Ayer, 6 de marzo, publicaba @El_Plural un comunicado en que militantes e inscritos de Podemos, con o sin cargo político podían mostrar su rechazo al borrador de la futura -espero que no- LEY PARA LA IGUALDAD REAL Y EFECTIVA DE LAS PERSONAS TRANS, y sobre todo a las formas en cómo se había hecho su redacción.
Esto, que salta a 48 horas del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, es la muestra del hartazgo de miles de militantes y simpatizantes que han visto cómo se las gastaba el actual equipo de @IgualdadGob, de la descarada manipulación por una gran parte de la prensa y medios en teórica defensa de unos Derechos Humanos de los transexuales, que nunca nadie desde el feminismo ni desde la izquierda ha atacado.
Otra cosa es que @IgualdadGob los medios o @PremiosFeroz confundan transexualidad con transgenerismo y tomen el petardeo casposo por algo transgresor, por símbolo de “libertad, la alegría y el talento” (@pvallin, dixit).
Pero volviendo al comunicado. Es duro y claro. Y muestra un malestar que si se quiere ningunear, como hace alguno de los reconocidos palmeros de @Podemos, con que “son cuatro gatas” va a echar más leña al fuego.
En todas las crisis existe por parte de la dirección la opción de ignorar a quienes critican una medida, despreciar a sus firmantes, atribuirles frustraciones y rencores no bien digeridos, cerrar filas y sacar un contra comunicado. Es la peor de las opciones. Y en la que se suele caer con más frecuencia.
Otra opción es tragarse el orgullo, pararse a leer con calma la crítica, reconocer que hay cosas que se han hecho mal o podían haberse hecho de otra forma, llamar a los críticos a sentarse a negociar, integrar posturas y al final unir fuerzas. ¿Sabrán hacerlo @Podemos e @IgualdadGob?
Porque si no se llega a hablar cara a cara, al final esta firma y las centenares que la acompañan pueden ser un voto menos en las próximas.