En una cumbre celebrada el pasado jueves 18 en Alaska, donde EEUU recibía a China como invitada, Tony Blinken, secretario de Estado de EEUU, incendió la reunión interviniendo en cuestiones internas del país asiático. Blinken lanzó contra China varias acusaciones infundadas: estar detrás de ciberataques, violar derechos fundamentales de los musulmanes de la provincia de Xinjiang, de la población del Tibet, de Hong Kong y de Taiwan, además de coaccionar económicamente a sus “aliados”.
La respuesta de China, sin embargo, se ha dado en un tono mucho más sosegado y meditado, señalando la falta de decoro del anfitrión estadounidense en el trato a un invitado y evidenciando que EEUU no está en condiciones de dar lecciones sobre ciberataques ya que son punteros en la materia. Además, el miembro del Politburó del Partido Comunista Chino, Wang Yi, señaló la deficiencia de la democracia estadounidense a razón de las protestas antirracistas del Black Lives Matter, por lo que expresó su recomendación a EEUU de dejar de exportar un modelo democrático como el suyo al resto del mundo y ha querido señalar que, aunque EEUU lo crea, no representan al mundo.
La actitud de Blinken no se ha alejado demasiado de la exaltada actitud de Trump; cuando la prensa se marchaba éste la ha espetado con un “¡esperen un momento!” para responder a lo que señalaba Wang Yi. Blinken ha indicado que EEUU no es perfecto pero sí una sociedad “abierta y democrática”, mientras acusaba a China de negar sus problemas. Además, EEUU amenazó a China recordando una frase que Biden dijo a Xi Jinping cuando ambos eran vicepresidentes “Nunca apuestes contra EEUU”. La delegación china se preguntó ante la prensa si es así cómo EEUU quiere negociar. EEUU respondió que la democracia y los derechos humanos en otros países no son considerados por el país americano como una cuestión interna de otras naciones.
Cabe preguntarse, ante estos hechos, hacia dónde quiere conducir EEUU sus relaciones exteriores y si están comprometiendo la seguridad del mundo entero para tratar de recuperar su mermado dominio sobre él.
