El fascismo actual en Italia y España

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A la hora en que escribo este artículo Italia, otro país de Europa, amenaza con caer en manos del fascismo, con el agravante de que en este caso sería reincidente.

En caso de producirse este preocupante acontecimiento volveremos sobre Meloni y sus Fratelli d’Italia, pero como prefiero escribir sobre hechos consumados, a día de hoy creo mejor analizar la situación que en España atraviesa el partido que representa a dicha tendencia, porque, de momento ―sólo de momento―, Vox, el partido más representativo de la extrema derecha patria, que ha llegado a llevar a sus mítines a Meloni, parece estar limitado en su capacidad de acción por un cisma muy llamativo provocado por el enfrentamiento y las ambiciones personales de Macarena Olona, la que fuera su cabeza de lista en Andalucía.

De momento su choque con Abascal nos está permitiendo conocer el estilo que se gastaba en este partido. En el momento en que me siento a escribir, la Olona, molesta por una grosería entre las miles que se vierten en twitter, ha desvelado que el perfil que difundió ese comentario obsceno, Españabola Ledesma, era un troll a sueldo del partido y le ha amenazado con que, de seguir acosándola, revelará su identidad. Lo más interesante viene, sin embargo, cuando analizamos quién era este empleado de Vox. Resulta que esta cuenta llevaba un mensaje nazi en su perfil: AHTR, iniciales muy conocidas en este mundillo, ya que corresponden a «Adolf Hitler tenía razón», y ha sido muy activa en la promoción de bulos por parte de la ultraderecha. Por si esto fuera poco, varias cuentas vinculadas a este sujeto habían pasado en su día la dirección de El Jueves a grupos violentos nazis para que represaliaran debidamente a esta revista por unos chistes sobre Vox que no les habían gustado. Españabola ha sido visto, incluso, participando de la campaña de varios trolls ultras españoles haciendo llegar a los talibanes los chistes sobre Mahoma o el islam que aparecían en la citada publicación para incitar a repetir los sucesos ocurridos en el Charlie Hebdo.

Todo esto nos permite descubrir varias cosas muy interesantes sobre este partido del «centro derecha democrático» español.

1) Vox tiene una red organizada de trolls de ultraderecha a sueldo.

2) Dichos trolls exhiben mensajes neonazis, lo cual inhabilita al partido extremoderechista a volver a hacerse los ofendiditos cuando se les llame nazis o fascistas. En realidad, todos lo sabíamos, pero ya hay pruebas.

3) Sí, esos neonazis se dedican a acosos y extorsiones propios de esa tendencia. No existe tal cosa como una ultraderecha democrática. Otra obviedad, pero que algunos se empecinaban en negar.

Si me lee algún jurista que me corrija, pero de acuerdo con las leyes españolas, a mi entender, todo lo anterior da pie a la ilegalización del partido verde. Desde luego, si son el brazo político de una banda de neonazis dedicada a la amenaza y la extorsión no hay motivo para que vuelvan a acudir a una cita política.

Pero me temo que nadie tomará medidas, porque de hecho, para saber todo esto, hemos tenido que esperar a una guerra civil en la ultraderecha donde unos y otros se pongan a exhibir sus vergüenzas. El aparato mediático que ha publicado innumerables bulos y causas absurdas contra partidos de izquierda no moverá un dedo ahora que tiene datos fehacientes de todo lo dicho. De momento, la primera reacción del troll a sueldo Españabola ha sido borrar su acrónimo nazi de su perfil, decisión difícil de comprender como no sea una orden directa del partido. Todo lo que de aquí salga será el daño que una y otra facción de la ultraderecha española se haga entre sí, y alguno de los protagonistas caerá, pero la ultraderecha seguirá ahí, y todos los poderes fácticos continuarán dándoles cancha. Solo una acción decidida de la ciudadanía podría cambiar la línea de actuación y decidir a las autoridades a hacer algo al respecto.

Volviendo a la comparación con los Fratelli d’Italia con la que abríamos el artículo, hemos visto que en Italia, donde el fascismo sí fue derrotado por las armas, está plenamente reconstruido. Eso ha sido posible por la conjunción de muchos poderes ocultos, incluidos la OTAN y su Operación Gladio, decididos desde casi el día siguiente a la Segunda Guerra Mundial a reconstruirlo. Si la extrema derecha española anda ahora a puñaladas entre sí, en Italia no solo está unida, sino que ha absorbido a fuerzas de la supuesta derecha güena y moderada. Aún recuerda este villano cuando algunos se subían por las paredes si se comparaba a Berlusconi con Mussolini y el fascismo, ya saben: A todo le llamáis fascismo, veis nazis por todas partes, etcétera. Bueno, la hoy amenazante Meloni fue ministra de Berlusconi, como varios miembros de la Liga, y hoy il cavaliere acude de la mano de esta. Además, como los trolls de Vox, Meloni es muy fácil de relacionar con la violencia ultra: la misma organización juvenil de extrema derecha en la que militó la actual líder de los fratelli dio muchos efectivos al grupo ultra Ordine Nuovo, fundamental en los atentados de falsa bandera de la Operación Gladio.

Con todo esto quiero decir que, cuando hay voluntad de favorecerla, la extrema derecha echa raíces en cualquier lugar. Siempre será así, ya que los grupos de poder se sienten seguros con ella. El peligro siempre estará presente, aunque sea de forma latente. De la experiencia de los italianos nosotros aún podemos aprender. En cualquier caso, tanto italianos, españoles o miembros de cualquier otra nacionalidad deben ser conscientes de que la batalla contra el fascismo es larga y duradera. Me temo que en esta columna volveremos sobre el asunto de Meloni.

El perfil del troll profesional Españabola Ledesma, antes y después de borrar su proclama nazi.

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