La incorporación activa de las mujeres a la sociedad, su empoderamiento y la lucha por la verdadera igualdad han sido pilares y señas de identidad de la política cubana desde el triunfo de la Revolución.
Los datos son claros, las mujeres cubanas son mayoría en el sector de la ciencia con el 53% y el 71,2% del personal de salud. En total las mujeres constituyen el 66,8% de la fuerza laboral cubana. Formando además el 53.22% de la Asamblea Nacional del Poder Popular. En un país donde la esperanza de vida femenina alcanza los 81 años, caso único en la región.
Pero lejos del conformismo, la apuesta es clara por seguir avanzando. Haciendo honor a las palabras de Raúl Castro en 2015: “La voluntad política es muy necesaria para evitar que los resultados obtenidos hasta la fecha se conviertan nuevamente en objetivos, en lugar de hacer de ellos un punto de partida y un compromiso para lograr una verdadera igualdad para las mujeres”.
Y así, en claro compromiso con la IV Conferencia de la ONU sobre la Mujer y en desarrollo de la propia Constitución Cubana, Cuba acaba de aprobar un Plan Nacional con medidas muy concretas para la promoción de la mujer, el «Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres», que sistematiza, con carácter transversal, las políticas de igualdad.
El Programa está desarrollado en 7 áreas de actuación, cada una de las cuales se divide , a su vez, en objetivos. Éstas áreas son:
- Empoderamiento económico de las mujeres.
- Medios de comunicación.
- Educación, prevención y trabajo social.
- Acceso a la toma de decisiones.
- Legislación y derecho. Marco normativo y sistemas de protección contra todas las formas de discriminación y violencia.
- Salud sexual y reproductiva.
- Estadísticas e investigaciones.
Es toda una estrategia nacional, integral, transversal y completa. Digna continuadora y heredera de los principios martianos, socialistas y revolucionarios. Que supone un ejemplo para todas las naciones, otro más de la nación caribeña, de que con voluntad y organización se pueden combatir el imperialismo y el patriarcado.
