Les va a dar tortícolis…

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Pilar Aguilar Carrascoanalista y crítica de cine. Presidenta de Feministas al Congreso.

Imaginad que, ante el desastre ecológico y la crisis climática, personas relevantes por su cualificación y conocimientos profesionales, su autoridad intelectual o incluso simplemente por su rol social, no se dieran por enteradas. Como si con ellas no fuera, como si vivieran en otro planeta.

O, sometidas a la exigencia inexcusable de decir algo, declaran que eso ocurren como consecuencia de la acción humana… Y ya. Sin analizar las secuelas, sin criticar ni emitir un juicio condenatorio, sin proponer medidas que atajen esta gravísima situación crucial para la supervivencia humana. ¿Sería raro, verdad?

Pues hay feministas que están haciendo algo similar ante las barbaries y brutalidades que homologan e imponen las Leyes trans.

Y digo feministas. O sea, no hablo de esas que, sin haber leído ni una palabra de feminismo, sin haber militado nunca ni haber reflexionado absolutamente nada se denominan tales porque les parece que mola … Ni hablo de esas que se dicen feministas, para, luego, dedicarse en cuerpo y alma a atacar todos los objetivos del feminismo.

Hablo de mujeres que sí han leído y han pensado el feminismo, pero que, cuando empezó el enfrentamiento entre el feminismo y el transactivismo se pusieron a mirar para otro lado y así siguen…

Hacen como que no se enteran de lo que está pasando: todo el feminismo en pie, analizando y escribiendo sobre esta brutal agresión y ellas como si nada, mirando el paisaje, oliendo florecillas campestres, hablando de unas cosas y otras… salvo de este asunto. Y aún suponiendo (y ya es mucho suponer) que no les llegaran noticias por sus amigas, conocidas o desconocidas feministas, solo con echar una ojeada a los medios de comunicación (estos, contrariamente a las feministas, laudatorios) ¿no se enteran de que este tema es “el tema”? Pues no.

Y cuando ya no les queda más remedio que decir algo, salen por la tangente: especulan en abstracto. Sueltan cosas como: “Existen personas transexuales” ¡ah! ¿Y ya? Eso lo sabemos, lo que queremos es conocer su opinión sobre esta feroz campaña de anulación de las mujeres y de adoctrinamiento de la infancia y juventud para que, al más mínimo malestar respecto a los corsés de género, se hormonen y se operen. Sueltan: “Es un fenómeno producto de los tiempos modernos” … Ya, claro, pero ante este fenómeno mundialmente programado y potenciado y de tan graves consecuencias, lo que esperamos es que nos digan, por ejemplo:

  • ¿Qué piensan sobre los protocolos escolares de adoctrinamiento trans? ¿aprueban esas instrucciones para detectar niños y niñas que, en cuanto no cumplen con los estereotipos de género, son declarados del sexo opuesto?
  • ¿No piensan que esos folletos y esa propaganda aleccionando a padres, madres, profesorado y alumnado en principios patriarcales, son radicalmente contrarios a lo que venimos propugnando y reclamando las feministas?
  • ¿Qué opinan del hecho de que menores que necesitan permiso de sus padres para salir del edificio escolar durante el recreo, puedan, sin embargo, iniciar una transición irreversible a espaldas de ellos?
  • ¿Qué opinan de las graves sanciones que la ley prevé para quien sostenga que esos y esas menores deben ser atendidos por profesionales a fin de analizar por qué rechazan su realidad sexuada y qué origen tienen sus angustias y sus miedos?
  • ¿Qué opinan de las penas, multas, cancelaciones y acoso que sufren las feministas que no acatan los dogmas de la religión queer?  
  • ¿Qué opinan sobre las consecuencias que tendrá para las mujeres la confusión entre sexo y género, la autodeterminación sin más requisitos, la anulación de facto de algunas de las leyes que protegen a las mujeres y la imposibilidad de analizar factores de desigualdad a fin de intentar paliarla?

No se trata de enumerar aquí los nefastos resultados de esa ley, sino de plantear: ¿cómo se apañan esas feministas con su conciencia para seguir calladitas o diciendo vaguedades?

Incluso si en algunos puntos subscriben la ley ¿cómo pueden callar en público sobre la hormonación y amputación de menores mientras que en privado dicen disentir de tal barbarie?

¿Cómo siendo demócratas –y esto vale incluso para quienes no son feministas- no se sublevan ante el hecho de que la ley se apruebe en “petit comité”, impidiendo el debate público?

¿Cómo pueden seguir levitando por las nubes?

Y sí, ya sé que, si se aprueba la ley, cuando sus nefastas consecuencias se empiecen a notar, dirán que ellas disentían, pero que la “polarización y el extremismo” de este debate les impidió posicionarse… Y si la ley no se aprueba y conseguimos poner al descubierto ante la opinión pública las atrocidades e injusticias que promueve, dirán lo mismo.  

Pues que no esperen, que hablen ya: estamos deseando oír su “equilibrada” propuesta.

Porque les va a dar tortícolis a fuerza de mirar para otro lado.

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