El Servicio Público del taxi y las elecciones del 4 de Mayo: sobradamente legitimado y digno

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Cecilio González, taxista de Madrid, sindicalista, colaborador activo de la plataforma de colectivos en lucha «No Más Precariedad» y de las Marchas de la Dignidad. Candidato a la Asamblea de Madrid por Unidas Podemos en las próximas elecciones del 4 de Mayo.

Numerosas personas de fuera del sector con amplia trayectoria y visión global se sorprenden por la reacción negativa de una parte del sector a la inclusión de un taxista en la candidatura de Unidas Podemos. También algunos medios cuestionan o critican con argumentos peregrinos y tópicos, la invitación y la legitimidad de la participación de la sociedad civil (en este caso el servicio público del taxi) en las candidaturas para las  elecciones autonómicas del 4 de Mayo. Todo forma parte de una visión profundamente reaccionaria y si se me permite, antidemocrática.

En primer lugar, cualquier persona con nacionalidad española en posesión de sus derechos civiles y constitucionales puede ser candidata. Es más, todas en aras de la participación, deberían serlo alguna vez para desmitificar la política, y hacer de esta una herramienta útil para la vida en comunidad, que como palanca para construir el conjunto de normas para la convivencia, siempre será útil tener cercana la opinión ciudadana, la voz de la calle.

Y quién mejor que las personas del taxi, esas que componemos la España que madruga y que trasnocha trabajando en los servicios públicos para recoger la síntesis, como antropólogos del asfalto, de lo que palpita en la calle.

Además de todo el derecho individual y de la congruencia del asunto, está por delante lo más importante en esta situación, que es la oportunidad del derecho colectivo de un servicio público, centenario, que ha sido zarandeado y que tiene que defenderse, que se ha ganado a pulso su derecho a estar, su legitimidad para debatir en cualquier foro y más ahora cuando las fuerzas ultraliberales de los partidos de derechas ya han dicho por activa y por pasiva que no cuentan con nosotras para la futura movilidad en las ciudades, y apuestan por modelos desregulados sin normas que garanticen los derechos ciudadanos.

Así pues, como mínimo, hay una doble legitimidad. Cuestionarlo desde dentro con argumentos de supuestos castigos de un sector de posibles usuarios (que ya nos han dejado) y entrar en ese juego del ocupa que nos han instalado en la cabeza de ser «buenos» no destacar, ser simples existencialistas, sumisos y serviles. Es el viejo ideario de derechas del dictador: «no te metas en política» o «la política para los políticos». Y así nos va…

Yo a todos estos detractores les pregunto: dado que hay una guerra por el control de la movilidad en las ciudades y se quiere entregar un sector estratégico a las multinacionales extractivas, elusivas y precarizadoras, ¿no sería mejor que todos los partidos llevaran en sus listas a expertos sobre el terreno en cuestiones de movilidad? Eso sería lo lógico, y de sentido común, el menos común de los sentidos. Pero no. Sólo Unidas Podemos lleva un taxista, lo que dice mucho en favor de esta formación que desde el primer momento ha dejado claro que defiende a la ciudadanía defendiendo derechos humanos, servicios públicos y a la gente común. Sin postureo. Con claridad y firmeza con propuestas y programa, como decía el gran Julio Anguita.

Esa es la verdad, y vamos a defender el taxi por todas las personas, por sus derechos, para que las multinacionales no consigan otro «nicho de mercado» y pingües negocios a costa de la sociedad, saqueando a la ciudadanía con sus algoritmos manipulados y mermando la capacidad económica y la soberanía de España, llevándose el 30% a una guarida fiscal.

Hoy lo más español, lo más democrático y lo más útil socialmente es la economía social, circular y cercana. Hemos estado miles de años sin la multinacionales de la “Plutotecnia”, y podemos seguir avanzando sin ellos.

Utilizan la tecnología para llevarnos a la esclavitud del siglo XXI y no lo podemos consentir. La tecnología debe estar al servicio de la sociedad y no al servicio de unos pocos para ejercer un control social y mundial brutal que estallará por injusto. Y para evitar tan grandes injusticias solo hay un camino transitable: información, (por eso ellos hacen intoxicación) concienciación y participación.

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