El viejo y heroico PCV sembró la semilla de la Revolución venezolana. Su cosecha está en otras manos

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La dialéctica compleja de los procesos revolucionarios impide que sean lineales. Son contradictorios y difíciles de prever. Factores objetivos y subjetivos se entrelazan para producir situaciones que sólo encuentran significado a la luz del materialismo dialéctico. La simplona y unidireccional lógica formal es insuficiente para comprender la dinámica revolucionaria de los fenómenos sociales de los pueblos oprimidos.

Tras la derrota de las primeras organizaciones revolucionarias latinoamericanas de tipo marxista surgidas a comienzos del siglo XX por la embestida del imperialismo y de sus agentes locales que son la burguesía compradore1, se recomponen las vanguardias políticas con ciertas características diferentes de aquellas iniciales. Así pasó en Cuba donde el primer Partido Comunista fundado por Julio Antonio Mella fue reprimido por la dictadura de Machado. De las brasas de esa lucha nació el Movimiento 26 de Julio de Fidel que sin haber sido nunca miembro de ese Partido llegó al marxismo-leninismo por sus lecturas y la relación política con su hermano Raúl, miembro de la Juventud Comunista. La parte del viejo Partido que reconoció el liderazgo revolucionario de Fidel Castro se integró en la organización revolucionaria unida que hoy se llama Partido Comunista de Cuba (PCC). Una minoría que conspiró contra el liderazgo, llamada “microfracción” de Aníbal Escalante, fue sancionada.

El caso venezolano tiene algunos elementos comunes y otros específicos en relación a los de los otros países de la región.

La dictadura petrolera impuesta por el imperialismo norteamericano en Venezuela de 1908 a 1939 impidió el surgimiento de las fuerzas marxistas como había ocurrido tempranamente en México, Argentina, Chile, Cuba y otros países2. Dicha dictadura castigaba con 20 años la militancia comunista e impedía cualquier libertad democrática y la circulación de propaganda marxista. Aun así, un grupo reducido de comunistas pudieron organizar la primera huelga socio-política de los obreros de las compañías petroleras extranjeras en 1936, hecho clave que marcó el efímero nacimiento del proletariado industrial como clase para sí. El débil comunismo nació comparativamente tarde y dividido en tres grupos rivales en los años 40. Hoy la política e ideológicamente incapaz actual dirección del Partido Comunista de Venezuela (PCV) acusa, como si fuese insulto, de “pequeño burgués” al gobierno dirigido por un trabajador del transporte como es Nicolás Maduro con presencia entre sus ministros y cuadros de dirigentes de trabajadores y sindicalistas como Eduardo Piñate, Aristóbulo Isturiz, el fundador de la Universidad Obrera Jesús Martínez, la antigua obrera María León y el campesino Braulio Álvarez. Al ignorar la historia del comunismo venezolano no sabe que los primeros grupos comunistas semilegales dieron apoyo pleno al gobierno burgués de Medina Angarita que intentó poner fin a la dependencia neocolonial del país. Paradójicamente ese gobierno formado por intelectuales y burgueses progresistas como Uslar Pietri, Eduardo Mendoza y Briceño Iragorri fue derribado por la acción conjunta de un partido socialdemócrata, Acción Democrática (AD), fundado por un antiguo comunista, Rómulo Betancourt, pasado al trotskismo en 19393, y el embajador norteamericano.

Tres grupos comunistas, PCV, PCV Unitario y “Grupo del No”, consiguieron unificarse en un único PCV que, gracias a grandes luchas, emergió como una referencia para las masas populares a partir de los años 40. El trotskista Betancourt, agente de los oligarcas Rockefeller, dueños de grandes intereses en Venezuela, consiguió arrebatar en 1944 a los comunistas el control de la Primera Convención nacional de los trabajadores. Definitivamente nada es fácil en Venezuela y menos aún el sinuoso camino de su Revolución de Liberación Nacional antimperialista.

1958 es el año en que el Partido gozó de más influencia política entre las masas y miles de jóvenes acudieron a sus filas. Pero cometió dos errores fatales para la Revolución y el mismo Partido.

1.- En primer lugar, según análisis de su importante dirigente Eduardo Gallegos Mancera, un error oportunista de derechas. En su Conferencia Política nacional acordó impulsar la celebración lo antes posible de elecciones presidenciales sin preparar las condiciones necesarias que pudiesen expresar la correlación de fuerzas favorable a los patriotas. Dichas elecciones en diciembre de ese año las ganó el enemigo del Partido Rómulo Betancourt que instauró un gobierno ese sí “reformista entreguista” por usar los epítetos calumniosos que la actual dirección del PCV lanza al Gobierno Bolivariano (GB).

2.- El segundo grave error fue oportunismo de izquierdas. Un grupo minoritario de dirigentes como el secretario general Pompeyo Márquez, el dirigente de la Juventud Teodoro Petkoff, Guillermo García Ponce y el miembro del Comité Central Douglas Bravo impusieron en su IIIº. Congreso en 1961 el inicio de la guerra de guerrillas que terminó en grave derrota. Los dirigentes más consecuentes como Gustavo Machado y Jesús Faría estimaron que no se reunían las condiciones para tomar el poder mediante la vía armada.

El Partido no sólo perdió valiosos cuadros como Roberto Lovera y Argimiro Gabaldón “Comandante Carache”, al que el Presidente Obrero Nicolás Maduro dio el máximo reconocimiento nacional haciendo que sus restos reposen en el Panteón Nacional, sino que sufrió tres escisiones consecutivas que se llevaron la mayor parte de su militancia: el Partido de la Revolución Venezolana (PRV) en 1966 que insistió de manera suicida en la vía armada; los reformistas del Movimiento al Socialismo (MAS) de Pompeyo Márquez y Teodoro Petkoff del que a su vez se escindió en 1971 Causa R del antiguo jefe guerrillero Alfredo Maneiro; a la que se añadió la escisión más pequeña de Vanguardia Comunista (VP) de García Ponce.

La izquierda revolucionaria venezolana murió política y orgánicamente a partir de 1970 dividida en pequeños grupos con cada vez menos influencia política, sumidos en el sectarismo y cada vez más alejados de la realidad. Como dijo Gallegos, a partir de esa fecha su propio partido, fruto de las circunstancias vividas, entró en un proceso de agudo sectarismo que hoy se ha agravado.

El factor de unidad de las fuerzas de izquierda y de todo el pueblo fue sin duda Chávez tras dirigir el levantamiento militar del 4 de febrero de 1992.

El PCV, cuya dirección actual afirma demagógicamente defender el legado de Chávez, criticó su liderazgo político si bien otro sector del Partido se fue acercando a sus posiciones. Chávez llegó en 2008 a llamar contrarrevolucionario al PCV. Esta segunda opción quedó debilitada con el fallecimiento del presidente del Partido Pedro Ortega Díaz en enero de 2006. Para 2007 un sector del Comité Central aceptó la invitación hecha por Chávez para integrar el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) que fue expresión de su continuo avance ideológico. Ante la neutralización de la clase obrera como dirigente social de la Revolución nacional, fue un sector de la pequeña burguesía liderado por oficiales medios patrióticos quien asumió ese rol4. La falta de manejo dialéctico de categorías marxistas por la actual dirección del PCV le lleva a construir un discurso izquierdista alejado de las contradicciones por las que atraviesa la sociedad latinoamericana. Se resiente la ausencia de los grandes pensadores marxistas que miembros del Partido que fueron los autores de los últimos análisis de clase serios realizados en el país5.

El Partido, que podía haber contribuido a la formación de cuadros, al estudio de la sociedad, la difusión de la ideología marxista, las propuestas constructivas en materia de organización de la economía, de la vida comunal y de la cultura nacional y la recuperación del medio educativo, ha quedado anclado en un espacio reducido sin un rumbo claro. Su incapacidad organizativa no facilita su crecimiento en barrios, campos y fábricas. Su falta de conocimiento de su propia realidad nacional le sitúa a la retaguardia de la propuesta chavista de crear una democracia directa comunal. Se quedan anclados en un “obrerismo atrasado”6, como diría Gallegos, basado en pocas grandes unidades fabriles. Su exclusión de las organizaciones sindicales mayoritarias desde hace décadas no le permite jugar un rol referencial tampoco en ese ámbito. Según Gallegos “nuestro partido ha sido marxista-leninista desde el momento de su fundación, pero esto no quiere decir, que los que hemos dirigido este partido hayamos sido marxistas-leninistas consecuentes en la práctica. La falla ideológica en nuestra dirección es algo innegable7. Esta frase describe a su actual dirección.

El proceso chavista favorece su reconstrucción que en los años 90 tras la disolución de la Unión Soviética estuvo al borde de su completa desaparición.


Su posición crítica con las políticas de Chávez y los errores de una maquina burocrática estatal ineficaz le permite arañar votos chavistas descontentos. El ejemplo más notorio fue las elecciones presidenciales de octubre de 2012 ganadas por Chávez por más de 8 millones de votos en las que el PCV obtuvo 485.000 en apoyo al Comandante. Se confirmó que no era un electorado fiel al PCV cuando en las siguientes presidenciales del 14 de abril de 2013 el PCV quedó reducido a menos de cien mil votos propios que correspondían al alcance real de su trabajo político.

En su afán por tener un rumbo propio el PCV ha repetido los movimientos erráticos como apoyar un candidato chavista burocratizado como Eduardo Samán pero con aires de izquierda a la alcaldía de Caracas sin resultado positivo. Se alió a otro ex líder chavista burocratizado y actualmente en la oposición llamado Juan Barreto.

Inconforme con la posición de pequeño partido dentro de la coalición electoral del Gran Polo Patriótico (GPP) crea en 2017 el Frente Popular Antifascista y Antimperialista junto a otro movimiento comunista, Gayones, inspirado en el primer secretario del PCV Juan Bautista Fuenmayor, que hoy critica la posición escisionista adoptada por el PCV frente a las elecciones a la Asamblea Nacional del 6 de diciembre de 2020. Gayones rechaza esta posición que puede servir para “fraccionar el movimiento popular en momentos de gran peligro para el pueblo e incluso para la integridad territorial del país8. Evidencia mayor madurez política que la dirección figuerista que usurpa la gloriosa sigla PCV. El PCV en absoluto representa al conjunto de los comunistas venezolanos.

Partido que no termina nunca de madurar como señala en 1980 Gallegos Mancera: a pesar de los 45 años que han transcurrido esa madurez no ha sido alcanzada todavía9.

Los argumentos que emplea la dirección del PCV para justificar su ruptura con la unidad antimperialista, salir del GPP y presentar su propia candidatura reflejan “ese bajo nivel ideológico que no hemos superado10 como afirmó autocríticamente el mismo Gallegos. En su “Carta a los partidos comunistas y obreros del Mundo”11 el grupo figuerista incurre en numerosos sinsentidos. Examinemos algunos:

  • Habla de una “agudización de la crisis del capitalismo dependiente y rentista venezolano” escapándose de la realidad. La economía venezolana está en crisis desde que se convirtió en un país sojuzgado por el imperialismo en 1908 arrastrando detrás 3 siglos de dominio colonial feudal y esclavista español y un siglo de desorden político. Si se refieren a la responsabilidad del chavismo en dicha “agudización” el PCV, con su apoyo político reiterado al mismo y su participación en el gobierno Chávez (a través de su jefe de organización David Velásquez nombrado ministro en 2007 al que el Buró dio “permiso” para abandonar el Partido mientras que al camarada Faría Tortosa lo calumnian de “tránsfuga”) es corresponsable de los errores cometidos por lo que le convendría ser autocríticos.
  • aplicación de políticas liberales al servicio del capital por parte del gobierno”: el partido de Figuera, su eterno secretario general, no describe dichas “políticas” porque no las conoce. La falsedad de su calumnia se cae ante la evidencia de que el principal jefe del “capital”, el presidente Trump y sus siervos locales, la fracción de la derecha teledirigida por la CIA, están furiosamente empeñados en el derrocamiento violento del GB y el aplastamiento de la Revolución bolivariana (RB).
  • Pasarse a la oposición al GB en las condiciones actuales de máxima presión, bloqueo, presión militar, aislamiento diplomático, sanciones, incautaciones, ataques terroristas, violación de sus fronteras, magnicidio, subversión y saboteo acusándolo de “entreguista reformista” sólo tiene un nombre en política por crudo que parezca: traición nacional.
  • Mientras el gobierno y el PSUV se empeñan en enfrentar la gravísima agresión, alimentar al pueblo y protegerlo de la pandemia, acusarlos de “ruptura con la clase obrera y el pueblo” significa simplemente ponerse del lado de la contrarrevolución y el imperialismo porque en un conflicto a vida o muerte no hay espacio intermedio posible. No es la primera vez que la dirección del PCV se equivoca gravemente. En el pasado otra dirección del PCV más capaz que la actual reconoció con modestia” graves errores y deficiencias. Más de una vez equivocamos la ruta12. Pero es la primera que se pasa al lado del imperialismo en compañía de algún grupúsculo trotskista y aventureros que nunca faltan. Hace pocos años la R.B. derrotó a otros parecidos como Rafael Ramírez y su grupo de ultraizquierda “Un grano de maíz”, a los trotskistas de “Marea Socialista” y a antiguos ex ministros que pretendían hacerse con el poder para reconciliarse con el imperialismo. La dirección figuerista con su discurso izquierdista sólo confunde fuera de Venezuela a quienes desean ser confundidos para acomodarse a su propia línea política desviada. Se parece el actual PCV figuerizado al grupo Bandera Roja (BR) de Gabriel Puerta que, empleando un discurso semejante, se pasó a la derecha.
  • Si en Venezuela ha habido “conquistas” en la época Chávez ha sido a pesar del partido figuerista incapaz de ninguna propuesta viable.
  • El demagógico figuerismo no atribuye la caída drástica del salario, la dolarización de la económica, el ataque a la producción, a los activos y a la exportación de hidrocarburos única vía para el país de obtener divisas, al desenfrenado ataque imperialista, sino que es, según él, responsabilidad exclusiva del gobierno. Como dice el Movimiento Gayones “ciertamente las condiciones de vida del proletariado son muy duras ¿y acaso en algunos de los países dependientes es mejor? O donde se ha fraccionado la izquierda y por tal vía ha asumido el control la derecha extrema han mejorado las condiciones de vida de la mayoría?”13.
  • Acusar al GB de “completa subordinación a los intereses del empresariado” silenciando que los grandes sindicatos patronales Conindustria, Condecomercio y Venancham conspiran con Trump y Pompeo para derrocar la R.B.
  • Acusar al gobierno de reprimir a la clase obrera sin aportar pruebas es socavar la solidaridad internacional fundamental para que el ataque imperialista contra Venezuela pueda ser contenido y denunciado en el Mundo, además de ser falso.
  • Acusar al gobierno de complicidad con una eventual “ofensiva criminal de los terratenientes” no sólo es falso. Es criminal. Silencian que bajo el gobierno Chávez cuyo “legado” afirman defender, los terratenientes asesinaron a más de 300 campesinos en una furiosa lucha de clases. En Venezuela la derecha no sólo ha asesinado a un dirigente del PCV sino a innumerables chavistas y ha pasado recientemente al secuestro y desaparición en el caso de Carlos Lanz.
  • ¿Qué hace el PCV para respaldar la lucha del pueblo venezolano y su gobierno legítimo contra el ataque imperialista? Sus denuncias contra dicho gobierno sólo la socavan y objetivamente respaldan dicho ataque.
  • ¿Cuál es la salida revolucionaria a la crisis capitalista que propone el figuerismo? Carecen de ninguna propuesta concreta porque su apuesta es la demagogia.
  • ¿Cuáles son las “concesiones y subordinación a los intereses de los capitalistas” del gobierno que más y mejor resiste y se enfrenta al imperialismo en toda América Latina?

Tanta irresponsabilidad no dejará de tener consecuencias políticas para el grupo figuerista no por parte del gobierno sino del pueblo y la clase obrera. Serán recordados como los Aníbal Escalante venezolanos o como unos nuevos Pompeyo Márquez y Teodoro Petkoff.

1 Burguesía compradore es un término empleado por Samir Amin, René Lefort y otros científicos sociales, por filósofos como Jean Paul Sartre, por teóricos políticos como Mao Zedong y Ludo Martens y periodistas como Michel Collon para designar una fracción burguesa de los países del Sur que no es productiva sino más bien intermediaria. Esto se debe a que sus intereses están vinculados a los del capital imperialista. Compradore es una palabra portuguesa que en algunos países asiáticos designaba al agente indígena de un consulado o empresa que servía de intermediario. El profesor cubano Luis Suárez Salazar les llama en el caso venezolano “sectores monopólicos y transnacionalizados de la burguesía”. Edgar Paredes la considera “burguesía ligada al imperialismo anti-nacional desde sus propios orígenes, como garante de la mantención de un país sumiso, colonizado, explotado y mantenido dentro de un orden que sólo produce y reproduce la miseria, la ignorancia y la opresión”.

2 Para conocer este tema léase de A. Viatkin Movimiento Obrero, Comunista y de Liberación Nacional, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1982.

3 El destacado sindicalista comunista Hemmy Croes asegura en su libro El Movimiento Obrero Venezolano (Elementos para una historia) editado por Editorial Movimiento Obrero en Caracas en 1973, que Rómulo Betancourt se familiarizó con textos de Trotsky en su exilio en Costa Rica en 1939.

4 En el ensayo científico de Víctor Afanásiev Principios del comunismo científico, Editorial Progreso, 1974, se analiza el rol revolucionario que con frecuencia en América Latina ejerce la pequeña burguesía y en particular militares demócratas como Hugo Chávez.

5 Nos referimos a Rodolfo Quintero, Federico Brito Figueroa, Ramón Losada Aldana, entre otros.

6 Ponencia titulada La nueva mentalidad revolucionaria publicada en el libro colectivo La nueva mentalidad revolucionaria. Enfoque venezolano de la perestroika, Fondo Editorial “Carlos Aponte”, Caracas, 1988, p.82.

7 Comunista por siempre entrevista a Eduardo Gallegos Mancera realizadas por Agustín Blanco Muñoz, Catedra Pio Tamayo, Universidad Central de Venezuela (UCV), Caracas, 2009., p. 276.

8 “Movimiento Gayones: por la Unidad Popular y Antimperialista”, Caracas, agosto 2020, https://www.vozproletaria.info.ve/2020/08/movimiento-gayones-por-la-unidad.html

9 Comunista por siempre… óp. cit., p. 107.

10 Ídem, p. 260.

11 https://elcomun.es/2020/09/10/carta-a-los-partidos-comunistas-y-obreros-del-mundo-del-partido-comunista-de-venezuela/

12 “¡A este partido no lo destruye nadie!” Declaración del CC del PCV, Boletín de Información, Editorial Paz y Socialismo, 436, Praga, 1981, p. 24.

13 Movimiento Gayones, óp. cit.

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