El mundo Disney de los “progres-guay-izquierdosos”

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Pilar Aguilar Carrascoanalista y crítica de cine.

La CUP ha presentado una enmienda a la totalidad de la ley contra la prostitución. La CUP aboga por considerarla un trabajo como cualquier otro, y concretamente, un «conjunto de prácticas que se dan en el marco de la prostitución consentida y sin coacción y que están sujetas a una relación mercantil».

Y se toman la molestia de aclarar que el consentimiento tiene que ser «libre», «informado», «concreto», «reversible» y «libre de violencia machista y de coacciones en los términos que define la legislación vigente».

Un trabajo como otro cualquiera, dicen… Entonces ¿le aplicarán la ley de riesgos laborales? Si lo hacen, los puteros van a tener muy difícil eso de sobar, babear y penetrar mujeres a su gusto y capricho… Deberán, entre otras exigencias, presentar certificados -actualizados como mucho del día anterior- de que no padecen ninguna enfermedad contagiosa ¿no? Y las mujeres prostituidas tendrán derecho a fines de semana, horas extras, vacaciones pagadas, bajas por maternidad, etc. Si la prostitución es un trabajo como otro cualquiera, lo que hasta ahora se consideraba acoso del jefe a cambio de “favores” pasará a tipificarse como oferta de ampliación de horas laborales ¿No? En cualquier contrato de trabajo se podrán incluir “servicios y tareas” de prostitución (chupársela al jefe dos veces por semana, por ejemplo). Cierto, firmar o no el contrato será “libre, consentido, informado, reversible y sin que te pongan una pistola en el pecho, etc.”. O sea, que, si una no quiere, pues nada, nadie la obliga, simplemente no conseguirá el empleo y ya vendrá otra (“libre, informada”, etc.) que acepte las condiciones estipuladas…

Es más, si penetrar una mujer que no siente deseo sexual es una “relación mercantil”, quien no pague por ello comete un delito mercantil. O sea, violar a una mujer pasa a ser un hurto, equivalente al de, pongamos por caso, robarle el móvil a quien ni se dedica a vender móviles ni, concretamente, quiere vender el suyo. Claro que un delito así no puede ser penalizado con 10 años de cárcel (máxime cuando un móvil puede costar 500 o 1000€ y el cuerpo de una mujer “cuesta” unos 30 o 50€).

¿Los niñatos y niñatas (presumen de contraculturales, pero son niñatos y niñatas) que pergeñan estas propuestas se paran a pensar lo que implican? Yo creo que no porque, si lo pensaran, les daría vergüenza.

También te preguntas en qué mundo viven estos niñatos y niñatas cuando hablan de consentimiento «libre de violencia machista y de coacciones en los términos que define la legislación vigente» ¿No saben que millones de trabajadores “consienten” en ser explotados? ¿Quién los amenaza para que trabajen hasta deslomarse, en condiciones duras y por 900€ (si llegan)? ¿No saben que ese mismo consentimiento funciona con las mujeres mil veces más porque desde que nacemos somos adiestradas y condicionadas para consentir? ¿Eres mujer? Pues amas, cuidas, empatizas… Las mujeres cocinan, friegan y se ocupan de toda la familia sin que nadie les da latigazos. Sus maridos o parejas no les ponen un cuchillo en el cuello al tiempo que les dicen: “Vuélvete que te la meta”. No es necesario, ellas consienten. “Consienten” en perder tiempo, dinero y energías a fin de gustar al otro (aunque saben que nunca será suficiente). Algunas “consienten” hasta el punto de tardar años en denunciar a tipejos que les pegan, las amenazan, las desprecian… 

Esa es la realidad del “consentimiento libre, informado y etc.”, pero estos niñatos y niñatas viven en un mundo Disney y creen posible la “libertad” y “el libre comercio” en un mundo sin igualdad.

Usan palabrería “revolucionaria” pero su pensamiento es profundamente liberal, pazguato, individualista, infantiloide, antimarxista… Ignoran el poder de las estructuras y superestructuras materiales, culturales, sociales…

Cierto que muchas personas pican y se tragan estas oriflamas pseudorevolucionarias… Y –aun sin comulgar con todo lo que dicen- los consideran de izquierdas.

Y no, no pueden ser de izquierdas si piensan que es posible el “libre comercio” entre quien tiene el poder y quien no lo tiene. No puede ser de izquierdas quien obvia el funcionamiento real de la sociedad y cree que va de “deseos”, “identidades”, “diversidades”, “individualidades”, “subjetividades”.

No puede ser de izquierdas quien ignora el sometimiento en el que el patriarcado encierra a las mujeres (la mitad de la humanidad). No es de izquierdas quien minusvalora la sumisión a la que están sometidas. No es de izquierdas quien considera que el cuerpo de las mujeres es objeto mercantil de uso, disfrute y aprovechamiento para otros (prostitución, vientres de alquiler, almacén de “piezas de recambio” de órganos) … NO.

No es de izquierdas quien no tenga un horizonte utópico de igualdad. No solo no es de izquierdas, es profundamente reaccionario, despreciable y cruel.

Y nuestro deber es desenmascarar a esta gente, sin buscarles excusas.

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