Hay que bajar al barro, no hay otro camino

0

Libertad Daganzo.

Hemos leído grandes análisis electorales en este medio y en otros, las redes sociales arden entre señalamientos e insultos, otra vez el dedo hacia las feministas y una campaña plagada de falacias porque los señores de corbata, no hacen más que mentir y denostar a sus votantes. Sí, son quienes se llevan la peor parte de la fiesta de la democracia, quienes tienen que votar. Porque miren ustedes, se están haciendo nuevamente listas con los nombres de feministas que han decidido hacer público su voto y este será nulo, listas cual fascismo, pero disfrazado con brillantina. Los todólogos que salen en los supuestos medios progresistas, sólo saben insultar y tratar de meter el miedo en el cuerpo a quienes no quieren acudir a las urnas para no validar este sistema electoral fallido. Que viene la ultraderecha dicen, cómo si alguna vez se hubieran ido de las instituciones. En fin.

Seguimos en la fiesta de la democracia, pero pronto se acaba. No sin nuevas víctimas a las que señalar de la debacle electoral de la izquierda y es que, aunque aún no conocemos los resultados por razones obvias, tenemos la reciente experiencia de las pasadas elecciones de mayo. ¿Hasta estas últimas semanas no se habían dado cuenta del poder del feminismo? Ya dejamos claro en las urnas que nuestro enfado no era un farol y que sin el 52% de la población no se puede gobernar. Tenemos más poder político de lo que nos queremos creer. Feminismo no vota traidores.

Creo que la virulencia de esta campaña no se daba desde mediados de los 90, y aquí me pregunto, ¿cuánto han mejorado nuestras vidas tras la transacción de la dictadura? Poco, muy poco, ya respondo yo. En el estado español no tenemos democracia, no ha habido un estado de bienestar, no hay justicia social por mucho que quieran convencernos de que sí y por mucho que votemos cada cuatro años.

Ni siquiera la clase política respeta la constitución española, ese libro que parece no servir para nada. Sólo tenemos que ver los desahucios de los últimos días, donde las fuerzas de seguridad apalean activistas y a familias para dejarles sin vivienda. Recuerden, todo con el gobierno más progresista de la historia.

También queda claro a estas alturas que el cuento de la clase media ya cayó por su propio peso, porque si para tener ciertos bienes materiales que no puedes pagar tienes que acudir a un banco a pedir préstamos, mientras te partes el lomo para poder devolver el dinero, esto no es estado de bienestar, esto te convierte en una víctima más del sistema capitalista, sigues siendo clase obrera pero aún más esclavizada. Lo llevamos advirtiendo décadas, de nada.

Quienes somos militantes sabemos muy bien todo lo que hemos peleado en las calles, sabemos bien lo que es la represión o mejor dicho, las hostias que nos da la policía del régimen, porque da igual quien gobierne, siempre nos las llevamos las mismas. Cuando eres militante en lo social o político conoces bien las miserias que nos rodean, eres consciente de que no existe la tan aclamada justicia social que nos regalan a los oídos en campañas electorales, da igual cuando leas esto. Recordemos que en 2022 las estadísticas de desahucios arrojaban que se ejecutaron 105 diarios y no pasa nada, no hay motivos para salir a luchar. Sigan mirando la televisión, déjense manipular a gusto.

Los debates políticos en general sólo se dan en tiempos de elecciones, salvo honrosas excepciones, muestra de ello en los últimos meses y gracias a los Espacios de voz de Twitter, vemos que ahora se dan con más frecuencia y no tienen desperdicio alguno. Espacios democráticos donde hasta los fascistas tienen la palabra para soltar sus mierdas y quedarse tan panchos. Esto sigo sin entenderlo, parece que hemos olvidado aquello que el gran Durruti nos enseñó: “Al fascismo no se le discute, se le destruye”, pero cada cual con su fiesta de la democracia. Quien soy yo para juzgar, ¿verdad?

También nos encontramos Espacios sólo de izquierdas donde se permite a misóginos desatados atacar a las feministas y otras compañeras. Esto también se está tolerando en ciertos “debates” y es asquerosamente repulsivo. ¿Cómo vamos a organizar una lucha social si nuestros compañeros nos insultan?

Reflexionando sobre todos los argumentos que he ido escuchando en estos espacios llego a la conclusión de que no tenemos remedio, de que sólo un gran conflicto social o político nos empujará las calles a luchar y tengo mis dudas, porque ya hemos estado gobernadas por la derecha menos ultra pero más corrupta y criminal que ninguna otra y no ha pasado nada, miren donde estamos, en la casilla de salida una y otra vez.

Lo que más se busca en estos espacios de debates es una organización de la clase obrera para luchar contra este sistema que nos ahoga, y vuelvo a hacerme preguntas, ¿dónde habéis estado los últimos 40 años? ¿En cuántas organizaciones de lucha obrera habéis participado en las últimas décadas? ¿Estáis afiliadas a sindicatos? ¿Dónde estaba esta gente mientras nos partían la cara cuando liberamos edificios para que familias vulnerables tengan vivienda? ¿Dónde estaban cuando nos concentramos por las asesinadas por violencia machista? ¿Dónde están los del No A La Guerra mientras mandamos armas a los nazis de Ucrania? ¿Dónde están cuando los pensionistas pelean por nuestro futuro? ¿Dónde estabais cuando han despedido de sus trabajos o cancelado a feministas? 

Sé dónde estaban mis compañeras y compañeros, sé cuántas multas mordaza nos ha tocado pagar, sé cuánto estamos callando para no recibir más, sé dónde estaba y estoy yo, la cuestión es dónde estaba el resto, porque siempre somos las mismas personas luchando, no hay caras nuevas.

En todo el estado español hay organizaciones de base peleando por mejorar las vidas de las personas, pero siempre estamos las mismas como ya he dicho, siempre nos dejáis solas, siempre pensáis que a vosotras no os va a tocar y así estamos, reclamando organizaciones que ya existen y que se han visto vapuleadas por los egos y conflictos creados por militantes que se creen líderes natos o por infiltraciones interesadas para desmantelar la organización, véase el último caso de la policía secreta en Girona, que hasta ha tenido una relación sentimental con un militante para poder reventar desde dentro a quienes quieran luchar contra el sistema.

Estamos cansadas de pedir implicación, de decir que la lucha empieza en nuestro barrio con las vecinas, en los colectivos que ya existen, que no hay necesidad de crear nada nuevo sino de reforzar o reconstruir lo existente y si esto no funciona, buscaremos alternativas, pero claro, tenéis que venir, tenéis que implicaros, tenéis que crear un compromiso que os robará tiempo de ocio o descanso y a veces os minará la moral, pero es que así es la lucha, necesita esfuerzo, compromiso y dedicación, eso que no estáis dispuestos a sacrificar.

Tenéis las puertas de estos colectivos abiertas, hay cientos por todo el estado español, sólo tenéis que buscarlos y sumaros a su lucha y si esta no os convence, os recuerdo que tenemos las herramientas y muchos recursos a nuestra disposición para crear algo nuevo, pero claro, tenéis que guardaros vuestro ego, aguantar enfrente del espejo en el que os ponemos las feministas y admitir vuestra misoginia y cabalgar contradicciones, porque si no, seguiremos como siempre. No hace falta buscar, creedme, tenemos mucha capacidad para luchar, lo que pasa es que es más fácil criticar y envidiar a la vecina que ponernos a pelear juntas.

Sigamos con estos debates, pero no olviden que hay que bajar al barro, que la lucha no sirve de nada en las redes sociales si los colectivos no disponen de manos trabajando para avanzar y lograr objetivos. Vamos por el buen camino, casi lo tenéis.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.