El tránsito del cielo (mi pequeño diario): 14 de julio, 234 años de la Revolución Francesa

Hoy, 14 de julio de 2023, se cumplen 234 años desde que saltara la primera chispa de la Revolución Francesa.

Nunca entendí demasiado bien que la gente más humilde, que los miembros de la clase obrera, pudieran sucumbir como han sucumbido al señuelo de la propaganda neoliberal-capitalista, tan rancia ella, tan impostada y falaz. Sucumbieron hasta el punto de llegar a creerse falacias históricas como la presunta actitud sanguinaria de Maxim Robespierre o como la supuesta naturaleza baldía de aquellas luchas que lograron liberar de sus cadenas a millones de hombres y mujeres, – incluso en los territorios de ultramar – de sus cadenas, ataduras y esclavitudes.

A día de hoy, me sigo tropezando con muchas personas que albergan falsas y tendenciosas creencias sobre lo que realmente significó la Revolución Francesa, la emancipación del hombre, el reconocimiento de sus derechos civiles, la abolición de los estamentos y los privilegios feudales del ancient regime y la prioridad de la ilustración sobre un falsario derecho divino.

El 28 de marzo de 1792, un decreto establece que los hombres de color deben gozar, al igual que los colonos blancos, de igualdad de derechos políticos. Para mí, este será el verdadero culmen de la Revolución Francesa, no más amos, no más jerarquías, no más obediencia debida, nunca más opresión y esclavitud.

Por supuesto que la Revolución Francesa nos ha legado grandes beneficios a la posteridad, los Derechos Humanos, la intrínseca libertad de la que debe gozar todo ser humano, sus derechos civiles considerados como inalienables, su potestad de decidir su destino.

Nosotros, los hombres y mujeres de la modernidad, somos hijos de la Revolución Francesa y tal vez seamos las últimas generaciones que se beneficien de sus bondades y virtudes.

Hoy, 14 de julio de 2023, se cumplen 234 años del inicio de la Revolución Francesa y el posterior asesinato de Maxim Robespierre a manos de contrarrevolucionarios bonapartistas. Yo soy un vástago de aquella revolución, su hijo espiritual, el deudor de sus ideales y su grandeza de espíritu. Me reconozco y me siento como tal.

Jean Paul Marat, Condorcet, Robespierre, Mirabeau……… Gracias, gracias a todos………

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