Con el Anteproyecto de la nueva Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU) presentado por el Gobierno el pasado 31 de agosto, España vuelve a caer en la tela de araña de las medidas aprobadas en el tiempo a través del Plan Bolonia de Ministros de Educación comunitarios en la creación del Espacio Europeo de Educación Superior en 1999 y de las directrices de la Unión Europea, que aunque no tiene facultades legislativas en educación sí influye y complementa la acción de los Estados miembros, de conformidad con lo dispuesto en los Art. 165 y 166 del Tratado de Funcionamiento de la UE.
¿Cómo trabaja la UE? Con la motivación del palo y la zanahoria, la UE financia tal política educacional mediante los Fondos Estructurales y de Inversión de la UE, la Garantía Juvenil, el Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas y el programa Erasmus+.
La LOSU sigue los pasos en materia educacional del Gobierno que aprobó la Ley Orgánica de Ordenación e Integración de la Formación Profesional, que ajusta los perfiles profesionales a las demandas de las empresas y su carácter dual.
¿Qué esconde y daña a la clase trabajadora? Respondiendo a intereses de clase favorece la absorción paulatina por parte del capital privado de la Universidad pública y su autonomía en sus aspectos educativos y de investigación.
Bajo el velo de la modernización de Universidad para “conectar la enseñanza superior y la investigación con la sociedad” en realidad introduce a través de los Consejos Sociales la representación de las empresas presentes en cada universidad y ganan peso en la dirección de las Universidades.
Mediante la «Mención Dual» la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) plantea desarrollar la mención tanto de Graduado dual como de Máster dual para la Universidad 2030 con el objetivo de «vincular la formación académica al entorno laboral» y crear así un entendimiento con las empresas y las entidades que permita la configuración de un «currículum compartido» para el estudiantado, que equivale a decir un aumento de prácticas no laborales, regidas por fuera del derecho laboral vigente; en los planes de estudio y, en consecuencia, incrementar el margen de maniobra de las empresas para tener al estudiantado como mano de obra precarizada simplemente esclava de su futuro académico.
Quien paga manda
Que el mecenazgo de las empresas privadas financien entidades públicas como la Universidad pública pondrá en bandeja de plata a su servicio particular la capacidad productiva e inversión del Estado y de paso ampliar el margen de acumulación de capital y reproducir uno de los aspectos esenciales del aparato ideológico de la burguesía.
La Universidad forma parte de la superestructura en la que se inserta la lógica de ampliar el margen de beneficio capitalista, dejando a un lado intentar mejorar el acceso de las clase trabajadora, que el desarrollo académico del estudiante esté determinado por la desigualdad de clase y favoreciendo la división clasista del trabajo y unos intereses productivos basados en la enajenación del trabajo ajeno y la constante desvalorización y destrucción de las fuerzas productivas.
La educación como instrumento de reproducción ideológica del poder capitalista
La educación es un ámbito de especial importancia para el neoliberalismo. En primer lugar, porque reclama que se considere como un bien de consumo, que debe ofrecerse en un mercado libre, venderse, comprarse y ser rentable en términos económicos. En segundo lugar, porque, al entender que la Universidad es un poderoso mecanismo de control ideológico exige al Estado el ejercicio de un férreo control del currículum, con el fin de que la Universidad como fábrica de titulaciones produzca el tipo de personal laboral que necesita el sistema capitalista de mercado en la industria y la investigación.
Las políticas sociales de la UE en su desarrollo e imposición a los estados miembros están inscritas de lleno en el neoliberalismo, ese nuevo universalismo de un capitalismo diferencialista, aquel que homogeneiza a través del mercado e instrumentaliza mediante la heterogeneidad, la educación no deja de ser uno de los ejes de la reproducción ideológica del poder capitalista y generar las condiciones para darle continuidad al mismo en el marco comunitario.