Hay una Guerra Mundial dentro del Feminismo y la están perdiendo las Mujeres. Y pongo Mujeres, así con mayúscula, porque hay quien parece querer ocultar esa palabra, ponerle asteriscos u olvidarse de ella. La vuelvo a recalcar: Mujeres.
Lo primero que tengo que decir es que pertenezco desde hace cinco años a un partido político que se llama Podemos. Que ese partido político que me representa en tantas facetas está haciendo un flaco favor al feminismo y a la izquierda en general presentando una Ley Trans que dejará en las cunetas de la identidad de nuestros niños y jóvenes multitud de huesos que nunca podrán desenterrarse ya que se les habrá dañado irremisiblemente. Perderemos una generación entera si se aprueba esta ley y, por supuesto, se contribuirá al borrado histórico de las Mujeres. No es mi propósito explicar aquí el porqué de este pensamiento. Muchísimas Mujeres por todo el país lo han sabido explicar mejor que yo. Pido que leáis a Amelia Valcárcel, a Paula Fraga, a Laura Freixas y a un sinfín de expertas en el tema.
Mi propósito con este artículo es otro. Denunciar la utilización de las víctimas de odio por parte de los impulsores de esta ley, es decir, mi propio partido: Podemos. Y, a la vez, aunque parezca una contradicción, romper una lanza a favor de Podemos.
El pasado viernes hubo una agresión contra una persona por ser diferente. Toda mi repulsa a este acto tan execrable. Parece mentira que en el siglo XXI aún estemos sufriendo agresiones de este tipo. Lo que me parece poco profesional y de una escasa catadura moral es poner en marcha todo el sistema de RRSS del partido para aprovecharse de una víctima y proponer la solución con una ley que no está consensuada por todo el Feminismo. No me parece de recibo que Irene Montero no se haya dignado a reunir con el denominado colectivo Radical Feminista. Reunión que me consta que se ha solicitado una y otra vez por este colectivo. La utilización de las víctimas, sean cual sean por parte de un partido político dentro del juego de la lucha partidista es juego sucio, ya sean estos víctimas del terrorismo o de cualquier otro tipo. El pasado viernes sentí repugnancia por esa utilización.
Pero un partido político no puede ser vilipendiado únicamente por una sola ley. Desde que estamos en el gobierno se han puesto en marcha los ERTE, el SMI ha subido a 950 €, creación del IMV o en el seno del Ministerio de Igualdad, la imposibilidad de utilizar el SAP (Síndrome de Alienación Parental) o la eliminación de la necesidad de comunicación parental a los 16 y 17 años en caso de practicar un aborto. Hay muchas más y, claro, no son suficientes y hay que seguir exigiendo a Podemos que se esfuerce dentro del gobierno para que se elimine completamente la Ley Mordaza, la Reforma Laboral y muchas cosas más. Una exigencia que se debe interpelar también en la calle. Ya lo hemos dicho en múltiples ocasiones, un pie en las instituciones y mil en las calles. Que la presión del pueblo nos guíe. Seguro que podemos hacer mucho mejor.
Pero he visto en las RRSS como esa legítima exigencia y esa crítica cuando no se hacen las cosas bien va, muchas veces, junto a un intento de luchar contra Podemos por parte de mucha gente de izquierdas. Pareciera que se le achacan todos los males de la clase obrera. Se dice mucho que con la aparición de Podemos en 2014 se frustró el intento “revolucionario” en este país. Creo, sinceramente, que nunca se han dado las condiciones para que algo así se produzca. Y esto es así por una razón muy sencilla, desde los años de Thatcher en Reino Unido y González en España, ha habido en toda Europa un proceso lento pero seguro de destrucción de la ideología. Un cambio radical de los procesos políticos que, entre otras cosas, nos ha llevado a donde estamos. La lucha de clases se ha transformado en una lucha de identidades donde el sujeto político está indefectiblemente sólo y las luchas de lo común se han desvanecido a favor de las miles de luchas pseudoindividuales de modo que el sujeto político de la izquierda es una indescifrable multitud de causas y modos que impiden una claridad estratégica y le ponen muy difícil a las obreras cambiar nada. Ni siquiera el espejismo del 15M fue un intento de Revolución. Solo había un intento desesperado de sentirse representados. Un clamor de toda una generación tan solo porque no se contaba con ella. No había una idea de lo que se pretendía, a lo sumo una suerte de reformismo poco halagüeño.
En estas vicisitudes y con la lucha sobre venida de la Ley Trans hay muchos sectores de la izquierda que esperan con alegría la desaparición de Podemos. No me esperen en esa lucha porque creo que este partido puede darle mucho a la clase obrera. Es un arma aún por afinar y una excelente herramienta de transformación política. Y estoy con muchos de vosotros cuando la criticáis, cuando exponéis las razones concretas de tal o cual cosa y me parece de agradecer pero, de ahí a luchar para que desaparezcamos, me parece indigno y despreciable.
Somos obreros igual que vosotros. Sufrimos las mismas indignidades de la extrema derecha, hemos sido perseguidos por las cloacas del estado y están intentando por todos los medios utilizar el lawfare para hundirnos, por no especificar el acoso constante a nuestros líderes y las mentiras diarias de los medios de comunicación. Y digo esto porque si estáis pensando en crear otro sujeto político dentro de la izquierda, preparaos para lo que os viene. Nunca van a permitir que nada que venga de este sector crezca tanto como hemos crecido nosotros. Os van a destruir desde abajo, desde el origen de la creación del partido porque ya han aprendido esa lección. Y ojalá pudiera crearse en este país un partido feminista con posibilidades de representación parlamentaria, en las actuales circunstancias es más necesario que nunca.
Un abrazo a todas las luchadoras Feministas y a todas las Mujeres que hago extensible a mis compañeras de Podemos. Sé que me van a dar por todos los lados, es lo que hay. Y como decía Federico García Lorca, Seguiré subido a ese árbol de muñones que no canta y tropezando con mi rostro distinto de cada día.
