¿Por qué caminamos por la carretera de la muerte de la Desbandá?

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El presente artículo forma parte del especial que lanza El Común en conmemoración del 90 aniversario de la proclamación de la II República Española, proyecto referente de la izquierda transformadora de este país, que sigue aspirando a un régimen de democracia plena casi un siglo después de aquella experiencia.

José Manuel Luque, Asociación La Desbandá.

Febrero de 1937. La ciudad de Málaga que cuenta con menos de 200.000 habitantes ha venido acogiendo a cerca de 100.000 refugiados/as de su provincia, de Cádiz, Sevilla, Córdoba y Granada. Se ha convertido en un entrante, muy vulnerable, en territorio enemigo que solo tiene una carretera que lo una al resto de la zona republicana: la carretera Málaga Almería.

Desde los primeros movimientos de la ofensiva sobre Málaga, a finales de enero, se incrementa la llegada a la ciudad de refugiados/as desde el occidente y el norte de la provincia. Con las tropas “nacionales” a las puertas de la ciudad, una huida, que ya es masiva, se desborda en dirección a Almería. En el camino se unirán mucha más gente de los pueblos de la costa, de la Axarquía y del interior de Granada.

Un número de personas que entonces se cifró en 150.000 y hoy sabemos que pudo alcanzar las 300.000 intenta huir, muchos/as para continuar apoyando la República, todos/as para huir del terror fascista que anuncia Queipo de Llano y que avalan las masacres que vienen realizando el ejercito sublevado, los mercenarios marroquíes y sus aliados internacionales.

Durante días esa columna civil es atacada por tierra, mar y aire por el ejército colonial sublevado, por el fascista italiano y por el nazi alemán. 56.000 llegaron a Almería. Otros miles continuaron caminando. Aproximadamente unas 5.000 personas murieron en aquellos días. Un número mucho mayor fueron fusiladas al verse obligadas a volver.

A pesar de su magnitud estos acontecimientos permanecieron en el práctico olvido hasta principios del presente siglo. La recuperación de los testimonios de supervivientes y del librito del doctor Norman Bethune “El crimen de la carretera Málaga Almería” con las fotos de su ayudante Hazen Sise que acudieron en auxilio de los/as refugiados/as comenzaron a activar acciones memorialistas y marchas simbólicas. En 2017, en su 80 aniversario, comenzaron las marchas integrales Málaga Almería que se han convertido en la columna vertebral  de este movimiento.

¿Valió la pena este éxodo con su terrible costo humano? Y nuestra respuesta es categórica: sí, valió y valdrá siempre como testimonio de la dignidad y grandeza moral de los más de cien mil malagueños que arrostraron el hambre y el frío, y la muerte por cielo, mar y tierra antes que vivir de rodillas. Y valió la pena también como un acta de acusación contra el terror y el crimen fascista que se multiplicaría poco después en Málaga con la re presión implacable que sufrieron, entre tantas gentes dignas, muchos que no quisieron o no pudieron salir.

Adolfo Sánchez Vázquez.

Recuerdos de la Guerra Civil en Málaga.

Sólo por esta reflexíón de uno de los protagonistas del éxodo, este joven comunista que llegó a ser una de las grandes referencias de la filosofía, valdría la pena seguir caminado. Pero la carretera de la Muerte responde a muchas preguntas falsas y desvelan su mentira.

1.- ¿Eran iguales los unos que los otros?

No pueden ser “iguales” cientos de miles de civiles caminando que tres cruceros, aviación y tropas motorizadas. Es un crimen de guerra, como la represión posterior fue un genocidio. El hecho de que este sea el argumento de los alcaldes del PP (no todos) que niegan su apoyo) demuestra, además que conocen la falsead de su argumento. Los más franquistas incluso niegan que fuese una columna civil. El problema es que las informaciones registradas de mandos franquistas y aviadores italianos confirman lo contrario.

2.- ¿El franquismo es equiparable al fascismo y al nazismo?

En este caso tendremos que dar la mitad de la razón a la pregunta textual. No, no es equiparable al fascismo italiano. Del fascismo italiano tenemos el testimonio de los aviadores que informaban de que la columna era civil y que exigían confirmación del bombardeo, tenemos el testimonio horrorizado de sus generales llamando a Pio XII denunciado la masacre que realizaban los franquistas en Málaga. Y tenemos a los mandos de aviación franquistas confirmando el bombardeo de civiles, el bombardeo desde cruceros a menos de 250 metros y tenemos a Franco, en respuesta al Papa enviado a Arias Navarro “Carnicerito de Málaga” para dar formalidad sumarial a la represión. Ciertamente no, el franquismo no es equiparable al fascismo, solo lo es al peor nazismo alemán.

3.- ¿Fue una guerra civil?

No fue una guerra civil. El golpe en la península falló. Sin el apoyo in mediato del ejército italiano hubiese sido muy difícil la prosecución del mismo. Hoy sabemos, gracias a Angel Viñas, que no fue un apoyo inmediato. El golpe fue coorganizado con el gobierno fascista italiano y apoyado después por el nazi alemán. La Guerra de España fue una de las intervenciones nazifascistas que se realizaron en los años previos a la Segunda Guerra Mundial.

No quiero coincidir en el argumento con aquellos que plantean que fue una guerra internacional por el expuesto y por la presencia de “fuerzas internacionales” en el bando republicano”. Sería faltar a la realidad. A una realidad impresionante. A la de un pueblo que se enfrentan a la parte operativa de su ejército (el colonial) y a los dos ejércitos más avanzadas de su época, el italiano y el alemán. Ese enfrentamiento lo realiza, en el mejor de los casos, con el bloqueo activo de las “democracias occidentales” capitaneadas por Francia y el reino Unido a través del “Comité de No Intervención”. Digo en el mejor de los casos porque otros, como USA permitieron la “financiación” muy ventajosa del combustible de sublevados y sus aliados: la condición era el pago tras la victoria. El aval en caso de derrota lo suministró el Vaticano. Frene a todo ello la república española contó con dos países que le vendieron armamento: Checoslovaquia y la URSS y el movimiento de solidaridad más impresionante que vivió el siglo XX: decenas de miles de personas de todas las partes del mundo que vinieron a arriesgar sus vidas contra el fascismo: las Brigadas Internacionales y el Socorro Rojo Internacional.

La Carretera de la Muerte es, también, fiel testimonio de la verdad, de unidades motorizadas y aviación fascista italiana, de la Legión Cóndor y la Armada nazi alemana atacando a población indefensa. Y del Batallón Chapaev de la XIII Brigada Internacional (la brigada de las 30 naciones) acudiendo en defensa del éxodo y fijando el frente definitivo. El equipo canadiense de transfusión de sangre y las compañeras del Socorro Rojo Internacional (entre ellas Matilde Landa) llegaron para ayudar a los/as refugiados/as.

La Guerra de España fue el testimonio, frente a la indecente boicot de las “democracias”, de cómo los pueblos de España y miles de antifascistas fueron el primer frente contra el nazifascismo. Y el pueblo español que protagonizó esos “tres años de la España heroica” (Dixit Vicente Rojo) supo responder y levantarse tras su derrota y, a pesar del miserable trato en los campos de concentración franceses, entender la necesidad de la prosecución de la lucha. Y así lo hicieron muchos y muchas, en el Ejército de la Francia Libre o en la Resistencia francesa.

Seguiremos caminando, PASO A PASO, NOMBRE A NOMBRE, mientras queden supervivientes y después hasta que cesen las mentiras y se restaure la VERDAD, LA JUSTICIA Y LA REPARACIÓN.

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