La estrategia del Comando Sur en Latinoamérica

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Hace 3 meses visitaba la Argentina el actual almirante norteamericano Craig S. Faller, jefe del Comando Sur de EEUU y no ha tardado tiempo en que se ha denunciado en los medios el reinicio de las obras de construcción del llamado «Comité de Emergencias de Neuquén» (COE)  con fondos donados por el US. Southern Command para una “Base humanitaria” en la provincia de Neuquén.

Antecedentes

En 2017 el entonces embajador estadounidense interino, Tom Cooney, visitaba el paraje y destacaba las inversiones que realizarían las transnacionales Chevron y Exxon Mobil en el vecino yacimiento petrolífero de Vaca Muerta, segundo reservorio mundial de shale gas. En abril 2018 se conoció la noticia de que el Comando Sur lograba imponer al gobierno argentino construir una base militar en la provincia, anteriormente el Coronel Edwin Passmore había realizado gestiones en la provincia norteña del Chaco pero fue desechado este primer intento estadounidense para  implantar un Programa de Ayuda Humanitaria en suelo argentino.

El 7 de mayo 2021 se informó  que “técnicos” norteamericanos habían empezado a construir las instalaciones, donadas por el Comando Sur en concepto de «Ayuda humanitaria» en donde residiría la Defensa Civil de dicha provincia en caso de desastres naturales. El costo de la obra ascendería a 2 millones de dólares y constaría de una sede con una nave de 600 m² que funcionaría como centro de evacuación ante catástrofes naturales eventuales y un campamento con capacidad de albergar hasta 500 personas. Se ubicaría sobre la Autovía Norte y cerca del centro de distribución estratégica del aeropuerto internacional J.D. Perón y mira por donde estratégicamente a 8 kms del lugar donde la empresa YPF encontró en 2011 «un mega yacimiento de petróleo», el de Vaca Muerta.

Modus operandi

El anterior Comandante del Comando Sur,  almirante Kurt Tidd, en febrero del 2018 exponía a las claras en el Congreso el escenario planeado para el futuro fundado en la Estrategia de Defensa Nacional (2018) y la Estrategia de Seguridad Nacional (2017-2018):  «En términos de proximidad geográfica, comercio, inmigración y cultura, no hay otra parte del mundo que afecte más la vida cotidiana de Estados Unidos que América Central, América del Sur y el Caribe». 

El propio organismo militar Southern Command en su web oficial describe que “el Comando Sur de EE.UU aprovecha las capacidades de respuesta rápida, la colaboración de naciones socias y la cooperación regional dentro de nuestra área de responsabilidad para apoyar los objetivos de seguridad nacional de los EEUU, defender los acercamientos sureños de EEUU y promover la seguridad y la estabilidad regional”.

Cuando un Imperio proclama la paz trae la guerra, cuando exalta la solidaridad esconde un ataque, cuando reclama adhesión trama entrega y cuando ofrece amistad distribuye hipocresía.” Gustavo Cirigliano

EEUU fiel a la vieja doctrina monroista de «América para los (norte)americanos». La meta, apoderarse de los recursos naturales y el control geoestratégico de la región. De las 76 bases, 12 están en Panamá, 12 en Puerto Rico, 9 en Colombia, 8 en Perñú, 3 en Honduras, 2 en Paraguay, y ahora en Argentina.  EEUU tras de la Guerra Fría estableció la delimitación territorial del planeta en cinco regiones que en ese momento se reafirmaban bajo la supervisión de diferentes Comandos que actualmente son nueve: Northern, Central, European, Pacific, Southern, African, Special Operations C., Strategic C., y Transportations C., junto con la Guardia Nacional de Estados Unidos. Para el caso de la Argentina desde 2016 la Guardia Nacional de Georgia ha sido seleccionada como socio estadounidense para la República Argentina en el marco del Programa de Colaboración Estatal del Departamento de Defensa (SPP) que asocia estados de dicho país con diversos países del mundo con el propósito de sostener los objetivos de cooperación del Comando geográfico de Combatientes Unificado (CMDs).

División global de la hegemonía militar estadounidense

En junio de este año trascendió la visita de una delegación de la Fuerza Aérea Argentina (FAA) encabezada por el General, Brigadier Mayor Xavier Julián Isaac, Jefe de Estado Mayor General, enmarcada en la relación existente entre la Guardia Nacional de Georgia y la FAA que recorrió las instalaciones de la 165th Airlift Wing, unidad de la Guardia Nacional de Georgia equipada con el Lockheed C-130H Hércules.

La intención velada de las «Bases humanitarias»

Todo comenzó cuando el Comando Sur y la embajada norteamericana en Buenos Aires impulsaron el “Programa de Fortalecimiento del Sistema Provincial de Emergencias” que fue aprobado en 2006 cómplicemente por el ex ministro Aníbal Fernández como un aporte a los programas sociales que desarrollaba el gobierno peronista. De esta manera y ocultando las reales intenciones se posibilitaba la entrada de dicho Comando en territorio argentino por la puerta de servicio. Esto implicó realizar inicialmente campañas de «concientización humanitaria» del público para lograr el objetivo de establecer, en un futuro que manifestaron cercano, personal de colaboración de «ayuda humanitaria», tal como había ocurrido con anterioridad en Ecuador, Honduras, Costa Rica, Paraguay y Colombia. Históricamente es conocida la triple misión de las embajadas, la presión de FMI con la deuda pública y la presencia de organismos militares de EEUU en los diversos programas civiles y militares del país para ayuda, capacitación, intercambio, cooperación, relación bilateral que culminan en la realización de ejercicios militares “combinados” con los efectivos de los países involucrados.

Tareas encomendadas

En el SIAD (Sistema de intercambio interamericano de Defensa) creado por EEUU, el Comando Sur cumple su cometido, Washington ofrece un componente humanitario visible al público, estructurado sobre actividades que la sociedad visualiza como humanitarias y desinteresadas para justificar una interacción bilateral. Se autodenominan como: ayuda humanitaria, sanidad y salud pública, emergencias y desastres naturales, DDHH, seguridad, lucha contra el narcotráfico y el narcoterrorismo. Pero por otro lado existe un componente invisible que se encuadra en los objetivos estratégicos afines a los intereses de EEUU y muchas veces contrapuestos a los del país asistido conducidos por un comando militar extranjero.

La geografía del saqueo

Si se observa su localización están en zonas ricas en recursos naturales estratégicos para que Washington mantenga su poder hegemónico imperial, los llamados bienes comunes: tierras de interés agrícola, acuífero guaraní en la Triple frontera de Paraguay, Brasil y Argentina, minerales (litio boliviano), hidrocarburos (Vaca Muerta), la biodiversidad al servicio de la Big PHarma, el 80% de los medicamentos elaborados en el mundo tienen su base en la flora de bosques y selvas regionales.

A esta operatoria se suman los ”Acuerdos de Cooperación” que los distintos gobiernos nacionales argentinos vienen manteniendo con EEUU en el plano militar y civil; por ejemplo para capacitación de civiles y militares con instructores estadounidenses, como son los Programas Internacionales para Educación y Entrenamiento Militar; de Seguridad de Fronteras y Control de Exportaciones; y de Asistencia Antiterrorista, también Washington provee fondos para educación y entrenamiento policial.

El propio Comando Sur afirma que «estas estructuras de cooperación facilitan la interacción militar con militares de la zona la cual es necesaria para “mantener un contacto regular que construya confianza e intercambio de información relevante para la seguridad regional.” Permite conocer cómo trabajan otros militares (sus procedimientos y capacidades de comando y control) considerados importantes para una futura cooperación. Los militares estadounidenses buscan a través de estos programas penetrar en el factor humano, construir relaciones interpersonales con oficiales de otros países, amistad con los altos jefes y aumentar el acceso a los militares de la Región para convertirlos en potenciales aliados en futuros conflictos.

Cuando ha sido alcanzada cierta aceptación de su accionar por la sociedad y se ha logrado un nivel de organización aceptable, surgirá naturalmente la necesidad de instalar, un Centro de coordinación antidrogas en la localidad, con ello las bases militares serían entonces Centros de seguridad cooperativa. Ellas podrán materializarse como instalaciones inocuas que podrían traer progreso a la zona. Para ello bastará con que el Comando Sur logre disponer de estructuras, terrenos, almacenes, rutas, aeródromos, puertos que podrán ser concesionados, alquilados y/o mantenidos por la nación anfitriona, y en servicio con poco personal permanente o temporario,  bases encubiertas, listas para ser completamente activadas, podrán tener facilidades y equipamiento predeterminado para albergar rotación de fuerzas y actuar como centros de entrenamiento regionales en operaciones combinadas con EEUU.

Estas instalaciones operacionales extraterritoriales de EEUU, con el pretexto de un “enemigo común” se transforman en Bases de operaciones principales (MOB), fortificaciones militares para comando, control y comunicaciones con fuerzas operativas permanentes; Bases de operaciones de Avanzada (FOB), extensión de la anterior para operaciones especiales y que incluye aeródromo, fondeadero o muelle; Centro operativo de avanzada (FOL), similar al anterior pero sin toda su infraestructura y primariamente utilizada para operaciones antidrogas; Centro de seguridad cooperativa (CSL), con poca o nula presencia permanente de los estadounidenses, mantenida por concesión o por el país anfitrión, funciona como centro para actividades de cooperación con éste, rotación de fuerzas, apoyo logístico y acceso ante contingencias. Bases como Comalapa, Aruba y Curaçao fueron clasificadas primero como (FOL), es decir para lucha antidrogas, y luego fueron redefinidas como CSL (de seguridad cooperativa) Todas se encuentran en lugares geográficos estratégicos con pistas de aterrizaje de 2,4 kilómetros de largo para aviones pesados, con capacidad para operación nocturna de aeronaves, control de tráfico aéreo, equipos de abastecimiento de combustible, bomberos, hangares, oficinas y almacenes. En ellas se registra la presencia continuada de aeronaves de combate, como los cazas supersónicos a reacción F-16 y F-15, aviones de reconocimiento y patrulla Orion P-3, aviones de Inteligencia de señales E-2 Aew, E-3 Awacs, aviones de rescate y tanques para reabastecimiento de combustible en vuelo como el Hércules HC-130, de transporte táctico como el Hércules C-130 y helicópteros de distinto porte.

Hay abundante evidencia de que en estas instalaciones de EE UU y en otras de mucho menor perfil se realizan en los hechos, operaciones militares encubiertas de la más diversa índole y que cumplen múltiples funciones estratégicas; entre ellas apoyar ataques militares contra organizaciones rebeldes locales que estorben los intereses de EE UU y sus aliados; y guerra de Inteligencia de señales electrónicas y de comunicaciones (caso reciente, el sabotaje cibernético contra el sistema eléctrico venezolano).

Las instalaciones estadounidenses cumplen además misiones de vigilancia y espionaje de los sistemas de armas y fuerzas militares del país anfitrión y sus vecinos, realizan acciones de infiltración, relevamiento, influencia y control sobre las Fuerzas Armadas y poblaciones de los países con el engaño que le traerán progreso local, bienestar económico, empleos y seguridad. La presencia militar latente de EEUU en la zona facilitará planes de despliegue rápido regional y global de sus fuerzas de tareas ante conflictos. También pueden actuar como elemento político disuasivo afín a los intereses económicos de Washington.

“La mayor amenaza para la región son los grupos delictivos transnacionales y China” Almirante Faller

Como prueba de esa vanguardia en el territorio tal como hacen las manadas de lobos en su comportamiento de expansión, el Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa William J. Perry y el Ministerio de Seguridad de Argentina copatrocinaron un seminario de dos días titulado «Contrarrestando las amenazas transnacionales en las Américas» para más de 80 participantes en Buenos Aires en julio de 2019. Las sesiones de seminario trataron temas como el narcotráfico, la seguridad fronteriza, el convergencia del terrorismo y la delincuencia, la lucha contra la financiación del terrorismo y el lavado de dinero, la ciberseguridad, el delito cibernético, los actores externos en las Américas.

En marzo 2021 en una conferencia organizada por el Centro Perry  el almirante Faller aseguró que el fortalecimiento de la cooperación es clave a la hora de combatir los principales problemas del Hemisferio Oeste. En esa línea, hizo referencia a la nueva guía de Defensa del gobierno del presidente Biden y aseguró que esta está enfocada en fortalecer las alianzas. “Nosotros queremos ayudar y trabajar con las fuerzas militares que respeten la fuerzas del orden, el rol de la mujer, etc”, aseguró.

Y no dejó de recalcar: «No hace falta más que ver los abusos a los derechos humanos, la corrupción, los tratados preferenciales, la diplomacia de las vacunas que tienen ahora. Y buscan convertirse en un socio ante la necesidad”, también advirtió de la influencia china contraria a la hegemonía norteamericana, Beijing “está activo buscando aumentar su influencia económica, en materia de tecnología, de seguridad urbana, de inteligencia artificial”.

Los tentáculos del Imperio

Una de las metas de las operaciones de Inteligencia de EEUU en Argentina es materializar, poco a poco, una progresiva presencia en el país que no necesariamente significa permanencia desde el inicio, ya que normalmente es un nivel cooperativo y humanitario con bajo perfil; pero luego y en el momento oportuno, se transforma en una intervención militar negociada. Estos ”Centros de ayuda humanitaria» que surgen con el supuesto objetivo de satisfacer las necesidades de las comunidades civiles, se han transformado y se transforman en formidables elementos castrenses, casi imposibles de eliminar.

Las prioridades geopolíticas de EEUU

La investigación periodística de Raúl Capote publicada en Granma a partir de los documentos publicados en los portales del Comando Sur y del Ministerio de Defensa estadounidense, advierte sobre la estrategia que aplicará en Latinoamérica durante los próximos 10 años, justificando sus acciones directas contra Cuba, Bolivia y Venezuela, que por mantener relaciones de cooperación con China, Rusia e Irán que son consideradas enemigos de Washington.

El artículo publicado por Granma refleja que el Comandante del Comando Sur, almirante Kurt Tidd, «en febrero del 2018 expuso ante el Congreso los escenarios planteados para el continente, objetivos, medios y estrategias acordes con la Estrategia de Defensa Nacional (2018) y la Estrategia de Seguridad Nacional (2017-2018)». «En términos de proximidad geográfica, comercio, inmigración y cultura, no hay otra parte del mundo que afecte más la vida cotidiana de EEUU que América Central, América del Sur y el Caribe», dijo Tidd.

Para no dejar lugar a dudas y lograr mantener la hegemonía de Washington en la región, resaltó Tidd que las amenazas latinoamericanas deben enfrentarse por medio de una «Red de Redes», operada por el Comando Sur. «Tres fuerzas de tarea conjunta actuarán en este plan: Fuerza de Tarea Conjunta-Bravo (Base Aérea de Soto Cano, Honduras), Fuerza de Tarea Conjunta de Guantánamo, La Fuerza de Tarea Interagencial y Conjunta-Sur (Cayo Hueso, Florida)».

¿Qué hacer ante el reimpulso del imperialismo estadounidense en América Latina?

El imperialismo estadounidense sigue desarrollándose en nuestro continente para mantener su hegemonía geoestratégica, ha incorporado recientemente los acuerdos para el uso del Centro de Lanzamiento Aeroespacial de Alcântara en Brasil; el uso de la Islas Galápagos, en Ecuador, por parte del ejército de EEUU, mientras sigue dando entrenamiento a militares, policías, guardias fronterizos y civiles de toda América Latina y el Caribe, en la base militar de Whinsec en el Fuerte Benning, como aborda Paola Gallo Peláez en Cuadernos Marxistas

 «…rastreando las políticas tomadas hacia la región a partir de la Doctrina Monroe, “América para los americanos”, de 1823, primera doctrina internacional que el imperio establece en su historia demostrando la importancia cardinal de la región. […] plantea la recurrencia histórica y la actualidad e importancia de la lucha antiimperialista en América Latina» 

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