El conflicto de Ucrania y el capital excedente

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Juan López Páez

La dialéctica marxista permite analizar las categorías a modo de totalidad, desagrega la totalidad en sus componentes históricos, y luego la reconstruye en un modo nuevo, concreto. Ciertos elementos que se nos presentan como separados e independientes son, en realidad, instancias de una totalidad que se determinan mutuamente.

Cíclicamente a lo largo de toda la historia del capitalismo, los conflictos armados han formado parte de las  oportunidades rentables para dirigir el capital excedente (sobre-acumulado) hacia esferas de acción donde los capitales privados pudieran obtener rendimientos económicos que compensaran las dificultades fijadas por la competencia, de donde emana la naturaleza expansiva del capital.

El territorio queda constituido como espacio para la valorización del capital en pugna. La vía de la inversión extranjera tiene como requisito el dominio político del territorio, su carácter necesario se expresa a través del marco social que la hace posible, que no es otro que el del conflicto global entre el Capital y el Trabajo, el mecanismo de despliegue es la guerra, se podría reformular a Clausewitz argumentando que la guerra es la competencia por otros medios.

El sistema capitalista en el largo plazo de los siglos XX y XXI se ha ido reorganizando a través de duras crisis y sangrientas guerras, el think tank norteamericano Rand Corporation en febrero 2023 publicaba: «en términos generales, Ucrania ha demostrado hasta ahora ser una inversión militar con un rendimiento notablemente bueno”. Y no era para menos.

El capitalismo construye incesantemente nuevos nichos de acumulación y una especulación sin límites en «creatividad financiera«, de abrir nuevas oportunidades lucrativas, todo es pasible de ser convertido en mercancía y contribuir a la acumulación, el diseño de la destrucción y la reconstrucción es un buen ejemplo. El sociólogo William I. Robinson en su libro “Global Capitalism and the Crisis of Humanity” (2014) afirma que el sistema mundial ha centralizado y sobreacumulado capital hasta tal punto de que las oportunidades de inversión son limitadas y solo hay tres mecanismos para invertir el excedente de capital: “la especulación financiera arriesgada, segundo las guerras y su preparación, y tercero la privatización de instituciones públicas”

En el transcurso del conflicto de Ucrania, EEUU ha planificado las variantes de inversión del excedente de capitales para Ucrania:

A) Mediante la renovación del arsenal militar obsoleto almacenado en los países europeos que pertenecieron al Pacto de Varsovia que no estaba dentro de los estándares de la OTAN y que es reemplazado por equipo moderno proveniente en su mayoría de empresas norteamericanas, Lockheed and Martin, Boeing, Raytheon, Northrop Grumman y la británica Bae Systems recibirán una larga lista de pedidos, cerrando de paso el círculo vicioso de dependencia de los ejércitos nacionales de la UE con la industria armamentística del otro lado del Atlántico.

Así lo confirma Rand Corporation: “La ayuda militar estadounidense a Ucrania también fortalece a las fuerzas armadas estadounidenses de otras maneras. Gran parte de la ayuda militar estadounidense a Ucrania proviene de arsenales militares existentes, en algunos casos anticuados , lo que significa que cuando el Congreso paga la ayuda militar a Ucrania, funcionalmente está permitiendo a EEUU reemplazar sus armas antiguas por otras nuevas. La ayuda a Ucrania también impulsa la industria de defensa estadounidense y la economía estadounidense en el corto plazo y, en el largo plazo, amplía la capacidad de EEUU para construir todo tipo de armas, desde proyectiles de artillería hasta misiles de defensa aérea.

B) Laboratorio de armas: “Ucrania se ha convertido en una prueba de fuego real del armamento estadounidense. Desde un punto de vista militar, EEUU está averiguando qué sistemas funcionan y cuáles no en un campo de batalla del siglo XXI, todo sin costar vidas estadounidenses” describe el informe Rand. Michal Strnad, propietario de Czechoslovak Group que produce entre 80.000 y 100.000 proyectiles por año, a razón de 3.300€ por pieza, entre el 25% y el 30% de la capacidad europea, entrevistado por la agencia Reuters destaca: “Las municiones de artillería son bienes muy escasos hoy en día. Calculo que llevará entre 10 y 15 años reponer las existencias [de los ejércitos occidentales]”

C) Reconstrucción del país.

Con el antecedente histórico de 1947 cuando EEUU puso en marcha la reconstrucción europea a través del Plan Marshall como parte de los planes económicos, políticos e ideológicos en el contexto de la Guerra Fría. Impulsaron la reconstrucción y su intervención en la planificación económica del desarrollo europeo, siendo EEUU el beneficiario directo, a través del crecimiento de la deuda pública de los países prestatarios, al tiempo que lideraba la producción y el comercio mundiales, conseguía exenciones de impuestos para las exportaciones e importaciones de 27 productos, bajo el manto ideológico de la supuesta democracia capitalista ponía freno a la amenaza comunista, y justificaba su injerencia en Europa que llega hasta nuestros días.

Reconstrucción y oportunidad rentable hacia donde canalizar capital excedente por parte de Occidente

Las estimaciones indican que el coste total de reconstrucción y recuperación en Ucrania asciende en la actualidad a los 486.000 millones de dólares durante la próxima década, lo que equivale a unas 2,8 veces el PIB del país en 2023. Diezmada la infraestructura de Ucrania, el think tank The Atlantic Council en su informe “Reconstruir Ucrania en guerra: el camino hacia la prosperidad comienza ahora” recomienda 5 aspectos que conjugan la idea de inversión y negocio:

– Reconstrucción de la infraestructura civil, 140.000 edificios destruidos e infraestructura para la cosecha y almacenamiento de cereales.

– Crear condiciones y vías logísticas para que Ucrania exporte cereales, las carreteras principales y las arterias de transporte intrarregionales.

– Reconstrucción de la infraestructura energética. La UE ayudaría a Ucrania a integrar su política energética con la de la UE. Esto implicaría el desarrollo de fuentes renovables  de energía y aumentar la eficiencia energética que supondría renovación del mobiliario industrial doméstico.

– Iniciar la Reforma agraria para permitir la propiedad de tierras agrícolas por entidades “jurídicas”. Se abriría así el surco del agro ucraniano para llevar a cabo la realización ampliada del capital en el ciclo capitalista de inversión por fondos de inversión.

El Ministerio de Economía de Ucrania y BlackRock firmaron en noviembre de 2022 el Memorando de Entendimiento (MoU). En concreto, el fondo movilizará capital para llevar a cabo la reconstrucción del país centrándose en sectores como la energía, las infraestructuras, la agricultura, la industria y tecnologías de la información (TI).

A. Shaikh en “Valor, acumulación y crisis. Ensayos de economía política” aplica como la distinción entre países desarrollados y países capitalistas subdesarrollados, se salda con que “en el libre comercio, la desventaja absoluta del país capitalista subdesarrollado tendrá como resultado déficit comerciales crónicos y préstamos internacionales acrecentados. Tal país estará con déficit crónico y crónicamente endeudado”.

Algunos expertos creen que Kiev pretende pagar sus deudas de esta forma, el país pasará a ser propiedad del capital transnacional. En realidad, vendrá a poner punto final a la venta total de los activos principales del Estado ucraniano: desde sus tierras negras hasta sus redes eléctricas, incluidos los fondos de ayuda internacional. La lista de los activos ucranianos incluye valores de las siguientes empresas: Metinvest, DTEK (energía), MJP (agricultura), Naftogaz, Ferrocarriles de Ucrania, Ukravtodor y Ukrenergo.

– Incentivar a las principales industrias privadas de defensa (Rheinmetall, KNDS) para que forjen centros de fabricación a través de la empresa de estatal ucraniana UDI.

La UE como bloque económico comercial con su “ejército tecnocrático” en su expansión hacia Europa Oriental pondrá en marcha un nuevo mecanismo de apoyo para los años 2024 a 2027 mediante el Mecanismo para Ucrania, instrumento específico que permitirá a la UE proporcionar a Ucrania hasta 50.000 millones de euros de apoyo financiero estable y previsible durante ese período. El 28 de junio de 2024 la Comisión desembolsó 1.900 millones de euros adicionales a Ucrania en prefinanciación en el marco del Mecanismo, lo que eleva a 7.900 millones de euros la ayuda total de la UE ya transferida a Ucrania. Para financiar los préstamos a Ucrania, la Unión Europea recaudará hasta 33 000 millones de euros en el mercado financiero hasta finales de 2027 mediante la emisión de bonos de la UE en el marco de la estrategia de financiación unificada.

¿Qué se entiende por “excedente económico”

En pocas palabras, «la diferencia entre lo que una sociedad produce y los costos de producirlo«. Marx, lo especifica, el excedente sería la parte del producto social que, habiendo sido generada de manera directa por la clase trabajadora, excede lo que ésta necesita para reproducirse y es apropiada por la clase capitalista. Para su definición, Marx divide el tiempo de trabajo en dos: trabajo necesario  es aquel «tiempo de trabajo retribuido» y trabajo excedente, aquel «tiempo de trabajo no retribuido»,  siendo la plusvalía aquel trabajo excedente generado de manera directa por la clase trabajadora que es apropiada por la clase capitalista.

En el largo plazo el excedente conlleva a un doble proceso: la expansión a través del crecimiento de capitales individuales —concentración del capital—. El objetivo del capitalista es lograr la reposición periódica del capital usado, se consigue aportar un saldo excedente a la producción —la realizada a escala ampliada—. Su finalidad es la de incrementar la propia capacidad productiva y está mediatizada por la competencia constante intercapitalista y con ello, se da el caso del proceso de —centralización de capitales— mediante la continua reinversión del excedente económico en la forma de aplicaciones tecnológicas intensivas para poder explotar las posibilidades a mayor escala, con el resultado de que los capitales existentes se concentran en pocos propietarios.

Para entender la guerra en este “mundo civilizado” del capitalismo con sus “democracias”, “lecciones morales” y “valores occidentales” es complejo establecer la relación entre guerra y crisis porque los conflictos bélicos no están sincronizados con los períodos recesivos, sino que son consecuencia de ellos, sirva de ejemplo, la invasión de Afganistán por la OTAN capitaneada por EEUU desde 2001 o la agresión a Irak de 2003. La economía de EEUU entró oficialmente en recesión en el mes de marzo de 2001.

El economista marxista Michael Roberts en su libro “The Long Depression. Marxism and the Global Crisis of Capitalism” (2016) realiza una revisión de la crisis económica global, sostiene que la economía mundial está en una larga depresión debido a una caída de la tasa de ganancia y un aumento masivo de la deuda,  y defiende la existencia de depresiones económicas y las define como “el momento en que una economía tiene un crecimiento muy por debajo de su índice de producción previo (total y per cápita) y por debajo de su media a largo plazo.”

Según Roberts ha habido tres largas depresiones en el capitalismo: la primera fue a fines del siglo XIX en los EEUU y Europa, y duró más o menos entre 1873 y 1897, dependiendo del país. Durante esa larga depresión, hubo breves períodos de auge, pero también una sucesión de recesiones. En general, el crecimiento de la producción y la inversión se mantuvo mucho más débil que en el período de expansión anterior de 1850-73.

La segunda depresión fue la llamada Gran Depresión que duró desde 1929-1941 hasta la Segunda Guerra Mundial, principalmente en los EEUU y Europa, pero también en Asia y América del Sur.

La tercera depresión comenzó después del colapso financiero global de 2007-8 y la subsiguiente Gran Recesión de 2008-9. Esta depresión duró una década hasta 2019 hasta que pareció que las principales economías no solo estaban creciendo mucho más lentamente que antes de 2007, sino que se dirigían a una caída total.

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