Fran Castro, taxista del AMB. Miembro de Élite Taxi Barcelona y Taxi Project.
<<¡Si esto no se arregla… guerra, guerra guerra!>> Éste, uno de nuestros lemas por antonomasia y tantas veces repetido hasta desgañitarnos en anteriores batallas, dejará de tener ningún sentido si somos los propios taxistas los que normalizamos la entrada en nuestro sector de esta plataforma destructora de los derechos sociales fundamentales.
Para que esto no suceda, evidentemente, es fundamental que exista la máxima implicación por parte de todo el colectivo, tanto de las asociaciones como de los y las taxistas a nivel individual. La conexión entre ambas partes (las cuales al final siempre tienen que formar un todo) ha de ser total.
Es cierto que las asociaciones no pueden impedirle a la administración pública que Uber se nos cuele dentro del sector del taxi del AMB para ser una empresa intermediación. Tampoco tienen por si solas el poder suficiente como para evitar que esta plataforma no corrompa al Taxi, pero sí tienen el deber y la responsabilidad de ser la primera barrera de contención y de coordinar las acciones que sean necesarias para que con la implicación de todos y todas intentemos impedírselo.
Estoy de acuerdo en que si una gran mayoría decimos que «no» o, sencillamente, ignoramos a Uber ya va a ser un gran que, pero por desgracia me temo que con esto no va ser suficiente.
No vamos a tener más remedio que estar ojo avizor con lo que haga el compañero de al lado, ya que la falta de escrúpulos forma parte de la condición humana y, por desgracia, todos sabemos que éste es un defecto que tienen algunas personas.
Si, por otra parte, alguien decide rebajarse de esta manera tan penosa porque piensa que su situación económica es más insostenible que la de los demás debería de tener en cuenta que el beneficio que pueda obtener a corto plazo va a ser escaso además de muy efímero , pero, sin embargo, el daño que se va a causar si mismo y al resto del colectivo va a ser muy grave y perenne.
Y dicho lo cual…
Sería inconcebible que desde alguna asociación (cualquiera que fuese) se evitase afrontar este problema no utilizando todos los medios de los que se disponga al alcance. De momento, Élite Taxi Barcelona y Taxi Project son las que están dando la cara de una manera más visible, me consta que Anget, Pak Taxi y TLU también están por la labor pero al STAC y a Taxi Companys no se les oye demasiado.
Ponerse de perfil, escurrir el bulto y dejarles las puertas abiertas del sector a estos extorsionistas con el fin de posteriormente hacerse el imprescindible para mantener una falso statu quo entre la plataforma depredadora y el colectivo sería una falacia y un insulto a la inteligencia de todos y todas. Esperemos que esto no se le haya pasado por la cabeza de ninguna junta directiva de alguna asociación porque sería algo imperdonable e incluso muy a tener en cuenta de cara a quién votar o a quién no en las elecciones a la Taula Tècnica de Taxi.
Una vez que la bestia parda nos muerda la yugular y apriete las mandíbulas no va a haber palanca que haga que nos suelte. Por tanto, todas las asociaciones del Taxi del AMB tienen que hacer un frente común y hacer uso del poder de convicción que poseen para motivar al colectivo puesto que es lo mínimo que se espera de ellas.
Lo deseable sería emitieran comunicado conjunto firmado por todas ellas mostrando su rechazo frontal a Uber, señalándola como empresa non grata en nuestro sector y que fuesen proactivas adoptando las medidas que consideran en oportunas para evitar su normalización. Esto daría mucha más confianza y certidumbre a todo el colectivo en general y reforzaría el espíritu combativo del mismo.
Si alguna junta directiva de alguna asociación, como quiera que se llame y sea de la ciudad que sea, piensa que por alguna razón hemos llegado a una vía muerta y no nos queda más remedio que claudicar ante las plataformas que lo diga abiertamente y que deje de marear la perdiz. Que se posicione de un lado o del otro y así sabremos todos quién es quién y a qué e se dedica.
La semana pasada Emilio Domínguez del Valle, abogado de Fedetaxi, nos deleitaba con otra de sus joyas en forma de artículo de opinión «independiente». En esta ocasión nos recomienda abiertamente que nos aliemos con las plataformas (al parecer todavía no se atreve a escribir negro sobre blanco las palabras «Uber» y» Cabify»).
Según él, estas dos máquinas de tributar en paraísos fiscales y de explotar a los trabajadores y trabajadoras van a ser nuestra tabla de salvación. Qué alegría para esos partidos neoliberales de este país que tanto gato nos tienen y que tanto nos han hecho sufrir. ¡Ah! Y ni una sola mención a todas las cerdadas que estás multinacionales nos han hecho y tienen pensado hacernos (con todo el respeto para los cerdos del reino animal faltaría más).
Según un artículo de opinión suyo, este abogado está incluso en contra de la app de carácter público porque dice que traerá ruina. La que está a punto de ser una realidad en Barcelona y su área Metropolitana y que si se lucha estará disponible en otras ciudades sí que va a traer ruina, sí, pero a Uber España, a Cabify y de paso también a Free Now. La inmensa mayoría estamos convencidos de que va a funcionar y en nuestras manos está que así sea. Más nos vale, puesto que si algún día tenemos que trabajar bajo el yugo de estos explotadores siendo los amos y señores el sector vamos a sufrir en nuestras carnes lo que de verdad es el dolor.
Pero con independencia de todo esto, las app’s, las radio-emisoras y el servicio de calle a mano alzada y en paradas están cubriendo perfectamente la demanda y las expectativas que se espera del Taxi, dando un servicio de alta calidad cada vez más óptimo.
Por estos motivos y por muchos otros, miles de taxistas opinamos que son las plataformas extractivas las que nos necesitan a nosotros y no al revés. Estamos seguros de que nos van hacer entrar en su dinámica de malas praxis y que nos van a hacer cómplices de su inmundicia. Y, más pronto que tarde, nos van a convertir en sus esclavos para siempre.
Ahora que con mucho esfuerzo hemos conseguido que la reputación del Taxi se haya restablecido y esté en niveles de máximos después de que estos (………..) (ponedles vosotros mismos el adjetivo calificativo) nos la pisotearan sin piedad y la dejasen por los suelos, no vayamos a ser tan pusilánimes de blanquear la suya permitiéndoles que se nos acoplen como sanguijuelas. Y menos todavía contribuyamos a sanear sus maltrechas cuentas suministrándoles el oxígeno que necesitan. Que se busquen la vida o, mejor aún, que se la quiten (empresarialmente hablando).
En conclusión…
Por muchas dificultades que estemos pasando en estos momentos tan delicados, resultaría difícil comprender que pudieran haber taxistas (asociaciones o taxistas en general) que se dejasen embelesar por las cuatro bondades que nos van a ofrecer y que posteriormente, y para más inri, no van a ser tales porque van a estar plagadas de letra pequeña. Como ya es bien sabido, las plataformas son especialistas en eso pero, sobre todo, en devorar todo lo que encuentran a su paso.
Llevamos siete años criticando y denunciando con toda justicia todo lo malo que representan para nuestro sector y para el resto de la sociedad.
Por tanto, usar en nuestra defensa y de la nuestros conciudadanos alguno de los muchos argumentos de los que nos valemos a diario para luchar contra sus abusos los de y de sus subcontratas (empresas de VTC’s) sería una manera de proceder estéril, incongruente además de un espectáculo bochornoso que clamaría al cielo.
Contra Uber se podrá ganar o perder pero jamás empatar. Si tan siquiera damos la batalla al nivel como ya hemos demostrado que somos capaces de hacer en otras ocasiones, máxime cuando morir o vencer depende por completo de nosotros mismos y no de gobiernos, administraciones y tribunales es que no tenemos perdón y todo lo malo que nos pase será poco.
Confío en que les volvamos a echar por tercera vez consecutiva de Barcelona. Si en un futuro próximo quieren volver para operar en fraude de ley con los VTC sin respetar las regulaciones aquí les estaremos esperando con el hacha de guerra en la mano. Fue el taxi el que vino para quedarse ya hace más cien años y no ellos. Nosotros y nosotras seguimos y seguiremos aquí más fuertes que nunca.
¡Taxistas hasta la muerte!
