Manda huevos

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Por Mara Ricoy Olariaga

Perdonen que sea tan soez pero parte del problema a exponer es que quienes nos pisotean parecen contar de ante mano con que seremos educadas, contenidas y nos indignaremos pero civilizadamente.

Porque si no, no se explica tanta ofensa junta.

Yo creo que quizá este es el momento perfecto para la insubordinación, para tomar las calles, para romper urnas o lo que se tercie, no sé… Con la rabia pierdo creatividad. 

El feminismo es la única respuesta racional que tenemos las mujeres ante la injusticia perpetua que se nos impone desde antes de nacer y hasta después de muertas y en todas nuestras generaciones. 

Esta respuesta se da por una cuestión vivencial a través de los siglos y como digo, a través de nuestra historia de mujeres. 

Decía Virginia Wolf que feminista es cualquier mujer que cuenta su verdad.

Me pregunto qué diría ahora que no hay verdad y que quienes pretenden contar la nuestra, una vez más no son mujeres, ahora que ellos siendo “elles” dicen tener una agenda feminista, me dan ganas de preguntar “¿De dónde la habéis sacado? Porque la nuestra no es“.

Me pregunto que quieren, además de gloria, votos y dinero, por el secuestro de nuestra lucha. 

La lucha feminista nace de nuestro dolor, y eso es lo que la hace nuestra. Habrá mil injusticias, otros dolores y muchas causas, pero no son el feminismo, ni caben todas en él. 

Pretenden del feminismo lo que pretenden de las mujeres: que se ocupe de todo y de todos.

Nada nos pertenece, ni siquiera nuestra lucha, así de pobres somos las mujeres políticamente.

¡Ni el derecho a ser el sujeto político de nuestro movimiento nos corresponde! 

Ni a denominarnos, ni demarcarnos. ¡Ni a dar los carnets feministas! 

El único movimiento social al que se le exige todo y se le impide todo. 

Y no niego que haya hombres que intenten dejar de ser machistas, sumarse a nuestras campañas, ser aliados (algo que deberían hacer simplemente porque eso es lo correcto no por buscar ni votos ni medallas) pero quien ha nacido hombre jamas podrá ser portavoz del feminismo porque es una incongruencia, hacer eso no es “portar la voz” es una vez más acallarnos para que hablen otros. 

Podemos discutir hasta el fin de los tiempos sobre el sufrimiento de otros colectivos y me encantaría no tener que competir en opresión, pero no hay mayor desfachatez ni ejemplo de misoginia que poner a alguien que no ha sufrido la opresión que sufrimos las mujeres a hablar en nombre de nuestra lucha.

Nos desdibujan, nos niegan, pretenden diluirnos, juegan a reinventarnos, convierten todo aquello que es nuestro en suyo.

Como en el divorcio de un maltratador, el patriarcado utiliza nuestros afectos y posesiones para seguir maltratándonos, y malversando nuestra realidad hasta confundirnos.

Nos están parasitando hasta que lo nuestro se infecte y se vuelva inservible, otra cosa. 

Pero son meros juegos especulares o espejismos burdos, cáscaras vacías. 

Ni en un millón de años podrán saber lo que sentimos ni lo que nos supone luchar por ello.

Cambiad los nombres, las leyes, las banderas y las identidades, nosotras por desgracia seguiremos reconociendo vuestra sempiterna misoginia, también reconocemos a las que se traicionan traicionándonos a nosotras y vemos de lejos el privilegio sobre el que os sentáis.

Se nos quiere volver a someter, con la versión actualizada; se pretende ahora que comulguemos con ruedas de molino, cada vez más grandes; se nos dice que nosotras no tenemos derecho exclusivo a nuestra definición sexual; se nos dice que compartamos la palabra mujer, la palabra madre; se nos obliga a aceptar la humillación de quienes performan una feminidad estereotipada misógina y denigrante; se nos dice que eso somos, que ellos son nosotras… Se nos exige, en pleno patriarcado, expuestas como estamos, en la guerra constante contra las de nuestro sexo, que abramos la puerta a potenciales depredadores, que no hagamos distinciones, que pese a las noticias que leemos, estos vienen en son de paz porque verdad número uno, ellos son nosotras.

Se nos demanda desde las escuelas que nos abramos a la posibilidad de que hijas e hijos quieran mutilarse o medicarse, que neguemos su lesbianismo u homosexualidad y que reforcemos estereotipos de género y renunciemos a nuestra responsabilidad parental en favor de la escuela en estos temas. Se nos plantea la cuestión de identidades que están afectadas por una cuestión tan nociva como es el género, algo así como los cánones de belleza que afectan a la anorexia, como una nueva forma de libertad y expresión individual por la que todas las demás identidades y la realidad misma tiene que amoldarse y cambiarse en una fantasía colectiva. 

Se nos dice que aceptemos fetiches y autoginefilia. Que despatologicemos la patología y abracemos y respetemos a los hombres según su sentir…

Y ahora también se nos dice después de las nefastas políticas de “igualdad” que ha llevado a cabo el peor ministerio de la historia que el portavoz de feminismo de Sumar va a ser quien no ha nacido en la opresión de las mujeres. Manda huevos… Una vez más.

Así que compañeras, esto es la estocada final, creo que ya hemos pedido las cosas por favor durante demasiados siglos.

Nos insultan porque pueden, y yo ya no les voy a dejar.

Poco quema para tanto como me arde. 

@matriactivista

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