Continúan las provocaciones de colonos extremistas en Jerusalén

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Ayer domingo, en la Jerusalén ocupada, decenas de colonos israelíes extremistas, encabezados por el Ministro de Vivienda del gobierno sionista, asaltaron los patios de la Mezquita de Al Aqsa, protegidos con un fuerte cordón policial israelí.

Estos hechos, que no son en absoluto novedosos, se producen a lo largo de todas las semanas, por lo general entre los domingos y los jueves. Las incursiones que avivan la llama de la provocación y la violencia, se suelen desarrollar dos veces al día, antes de la oración del mediodía y después de la misma. Durante la oración, la policía israelí se aposta en la entrada a la mezquita y retiene las tarjetas de identidad de todas los palestinos que entran a orar.

Es significativo además que el Ministro de Vivienda acompañe a estas hordas de colonos extremistas; lo cual demuestra una vez más que en Israel, el gobierno y la legislación están al servicio de los colonos.

El barrio de Sheik Jarrah es una buena muestra de ello, así como otros barrios palestinos en Jerusalén. El Tribunal de Distrito de Jerusalén les ha dado la razón a los colonos que quieren echar de allí a los habitantes palestinos cuyas familias llevan viviendo allí por décadas, alegando que esa tierra pertenecía originalmente a los judíos. Las familias de Sheikh Jarrah tienen sus escrituras de propiedad, pero el tribunal israelí no las da por válida.

Las políticas israelíes de arrestos, demolición de estructuras, confiscación de tierras y desplazamiento forzado están en consonancia con el «equilibrio demográfico» del gobierno israelí en Jerusalén en un 70-30, limitando la población palestina en la ciudad al 30% aproximadamente. Este plan ha estado en vigor desde 1973, cuando la entonces primera ministra Golda Meir dio luz verde para lograr esta proporción. En 1990, Ariel Sharon, quien era el Ministro de Construcción y Vivienda en ese momento, puso en marcha los planes para construir bloques de asentamientos en mitad de los barrios palestinos de Jerusalén, con el fin de rodear, fragmentar y dispersar a los y las residentes palestinas.

Todas estas políticas están en línea con el plan de Israel llamado «Gran Jerusalén», que tiene como objetivo aislar los barrios palestinos circundantes de Jerusalén Este de la ciudad a través de la barrera de separación y la anexión de los asentamientos judíos. Como resultado, unos 140.000 palestinos de Jerusalén viven fuera de la barrera de separación y no pueden acceder a la ciudad.

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