Sindicato de Inquilinas denuncia el acoso de grupos fascistas y la nula protección de las Administraciones al derecho a la vivienda

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“La propiedad privada es sagrada, pero el resto de derechos fundamentales no”, declararon ayer representantes del Sindicato de Inquilinas de Tenerife, en una frase que podría servir para explicar la tragedia que pudo vivirse en la madrugada del domingo, en la que su local de San Isidro, en Granadilla de Abona, fue incendiado y destrozado por completo.

En la noche del 23 de junio un incendio devastó el local que el Sindicato de Inquilinas de Tenerife (SIT) tiene en la avenida principal de San Isidro, entre las 3 y 4 de la madrugada. El local se encuentra situado en una zona popular y se separa pocos metros de otras viviendas, colindantes en la parte posterior. El local servía de punto de encuentro de los miembros del sindicato, así como de zona de almacenaje de enseres y libros, ropa, comida y juguetes para las familias más vulnerables, que han sido devorados por las llamas en su totalidad.

Vecinos y responsables del sindicato atestiguan haber sufrido amenazas verbales, horas antes del suceso, de miembros de empresas dedicadas a la «desocupación» relacionados con grupos de ideología fascista. También ha sido puesta a disposición de las autoridades la declaración de un vecino, testigo presencial, que manifestó haber visto a una persona arrojar a través de la rejilla superior del portón del local algún tipo de líquido inflamable, que inmediatamente comenzó a arder.

En un comunicado emitido a través de redes sociales, el SIT denuncia que las amenazas de estas organizaciones de afinidad fascista son una realidad cotidiana desde hace tiempo, organizaciones que colaboran con empresas dedicadas al aparente negocio de resolver situaciones «de ocupación» de viviendas y que en realidad actúan como matones especializados en amedrentar a familias y personas vulnerables, en ocasiones «sin orden judicial, vulnerando las garantías mínimas que ofrece el procedimiento legal».

Además, añaden en el comunicado que esos matones a sueldo gozan de cierta impunidad pues «han agredido en el pasado a compañeras, las han amenazado gravemente y han cometido allanamientos de morada con la connivencia de algunos miembros de las fuerzas de seguridad del estado, quienes en algunos casos no han intervenido ante delitos flagrantes».

Igualmente, el sindicato advierte de que esa facilidad para cometer esos actos de terror viene acompañada de dejadez del Gobierno, y condenan «al gobierno del Estado (PSOE y SUMAR) que permite que se vulneren los derechos de miles de personas, incluso de quien tiene la protección de un contrato en vigor y la renta al día, permitiendo que estos nazis actúen con total impunidad».

No se olvidan tampoco del anterior gobierno de Canarias (PSOE, Podemos, NC y ASG) «por entregar fondos públicos, firmar contratos de prácticas con Desokupa Canarias, otra empresa del mismo sector, y a todos los gobiernos que han dado concesiones públicas para la seguridad de edificios públicos a empresas que también se dedican a este lucrativo negocio».

Se aprecia con gran evidencia, en las situaciones terribles como ésta, la manera en que el sistema capitalista actúa para defender sus más sagrados pilares, como es el de la propiedad privada para la especulación con el valor y la renta obtenida del suelo. Mientras los trabajadores y trabajadoras apenas alcanzan con los salarios actuales para poder pagar un piso (en ocasiones ni siquiera una habitación compartida), barrios enteros y hasta municipios se convierten en verdaderos parques temáticos del turismo. El Estado realiza una función de asegurador del sistema que favorece a los rentistas y a las empresas inmobiliarias, proporcionando el entorno legal en el que estas actividades tan lucrativas proliferan sin ningún estorbo y favoreciendo la acumulación de capital de esos intereses especulativos. Y si las personas afectadas se organizan y plantan cara, los capitalistas acuden a su brazo armado, aquel al que acuden cuando las cosas le vienen mal dadas, el fascismo.

Sin embargo, responsables del SIT aseguran que estas acciones propias de bárbaros y descerebrados no les amedrentan y que «frente al fascismo de la patronal rentista, nos encontrarán más fuertes y organizadas porque ellos sólo defienden el lucro de sus amos y nosotras defendemos la vida y la seguridad de las nuestras».

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