Desde el movimiento feminista internacional se lleva ya años denunciando el horror que supone la aprobación masiva y desaforada de leyes trans –de “identidad de género”, “autodeterminación de género”… o “de sexo”, como proponen en España–, en cuanto a la vulneración de derechos de las mujeres y la infancia en particular, y los de la población entera en general, pues es también notable la perversión de la libertad de expresión que suponen.
La última “argucia” del Ministerio de Igualdad –y del Gobierno en pleno, que no se crea el PSOE que va a salvarse de ser responsabilizado de este despropósito misógino–, para colarnos una ley que llevan años intentando colarnos, fue proponer la consulta popular en agosto, si en plenas vacaciones, y sin publicitar la apertura de dicha consulta –que finaliza el 16 de agosto– ni por Twitter –que tanto le gusta usar a la ministra Irene Montero y sus amiguis para dar pábulo a sus “lamentos” y ¿logros?–, ni por las páginas gubernamentales oficiales, ni por la prensa… en definitiva, lo que comúnmente ya se llama “con agostidad y alevosía”, sí, eso que tanto le han criticado al PP.
Pero no han pillado al feminismo desprevenido, y deberían haberlo imaginado si fuesen realmente feministas. Lamentablemente, el movimiento feminista español sabe que el Ministerio de Igualdad se ha convertido –¡oh, paradoja!– en su peor enemigo. Digo peor, porque el resto de los enemigos son viejos conocidos y, mal que bien, ya se sabe cómo combatirlos.
Así, Confluencia Movimiento Feminista ha realizado unas alegaciones muy completas, puestas a disposición de toda la ciudadanía para que sean presentadas, tanto de forma individual como por asociación, ante el Ministerio, y que os podéis descargar aquí. (http://movimientofeminista.org/alegaciones-cmf-apl-ley-trans-lgtbi/)
No quisiera dejar pasar la oportunidad de recordaros que es muy importante que presentéis de forma masiva estas alegaciones, pues será el mejor argumento a la hora de reclamar el casi obligado consenso que requeriría una ley que cambiaría de forma tan drástica la vida de toda la población, y que comprende cosas tan aberrantes como la posibilidad de comenzar a hormonar a niños desde los 12 años, o la retirada de la custodia y patria potestad a los progenitores que osen tratar de impedir –llevando a un terapeuta a sus hijos e hijas que sufran disforia– que sus criaturas mutilen sus cuerpos sin la necesaria reflexión y madurez. Y todo esto mientras en países de nuestro entorno, como es el caso de Reino Unido, Suecia y Finlandia detienen esas hormonaciones y mutilaciones en menores por las consecuencias irreversibles y dañinas que conllevan.
No me extiendo en el resto de las terribles consecuencias que traería la aprobación de este Anteproyecto de Ley, pues será mejor que los leáis en el argumentario y alegaciones que Confluencia ha realizado, os aseguro que son esclarecedoras.
Quiero que terminemos con el constructo social del género y comenzar a centrarnos en erradicar la violencia machista.