El compositor griego Mikis Theodorakis falleció ayer en Atenas a la edad de 96 años. Pocos conocen su faceta de combatiente en la resistencia contra los nazis, faceta que nunca dejó de cultivar dadas la vicisitudes de su país. Representante del movimiento Neo Kyma, nueva ola en castellano, que hermanó en la difícil posguerra a compositores musicales con poetas en una manifestación de cultura popular sin parangón en Europa.
Ha pasado a la historia como el compositor y creador del sirtaki que bailan Anthony Quinn y Alan Bates en la película “Zorba, el griego” (1964). Esa metáfora de la resistencia del ser humano ante la adversidad le sobrevivirá por siempre. Apegado a la izquierda fue ministro tras el advenimiento de la democracia y cuatro veces diputado por el Partido Comunista y después por los conservadores de Nueva Democracia.
En su faceta de genio musical se diploma en composición y armonía en Atenas y se fue a París en los años cincuenta donde inicia giras por todo el mundo. Tras este periplo decide dar un giro hacia la música popular griega, que ya no abandonará jamás. Compuso música para ballets, músico el “Epitafio” de Ritsos, el “Axion Estí” de Odiseas Elytis y también “Canto General” de Neruda. Grecia entera llora la muerte del genio.