El imperio contraataca

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Hoy día asistimos al movimiento pendular en la constante expansión de los mercados entre dos polos: un librecambismo que preconiza la libertad del comercio internacional y sirve de abrelatas de mercados nacionales, y otro: el proteccionismo que por medio de los aranceles los abroquela. 

Crece un nuevo proteccionismo emergente en las decisiones de las potencias capitalistas adoptado múltiples denominaciones: la defensa y crecimiento de “nuestras industrias”; “subvenciones” y “soberanía energética«, Von Leyen en el Foro de Davos anuncia que la UE va a fomentar a su “propia industria de energía limpia”. Incluso habló de la posibilidad de un nuevo paquete de “fondos soberanos” para proteger a sus inversores. El «decoupling«, símbolo de la ruptura con China y el desacoplamiento entre las economías occidentales y el gigante asiático. Después, tomaron protagonismo términos como «reshoring» y «onshoring«, nombres que aluden a la repatriación de las cadenas de suministro desde Pekín y hacia las regiones de Europa y Norteamérica y el último anglicismo el «friendshoring» : la agrupación de países con valores y principios compartidos y el proceso de “«favorecer la vinculación de las cadenas de suministro entre ellos, para que podamos continuar ampliando de forma segura el acceso al mercado y reducir los riesgos para nuestra economía, así como para la de nuestros socios comerciales de confianza» en palabras de la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen en abril 2022.

 Ejemplos de reflexiones estratégicas, como la Integrated Review británica de 2021 del Reino Unido que describe la visión del gobierno sobre el papel del Reino Unido en el mundo durante la próxima década y las medidas que tomará hasta 2025 o la National Security Strategy estadounidense de 2022, prestan considerable atención a las cuestiones tecnológicas y científicas.

La tecnología y la ciencia pasan a estar en las representaciones íntimamente ligadas a la nación. La ciencia y la tecnología no se ven como bienes públicos a los que cada nación puede contribuir en beneficio de todos sino como un activo clave en la competencia internacional que, por tanto, debe ser protegido. Las estrategias nacionales sobre tecnologías emergentes hacen gran hincapié en su potencial contribución a las fuerzas armadas y a la seguridad.

El desafío geopolítico chino, las fragilidades de la cadena de suministro puestas de manifiesto por el Covid-19 y la crisis climática han provocado un retorno de la política industrial de los años Reagan.

Las principales medidas adoptadas por EEUU desde 2021 son:

En febrero 2021 la Executive Order on America’s Supply Chains sobre las cadenas de suministro de EEUU que ordena a las agencias federales que investiguen 10 cadenas de suministro (semiconductores, energías renovables, baterías eléctricas, agroindustria, etc.)

A mediados del 2022, EEUU aprobó dos leyes contra la inflación y el cambio climático como pretexto que moviliza 465.000 millones de dólares en subvenciones para la industria local.

El 09 agosto 2022, la ley Chips and Science Act (CHIPS) que asigna 52.000 millones de dólares a un fondo para distribuir subvenciones para el desarrollo de plantas de semiconductores y la investigación y el desarrollo, y crea un nuevo crédito fiscal para la fabricación avanzada. Subvenciona con 7.500 dólares a cada comprador estadounidense de vehículos eléctricos fabricados en y con componentes hechos en EEUU. También autoriza grandes aumentos en la financiación de la Fundación Nacional de la Ciencia y el Departamento de Energía.

El 16 de agosto de 2022, la ley federal Inflation Reduction Act (IRA) crea numerosos créditos fiscales para las energías renovables, un acelerador de bancos públicos verdes y un aumento masivo del programa de préstamos garantizados del Departamento de Energía. Recaudará $738 mil millones y autorizará $391 mil millones en gastos en energía y cambio climático, $238 mil millones en reducción del déficit, tres años de subsidios de la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio, reforma de medicamentos recetados para reducir los precios y reforma tributaria. Subsidian con 52.000 millones de dólares a los empresarios que instalen en suelo norteamericano fábricas de microprocesadores (FABS).

La Chips and Science Act crea nuevos programas dentro de las agencias federales de investigación (creación de una Dirección de Tecnología e Innovación dentro de la NSF, creación de una Fundación de Seguridad Energética dentro del DOE). Sus techos de gasto autorizados se han incrementado considerablemente:

Fundación Nacional de la Ciencia (NSF): 81.000 millones de dólares en 5 años (+36.000 millones)

Oficina de Ciencia del Departamento de Energía: 50.000 millones de dólares en 5 años (+13.000 millones)

Instituto Nacional de Normas y Tecnología (NIST): 10.000 millones de dólares en 5 años (+5.000 millones)

La extraterritorialidad del Derecho norteamericano en toda su potencia: la «Foreign Product Direct Rules«

Desde 2019, el Departamento de Comercio obliga a las empresas estadounidenses a solicitar una licencia de exportación para vender bienes a una empresa extranjera como ocurrió con Huawei. EEUU, aunque sólo produce el 12% del total de la industria de semiconductores en su territorio, sigue siendo ultradominante si se considera toda la cadena de valor: el 38% del valor añadido del sector se produce en EEUU.

En las fases previas (diseño de chips, producción de equipos, software de diseño asistido por ordenador), empresas estadounidenses como Intel, Nvidia, Qualcomm o incluso Apple (que diseña chips para sus propias necesidades) realizan entre el 50% y el 70% de la actividad mundial en suelo estadounidense. En la fase posterior, estas mismas empresas representan el 47% de las ventas mundiales de semiconductores (entre ambas, una parte importante de la producción se subcontrata a fundiciones, principalmente el gigante taiwanés TSMC).

El 7 de octubre de 2022, la Oficina de Industria y Seguridad del Departamento de Comercio estadounidense amplió drásticamente sus medidas restrictivas contra la industria china de semiconductores. Se debe obtener una licencia para ayudar en el desarrollo de semiconductores que podrían utilizarse en programas militares chinos, especialmente útiles para aplicaciones de inteligencia artificial (IA).

 El 8 de diciembre del 2022, Adam Hodge, el representante de EEUU ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) rechazó las conclusiones a las que llegó dicha institución en torno al reclamo de China contra las barreras arancelarias erigidas por el Estado norteamericano a sus exportaciones de aluminio y acero. Su razonamiento se asienta en las premisas del nuevo tiempo: «La administración Biden se compromete a resguardar la seguridad nacional de los EEUU al garantizar la viabilidad de largo plazo de nuestra industria del acero y el aluminio, y no tenemos la intención de eliminar los aranceles».

 El 27 de enero del 2023, Biden en una reunión con sindicatos en Springfield ha declarado: «Señoras y señores, estamos siendo criticados internacionalmente por centrarme demasiado en América. Al infierno con eso. La cadena de suministro va a comenzar aquí… no termina con nosotros»

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