El posfascismo se asienta en Italia, y vientos que no se recordaban en el país desde el final de la II Guerra Mundial vuelven a soplar en medio de un descalabro sin precedentes del centro liberal y la izquierda. Así, la coalición de conservadores, posfascistas y populistas, liderada por Giorgia Meloni, logra el 44% de los votos en el país alpino con una abstención histórica que mustran la desilusión de una mayoría de población ante el futuro.
La ultraderecha multiplica por cinco su representación en Congreso y Senado y su lideresa, Giorgia Meloni, se prepara para ser la nueva primera ministra por su partido, Hermanos de Italia, una organización que vive un ascenso meteórico en un país arruinado y sin alternativas para una clase trabajadora abandonada por la izquierda.
Esta madrugada, la política declaraba en un hotel en el centro de Roma que «los italianos han mandado un mensaje claro, quieren un Gobierno de centro derecha guiado por Hermanos de Italia. Es una noche de orgullo, de reivindicación, de lágrimas, de sueños y recuerdos, que dedicar a los que ya no están y merecían haberlo visto. Pero éste es sólo el punto de partida, no de llegada. Italia nos ha elegido y no la traicionaremos.
