¿Nos duele? Sí, nos duele

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Pilar Aguilar Carrasco, Analista y crítica de cine.

¿En qué consiste ser de izquierdas? Respuesta compleja, sin duda, pero que puede resumirse así: en luchar por la igualdad entre los seres humanos. Y ¿cuáles son las principales injusticias y desigualdades que corroen a la humanidad? La pobreza y el sometimiento de las mujeres, ambas englobadas, agudizadas y exacerbadas por la crisis climática.

Por eso es inadmisible que quienes se dicen de izquierdas, ignoren o menosprecien estas realidades.

Porque ¿qué nos dicen los datos? Pues, por ejemplo, que fundamentalmente contaminan las clases pudientes, pero que la contaminación perjudica, sobre todo, a los pobres. Nos dicen, más globalmente, que, ante cualquier catástrofe o crisis (desde guerras al coronavirus, pasando por los desastres que ocasiona –y, sobre todo, ocasionará- el deterioro climático: hambrunas, sequías, inundaciones, tornados, etc. los peor parados son los pobres. Y ¿quiénes son los pobres de los pobres? Pues LAS pobres. Eso ya lo dijo Engels y siguen diciéndolo también los datos. Lo de “las mujeres y los niños primero” solo funciona en negativo: los niños y las mujeres son las primeras víctimas de todos los golpes y desgracias.

Ejemplo: si hay poco que comer, son las mujeres quienes menos comen (y encima, cocinan y sirven la mesa). Así, un pobre de Afganistán pasa hambre y vive sometido a poderes arbitrarios, pero su mujer pasa más hambre y vive infinitamente (infinitamente, repito) más esclavizada.

Además, todas las mujeres –incluidas las que no son pobres y las que viven en países legalmente igualitarios- pueden ser violadas, maltratadas, humilladas, sometidas, ninguneadas. Es decir, a las opresiones, explotaciones, agresiones y desigualdades generales, las mujeres han de añadir las que se les imponen por su sexo. Y, repito: son datos objetivos y contrastados.

Sin embargo, aunque parezca mentira, hay gente que se dice de izquierdas y considera que la crisis climática es secundaria, que se puede dejar ahí, aparcada, sin darle YA respuestas contundentes, sin ponerla en primer plano de todas y cada una de las políticas que se practiquen o se propongan.

También hay gente que se dice de izquierdas pero que no se toma en serio la opresión de las mujeres. Explícita y públicamente no la niegan, pero, en el fondo, les parece asunto de menor cuantía. Tienen muchas cosas en las que pensar, muchos asuntos que gestionar y resolver, muchos papeles que leer, muchas reuniones a las que acudir… En fin, que no van a “perder tiempo” leyendo “proclamas” feministas, ni estudiando dossiers sobre violencias, explotación, sometimiento de las mujeres, ni escuchando a las organizaciones que luchan activamente contra tan brutal realidad.

Se sacuden el problema arguyendo que ya hay ministras “del ramo”: una que se ocupa de “lo de la ecología” y otra que se ocupa de “las cosas de las mujeres” (dejemos de lado el espinoso asunto de si, realmente, el Ministerio de Igualdad se ocupa de eso).

Pero resulta que ni la crisis climática ni la situación de las mujeres son “negociados” parciales: afectan profunda y radicalmente a toda la humanidad y le afectan en todos los aspectos. Por lo tanto, quien busque la igualdad entre los seres humanos no puede obviar la crisis climática ni puede ignorar que la mitad de la población sufre el doble y padece, además, maltratos específicos.

Pero, por supuesto, no todos los que no prestan atención (o solo la prestan de boquilla) a ambos problemas son igualmente desalmados.

O sea, entre una persona afín a UP y otra afín a VOX no hay color. Ni ético, ni ideológico ni político. Lo recalco para que quede bien claro: ni el machismo militante, ni la preocupación por el bienestar de la mayoría o por la pobreza, ni la inquietud por el medio ambiente, etc. etc. de unos y otros son iguales. No hago, pues, un batiburrillo, ni meto a todo el mundo en el mismo saco.

Creo que Yolanda Díaz es probablemente una de los miembros del gobierno con mayor conciencia social. Considero que es muy inteligente y está preparada.

Pero, justamente por eso, me duele más que no sea feminista y que el asunto le importe un rábano.

Ya sé: hay quien piensa lo contrario arguyendo que se ha reunido, paseado y fotografiado con otras cuatro mujeres. Si bastara con eso, las fotos de boda de la novia con sus amigas serían un concentrado de feminismo. Pero una reunión de mujeres solo es feminista si tiene como objetivo analizar las opresiones que padecen sus semejantes y buscarles solución.

Estas mujeres, al hacer una reunión de “chicas entre ellas” sin presentar ni propuestas, ni programa de contenido político, demuestran, por el contrario, lo asumidos e interiorizados que tienen los mandatos patriarcales.

Más aún, al coaligarse con Colau, Oltra, Mónica García, defensoras de la prostitución, los vientres de alquiler y del transactivismo, y con Fátima Hamed, defensora explícita de los preceptos patriarcales de su religión (faltaba una monja con hábito) Díaz favorece al machismo exacerbado. Nota: no atacamos las prácticas religiosas privadas de cada cual; no me importa si Hamed cree en Mahoma o si Colau va a misa. Hablamos de representación política.

Y sí, lo confieso de nuevo: me duele profundamente que Yolanda Díaz tenga en tan enorme desconsideración los derechos de las mujeres.

Nos duele a muchas, pero debemos denunciarlo. Si quitamos importancia a estos hechos, nos hacemos cómplices.

2 COMENTARIOS

  1. Pilar Agilar Carrasco, ¿ De dónde sacas que ha Yolanda Díaz » No es femenista y que el asunto le importa un rábano». Lamento que el articulo, que arranca ,a mi entender con , muy bien se pierda con afirmaciones como la anterior. Sería bueno no perderse de esta manera. Si Yolanda como afirmas tiene una elevada conciencia social, creo que no deberías, en ese momento decir ciertas cosas, te pierdes. Me pregunto : ¿ Qué puede haber detrás de tales afirmaciones ? .Quizas deberíamos ser un poco más cuidadosos.

  2. En este fragmento del artículo Pilar argumenta perfectamente el por qué dice que Yolanda Díaz no es feminista:
    «Estas mujeres, al hacer una reunión de “chicas entre ellas” sin presentar ni propuestas, ni programa de contenido político, demuestran, por el contrario, lo asumidos e interiorizados que tienen los mandatos patriarcales.

    Más aún, al coaligarse con Colau, Oltra, Mónica García, defensoras de la prostitución, los vientres de alquiler y del transactivismo, y con Fátima Hamed, defensora explícita de los preceptos patriarcales de su religión (faltaba una monja con hábito) Díaz favorece al machismo exacerbado.»
    Por supuesto contesto intentando no perderme y siendo muy cuidadoso…

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