Paz y Soberanía (y 3)

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José María Alfaya González y Miguel Medina Fernández-Aceytuno en Hojas de Debate

El logro de una regeneración democrática y para el avance y la consolidación de derechos y de libertades al que se ha comprometido Pedro Sánchez en fecha reciente, no solamente requiere de una voluntad firme e inquebrantable de llevarla a cabo, hasta sus últimas consecuencias, por el ejecutivo que preside. Es preciso, además, una amplia movilización ciudadana que reclame su cumplimiento en el marco de una imprescindible reivindicación de rechazo al rearme militar, de oposición al belicismo y de defensa de la Paz y la Soberanía.

No necesitamos más armas.

El general Ayala indicaba en un reciente artículo publicado en Diario.es que «es esa mayoría (ciudadana) la que tiene que decir, en las urnas, en los medios, en las calles, que no queremos más guerras, que no queremos más armas. Que queremos definitivamente la paz.»

Una movilización generalizada en favor de la Paz y la Soberanía, imprescindible para una verdadera regeneración democrática y para el avance y la consolidación de derechos y de libertades, debe dirigirse a la ciudadanía, cuyos miembros votan a la derecha, al centro, a la socialdemocracia, a la izquierda reformista o, en su caso, a la izquierda transformadora o de clase. Y también a ese porcentaje significativo que no participa habitualmente en los procesos electorales por motivos varios. Por consiguiente, la condición ideológica del destinatario debe asentarse en una amplia base social. Creyentes y no creyentes, agnósticos o ateos, jóvenes y mayores, trabajadores, estudiantes de bachillerato, formación profesional y universitarios, autónomos, pequeños y medianos empresarios. Nos debemos dirigir en definitiva a todas las mujeres y hombres de buena voluntad.

Los mensajes escritos, ilustraciones, videos, o artículos dirigidos a la ciudadanía en cualquier otro soporte, deberán siempre tener en cuenta el objetivo anterior modulando las comunicaciones, evitando que las reivindicaciones que se propongan provoquen el rechazo de alguno de los sectores que integran esta ciudadanía socialmente extensa. Los contenidos deben ser cortos, concisos, claros y precisos, capaces de unificar a un conjunto social muy transversal y variopinto que presenta inevitables contradicciones internas, pero que puede unirse en la tarea común de trabajar por una paz que a todos y todas nos urge y nos interesa. Todo ello sin perjuicio de la necesidad de escribir y publicar artículos más extensos, dándoles la máxima difusión, que desarrollen las ideas matrices de estos mensajes, desde la pluralidad ideológica, con argumentos planteados, en todo caso, en tono constructivo.

Comunicación presencial.

Sin renunciar, por supuesto, al uso intensivo de las redes sociales y de las diversas publicaciones digitales, es preciso recuperar el formato de la octavilla como medio de comunicación directa y presencial con los receptores, sin pantallas de por medio, especialmente en los barrios obreros y populares y en las entradas de los centros de producción, comercialización, instalaciones sanitarias y oficinas públicas (volver a las fábricas, volver a los barrios). En una primera fase, las octavillas informativas del movimiento por la “Paz y la Soberanía” o con cualquier otro nombre como, por ejemplo, “Que no nos arrastren a la guerra”, deberían distribuirse en todas las manifestaciones y actos públicos de carácter popular. Al mismo tiempo, en cada localidad, deberíamos empezar a organizar equipos que se responsabilizaran de la distribución de las octavillas de manera programada, al margen también de manifestaciones o eventos colectivos, que deben ser entregadas en mano, estimulando la conversación con los destinatarios.

La organización de este movimiento en favor de la Paz deberá promover la participación  del conjunto de los movimientos sociales y populares, organizaciones culturales, artísticas y sociales que ya vienen realizando esta encomiable labor, organizando todo tipo de actividades públicas en defensa de la solución pacífica de los conflictos internacionales mediante los procedimientos de negociación al amparo del derecho internacional, manifestándose de múltiples formas contra el genocidio del pueblo pueblo palestino y rechazando la actual política gubernamental de rearme militar.

La incorporación de personalidades destacadas de la vida pública, referentes por biografías honestas y de entrega a la causa de la justicia social, resultan muy necesarias. Y, por supuesto, la necesidad de contar con la presencia de organizaciones políticas que, en esta concreta e importante tarea de promover la Paz, antepongan siempre lo que nos une y pospongan lo que nos separa, obviando la actividad grupuscular y el sectarismo.

Asimismo, resultará imprescindible la vinculación de este movimiento ciudadano con otros que se están organizando o puedan constituirse en el futuro en otros países, especialmente aquellos que se ubican en nuestro entorno europeo.

El contenido de los mensajes.

Pensamos que el contenido de los mensajes podría ser:

1) descripción de los desastres que provocan las guerras: pérdida de vidas humanas, especialmente de jóvenes, daños irreversibles en la integridad física y psíquica, destrucción de centros de producción y viviendas, sustitución de los presupuestos sociales por presupuestos de guerra, restricción muy severa de derechos y libertades democráticas con declaraciones de estados de excepción o de sitio, crisis económica, inflación, incremento del paro, despido de funcionarios públicos y reducción de pensiones, incluso impago de las mismas, etc.

2) Denuncia de medidas (como el reclutamiento forzoso) que se impondrían a hombres y mujeres jóvenes en caso de guerra y que verían arriesgadas sus vidas e integridad física, impidiendo la vida familiar y forzando al traslado de la custodia de sus menores hacia los abuelos, con las dificultades físicas y económicas que se plantean para atenderlos de manera adecuada.

3) Recuperación progresiva de la soberanía mediante las siguientes medidas:

— Retirada de la estructura militar de la OTAN yla prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español, en cumplimiento del resultado del referéndum de 1986. [1]

Tal decisión supondría el retorno a España del conjunto de nuestros efectivos militares que hoy se encuentran desplazados bajo el mandato de la OTAN, la posibilidad real de sustituir los presupuestos de guerra y el rearme militar actual por presupuestos sociales, la prohibición de enviar armas a Ucrania y a Israel, y en general a todas las partes contendientes en conflictos bélicos, así como el establecimiento de una política exterior de neutralidad activa que propicie el alto el fuego, la apertura de negociaciones en los diferentes escenarios de guerra y rompa relaciones diplomáticas con estados y ejércitos genocidas.

— Rehusar la aplicación de las directivas y las decisiones de la Unión Europea [2] que dañen con gravedad la economía del país o a sectores significativos de la producción y comercialización, convergiendo con otros países de la UE que pudieran adoptar medidas equivalentes [3]

— Promover la declaración de extinción del Convenio para la Cooperación para la Defensa de mayo de 1989 entre España y EEUU, revisado en 2002, en 2012 y en 2015  [4] y cese de la actividad bélica en las bases militares USA en España por suponer quebranto a la soberanía de nuestro país.

4) Defensa de los derechos y libertades democráticas ciudadanas y de los derechos sociales, económicos y laborales de las capas populares. Protección de los servicios públicos de calidad frente a los procesos de privatización pasados, presentes y futuros.

Conclusión que debemos asumir.

El logro de una regeneración democrática y para el avance y la consolidación de derechos y de libertades al que se ha comprometido Pedro Sánchez en fecha reciente requiere no solo de una voluntad firme e inquebrantable de llevarla a cabo hasta sus últimas consecuencias, desde el ejecutivo que preside. Es preciso, además, una amplia movilización ciudadana que reclame su cumplimiento en el marco de una imprescindible reivindicación de rechazo al rearme militar, de oposición al belicismo y de defensa de la Paz y la Soberanía.

Notas

⇧1La pregunta que se formulaba a la ciudadanía en aquel referéndum decía: «El Gobierno considera conveniente, para los intereses nacionales, que España permanezca en la Alianza Atlántica, y acuerda que dicha permanencia se establezca en los siguientes términos:1.º La participación de España en la Alianza Atlántica no incluirá su incorporación a la estructura militar integrada.2.º Se mantendrá la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español.3.º Se procederá a la reducción progresiva de la presencia militar de los Estados Unidos en España.¿Considera conveniente para España permanecer en la Alianza Atlántica en los términos acordados por el Gobierno de la Nación?»
⇧2España tiene alrededor de 20 procedimientos de infracción abiertospor la falta de transposición de Directivas comunitarias en la actualidad.
⇧3El Tratado de la Unión Europea (TUE) permite a un Estado miembro abandonar la organización, pero no contempla la posibilidad de expulsarlo si infringe las normas de la Unión. Cuando firmaron los acuerdos fundacionales, los Estados se comprometieron a respetar de buena fe los deberes comunitarios, pero es habitual que los incumplan.
⇧4Artículos 19 y 20.3 del Convenio entre los Estados partes del Tratado del Atlántico Norte relativo al estatutos de sus fuerzas, artículo 69 del Convenio de Cooperación para la defensa entre el Reino de España y los Estados Unidos de América y disposición adicional y disposición final del segundo protocolo de enmienda de 10 de octubre de 2012

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