La mejor enseñanza que me ha dejado Borges es disfrutar de la vida.
Este domingo, 26 de marzo, ha fallecido en Buenos Aires, Argentina, la que fuera escritora, viuda y heredera universal del legado y la obra de Jorge Luis Borges.
Maria era hija de padre japonés casado con una Argentina. Ante la proximidad de la muerte del universalmente conocido y eterno candidato al Premio Nobel de Literatura, Jorge Luis Borges, éste contrajo matrimonio con ella y tuvo a bien nombrarla heredera de su obra literaria. La diferencia de edad entre ellos era notable, 38 años les separaban, pero eso no fue óbice para que Borges la eligiera como la más idónea acompañante, secretaría y guía en los años en que la ceguera apretaba con más fuerza al genio argentino.
Juntos escribieron y firmaron dos libros: «Breve antología anglosajona» y «Atlas», un relato de los viajes que realizaron juntos.
Maria Kodama se destacó por ser una furibundo defensora de la obra de Borges, arremetiendo contra todo aquel que se atreviera a tocarla. Así ocurrió en el incidente que se produjo con el escritor Agustín Fernández Mallo, a quien llegó a acusar de haber cometido el más grave de los delitos literarios, el plagio, por su versión de «El hacedor». Finalmente, Maria Kodama consiguió que se retirara el libro de los circuitos comerciales.
Hace escasos años y en Madrid, la propia Maria Kodama aprovechó la presentacion del volumen «La biblioteca de Borges», para relatar al público asistente el modo en cómo conoció a Jorge Luis Borges. Tenía tan sólo 12 años cuando le escuchó en una conferencia en Buenos Aires, surgiendo a partir de ahí su admiración y su vínculo espiritual y artístico con el autor de «El Aleph».
Maria Kodama ha muerto a los 86 años, víctima de un cáncer de mama, pero seguramente, el mismo Jorge Luis Borges hubiera literaturizado este hecho para reconvertirlo en un acontecimiento mágico – realista, más apropiado y adaptado al complejo laberinto de su conciencia y de su genio.
