernidad. Vattimo se definió a sí mismo como un “pensador débil”, que renunciaba a la pretensión de la metafísica de establecer verdades universales y absolutas, y abogaba por una interpretación pluralista, histórica y hermenéutica de la realidad. Vattimo también se declaró a si mismo como un “marxista nihilista”, que asumía la crítica de Marx al capitalismo, pero rechazaba el supuesto dogmatismo y determinismo histórico del marxismo clásico y proponía una emancipación basada en el diálogo, la tolerancia y el reconocimiento de la diferencia.
No obstante, precisamente desde una perspectiva marxista, en realidad el pensamiento de Vattimo es profundamente erróneo y reaccionario. Vattimo no solo ignora la contradicción fundamental entre el capital y el trabajo, sino que también niega la existencia de una realidad objetiva y material, que es la base de la ciencia y la dialéctica. Al relativizar todo conocimiento y valor, Vattimo desarma al proletariado de su conciencia de clase y de su capacidad de lucha, y lo somete a la ideología dominante del capitalismo, que es precisamente la que genera el escepticismo y el cinismo que él denuncia. Vattimo se convierte así en un aliado del imperialismo occidental, que utiliza el discurso posmoderno para justificar su hegemonía y su intervención en los asuntos internos de otros países, bajo el pretexto de defender los derechos humanos, la democracia y la diversidad cultural.
Por lo tanto, el pensamiento filosófico de Vattimo no es más que una expresión sofisticada y refinada de la decadencia moral e intelectual del capitalismo en su fase imperialista. Lejos de ser un pensador crítico y emancipador, Vattimo es un apologista del sistema que oprime y explota a las masas trabajadoras. Su filosofía no tiene nada que ofrecer al movimiento revolucionario, sino solo confusión, desorientación y resignación. Frente a esta filosofía débil, los marxistas-leninistas debemos reafirmar nuestra filosofía fuerte, basada en el materialismo histórico y dialéctico, que nos permite comprender las leyes objetivas del desarrollo social y actuar sobre ellas para transformar el mundo en beneficio de la humanidad.
Descansen en paz tanto él como su pensamiento filosófico.