Nuevos tiempos en América Latina

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Jaime Cedano Roldán, dirigente comunista superviviente del genocidio contra la Unión Patriótica en Colombia.

Los pueblos, comunidades y movimientos indígenas han sido protagonistas este domingo de colosales batallas en Colombia y en Bolivia, asumiendo, sin mitificarlos, una especie de vanguardia ética y política. Mostrando un extraodinario ejemplo de fortaleza, unidad y capacidad organizativa. Logrando incorporar en sus torrentes de lucha a amplios secores de la sociedad.

Hablamos de la llegada de La Minga indígena a Bogotá, arropada por el cariño militante de decenas de miles de personas. Y hablamos de la impresionante derrota que el pueblo boliviano le ha propiciado al gorilato que ilegalmente ocupa el poder, estando expectantes del informe oficial del conteo de los votos, que puede demorar varios dias, y donde no se descarta un nuevo fraude en favor del golpismo. La principal cadena televisiva del país reveló su conteo de votos a pie de urna que le da una aplastante victoria al Movimiento Al Socialismo y la propia presidenta de facto ha reconocido el triunfo masista.

La Minga indígena que ha llegado a Bogotá no es la misma que ocho días atrás salió de Popayan en el sur-occidente del país, encaramados los mingueros y las mingueras en las tradicionales “Chivas”, artesanales autobuses de las zonas agrarias, y realizando actos políticos y recibiendo adhesiones durante los casi 400 kilometros de carretera, subiendo y bajando por las brumosas cumbres de las cordilleras central y oriental hasta llegar a Bogotá, “dos mil seiscientos metros más cerca de las estrellas”. El gobierno la despreció, la prensa la estigmatizó y hasta por vías judiciales la derecha uribista intentó impedir que llegara a Bogotá. Salieron como Minga Indígena y Comunitaria y llegaron como Minga Indígena, Comunitaria, Afro, Campesina, Popular y Estudiantil. No solo venía de Popayán La Minga. Venía de las masacres, del asesinato diario de líderes sociales, de las tierras ancestrales ocupadas por grupos armados del narcotráfico y del poder mismo. Venían del olvido y la desesperanza y se convirtieron en la ilusión de lucha y resistencia de todo un país.

Y qué decir del valor del pueblo boliviano, especialmente de su movimiento indígena, pero también de estudiantes, obreros, gente de los barrios y los pueblos, artistas e intelectuales. Ellos llegaron a unas elecciones por las que tuvieron que hacer una Huelga General para que no las siguieran aplazando. Llegaron a las urnas enfrentando el terror y los crimenes de la dictadura y el fanatismo del gobierno de facto, y de los militares y de los terratenientes. Pero llegaron. Y vencieron.

Este día lunes una inemsa sonrisa recorre toda la inmensidad de nuestros andes, llanuras, selvas y montañas. Una sonrisa lagrimosa. La Minga sigue. El miercoles 21 habrá una jornada de Paro nacional en toda Colombia.

Para enlazar sueños y luchas el domingo 25 se realiza en Chile el plebiscito para decidir si la actual Constitución continúa o se opta por redactar una nueva. Para ello estarán disponibles las opciones ‘Apruebo’ o ‘Rechazo’, además de las fórmulas para ejecutar el eventual cambio constitucional. Todo indica que el “Apruebo” se impondrá ampliamente.

Hace 35 años se realizó el plebiscito para definir si continuaba o no la dictadura de Pinochet. Ganó el NO y el dictador empezó a irse. Este domingo se votará para que termine de irse de una vez por todas. (Tuve el honor, el privilegio de estar en aquel plebiscito como Observador Internacional integrando la delegación de la Federación Mundial de la Juventud Democrática. Permitanme contar esto, una pequeñas vanidad).

No hay dudas. Están llegando nuevos tiempos.

Nuestra verde e inmensa América Latina sigue siendo un faro de esperanzas.

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