Bienvenidos a estas andanzas por el mundo de los formatos de pantalla pequeña (aunque no necesariamente, visto lo visto). Las Series, ese formato que ha vivido un auténtico carrusel de éxito, gracias a los nuevos formatos de visionado, vuelven a estar en el TOP del ocio, ese tipo de ocio para desconectar y relajarse, que en esta época del año va pidiendo sofá y mantita. Pero aun tratándose de ocio, no significa que una buena parte del producto cultural que se produce, sea creado para adormecer al público, alienar y sin calado. Afortunadamente, aún existen los irreductibles galos que consiguen calidad, emoción, magníficas parábolas y contenido comprometido.
Y después de estas elecciones, viendo el auge que ha tenido la extrema derecha, algunos creemos que no podemos hablar de mero entretenimiento si está carente de mensaje o es solo un soporífero bálsamo, que no hace más que distraer nuestra atención de los problemas que diariamente nos acucian y cuyo único fin es ser el gas de la risa o manto del llanto, que interesa a cierta oligarquía, con el fin de dejar al pueblo sin criterio, sin cultura de calidad y entretenidos, que molestan menos.
Y después de esta “sencilla declaración”, vamos a lo que has venido a leer en esta sección… ¿sobre series?, pues no del todo, hoy vamos a conocer dos miniseries que han cautivado a este, vuestro humilde espoliador (del término spoiler, claro). Si bien podéis respirar tranquilos, porque no haré spoilers y en caso de tener que hacerlos lo advertiré en mayúsculas y claramente, en plan ATENCIÓN SPOILER, así que a relajarse y a disfrutar, que esto será las menos de las veces.
Las dos son de la plataforma Netflix, que no sabemos si sinceramente o solo por si suena la flauta, apoya a creadores que aun no siendo noveles, no son muy conocidos e incluso tienen la antipatía de ciertas productoras. Y francamente, aunque tenga un fin tan ladino como hacer que gente de talento vaya metiendo la cabeza en el entramado del gran mercado audiovisual, para así quedar ante ellos como cuasi benefactores, es una oportunidad de producción y difusión que no es poco.
La primera serie de la que hablaré es de “Unbelievable”, mal traducida (como casi siempre) al español como “Creedme”. Basada en un hecho real, ocurrido en 2008, y cuya historia valió para ganar un Pulitzer en 2016 al artículo escrito por Ken Armstrong y T. Christian Miller en ProPublica, nos sumerge en la traumática experiencia de una violación a una joven, de extracción muy baja, a la que ya podéis imaginar (visto el título) ascendiendo al calvario y el proceso de investigación de un violador en serie, por parte de dos agentes. Pero antes de entrar en materia de actores, banda sonora o producción, voy a recalcar la mala calidad de la traducción del título, pues no se trata de un grito o petición, se trata de la constatación de dos hechos fundamentales. El primero, si eres mujer, joven y pobre, tu veracidad siempre podrá estar en duda. Y si has nacido en un sistema dirigido por hombres, que si bien no pretenden tener aptitudes machistas, las tienen porque está casi impreso en su ADN, eres joven e insegura y la máxima de todas, no tienes recursos ni apoyos suficientes, para que tu voz sea tomada en serio. La triste realidad constatada en una producción muy conseguida, en la que me gustaría recalcar la banda sonora en momentos puntuales, que hace que las escenas se carguen de una energía que agita al espectador, llegando hasta el tuétano; muy conseguida y que causa un efecto que produce empatía, a la vez que incomoda y angustia. Las actrices protagonistas están simplemente soberbias, tanto Merritt Weber, que parece estar cogiendo impulso en su carrera con muy buenos papeles (véase la película “Charly says” 2018), como la archiconocida Toni Collette, a la que estamos viendo alcanzar su punto álgido, están muy bien, pero realmente a quienes cabe destacar son a las más jóvenes, por su trabajo y por la perspectiva actoral que aportan. Por un lado, está Danielle Macdonal, una joven actriz de 28 años que ya hemos podido ver en la pequeña y gran pantalla en papeles secundarios y de gran potencial, que en esta miniserie hace de otra de las víctimas del violador y aporta una veracidad extrema. En su caso voy a dar una opinión personal, es una gran actriz, o al menos tiene un gran potencial a desarrollar, pero viendo su fisicidad y conociendo los cánones de la industria, sería una pena que la relegaran al papel de la “amiga gorda” o de “la rellenita graciosa” en su carrera. Solo espero que esto cambie, como lo hace en esta miniserie, en la que se presenta a un personaje profundo, tierno, cercano y directo; emocionante en grado sumo. Y la otra actriz es Kaitlyn Dever, de 22 años que, si bien es más conocida, pues a su corta edad ha participado en un número nada desdeñable de series y películas, ahora como gran protagonista, que hace que estés pensando en ella durante los 8 episodios del metraje, que comprendes, que no entiendes, que atrae y que repele, es desbordante. Sé que gran parte del mérito es de los creadores de la serie, Susannah Grant, Michael Chabon y Ayelet Waldman (que o se van a librar), pero no cabe duda de que, sin esta joven, de la que tendremos pronto noticias, porque espero que la veamos en muchos más papeles, esta miniserie llegaría mucho menos. Y voy con los creadores. Por lo que he leído en diferentes entrevistas, querían dar un sentido feminista y de presentar la sororidad que surge entre mujeres que en este men´s world al tratar de resolver este tipo de crímenes. Pero lo que vimos en el sofá de casa, iba más encaminado al lugar que las mujeres ocupan en la sociedad actual. Sí, víctimas desposeídas, empleadas descreídas y novias vilipendiadas, pero también, detectives con talento, jefas con carácter y responsables con ingenio. Porque los modelos, gusten o no a la caverna, han cambiado y siguen haciéndolo, es bueno verlo y es mejor sentirlo. Un gran trabajo, digno de ver y de discutir. Una de las cosas que más nos gusta a mi pareja y a mí, es ver una serie o una película, digerirla y más tarde poner nuestros puntos de vista sobre ella, entre nosotros, con los amigos y bueno, ahora con vosotros.
La otra miniserie que os recomiendo es “When They See Us”, traducida como “Así nos ven” (un poco mejor la traducción, pero sigue perdiendo carga). Para los que aún no la hayáis visto, corred a verla porque es soberbia, en muchos sentidos. Esta miniserie de solo 4 episodios, se basa también de un hecho real ocurrido en 1989, la famosa (e infame) historia de Los cinco de Central Park. Esto no es un spoiler porque el caso es archiconocido, cinco adolescentes, negros (bueno, uno de ellos latino), acusados falsamente de cometer una brutal violación e intento de asesinato a una corredora, en el parque neoyorquino, que pasaron entre 7 y 13 años en correccionales y prisión, hasta que el auténtico autor, se entrega. Pero en este caso comenzaré a hablar de la directora, Ava DuVernay, que no se corta un pelo al hablar de un tema tan a flor de piel en Estados Unidos, como es el racismo institucionalizado. Y no es cuestión de valentía, de contracultura o de activismo, que también, pero ella al hablar del tema lo presenta como un cold fact, un hecho que implica a todo el entramado, tanto político como funcionarial en las fuerzas de seguridad, la justicia incluso la opinión pública. Manifestarlo con la contundencia que aportan realidades comprobadas y hacerlo desde un prisma artístico, como ha conseguido con esta serie, es lo auténticamente remarcable. Porque, fuera de un guionaje brillante y de unos actores en estado de gracia, la miniserie tiene una calidad visual y artística altísima. Hay momentos muy concretos que destacan la madurez creativa de la directora y su equipo, llevando al espectador a un mundo cargado de simbología, onirismo e incluso épica.
Los actores, tanto los protagonistas como los más secundarios están sublimes, pero me gustaría destacar a los niños. Sí, los niños, la verdad es que últimamente, está saliendo una buena hornada de niños actores, como los de ”Stranger Thins” o “It”, en este último caso, lo mejor de las dos películas. Ellos, Asante Blackk (Kevin Richardson), Caleel Harris (Antron McCray), Ethan Herisse (Yusef Salaam), Marqués Rodríguez (Raymond Santana) y Jharrel Jerome (Korey Wise), son lo mejor, sin duda. Y en especial éste último nombrado, Jharrel Jerome, que interpreta el papel de niño y de adulto, con una sensibilidad y un respeto, que hace su interpretación especial. Y lo es, porque en algunos momentos parece sobreactuado y si luego ves al verdadero Korey Wise, entiendes el acercamiento tan bien trabajado que ha hecho con la persona. Muy recomendable también ver tras la serie, la entrevista con todo el equipo en un especial de Ophra (sí, a mi tampoco es que me caiga bien, pero quitándola a ella que no hace más que darse auto bombo, es muy interesante), pues interactúan actores y los verdaderos protagonistas.
La miniserie se cuenta de forma directa y por momentos brutal, desde la acusación, hasta la absolución de los protagonistas, de forma personal y colectiva, lo que da una perspectiva muy verosímil a la historia y mete el dedo en la herida abierta que existe en Estados Unidos con el tema racial y claro está, económico, porque no son unos niños afroamericanos (y el hispano), de un barrio cualquiera, son de un Harlem que roza el gueto y con unas circunstancias económicas concretas, vamos, que son pobres. Y el organigrama que se muestra desde el estado es, más que escalofriante. Mostrar, sin paliativos, una realidad cercana en el tiempo (unos 20 años), que hoy en día se sigue replicando, como la fotocopia de una fotocopia. Una mirada acusadora a un sistema que pretende guardar los privilegios de unos pocos, a costa de la vida y las aspiraciones de muchos.
Un cuento que aquí puede parecer lejano, una de “esas cosas que solo les pasan a los americanos”, pero que con el estado actual en nuestro país, se va tornando más normal, menos aislado y ya no son solo unos cabezas rapadas que van de cacería, es la señora del metro que reprocha a una mujer negra por estar sentada o es el tarugo diciéndole a un inmigrante que se vaya de su país, o son partidos políticos cosificando a menores extranjeros no acompañados, que dicho así es sobrecogedor, usando el conocido término técnico MENA y asociarlo con delincuencia y agresión. Más cerca de lo que puedas creer.