Esta empresa agrícola, que originariamente Aleia Roses y se dedicaba al cultivo de rosas, fue adquirida hace 4 años por un fondo de inversión de inversión canadiense, Full Moon. En este tiempo no sólo han cambiado el nombre, sino que también han prescindido de la mayoría de los empleados.
De los 260 trabajadores que se encontraban en plantilla en el momento de la compra, en poco tiempo quedarán cero. Según explican desde la dirección, las causas serían en la finalización del trabajo técnico, al haber cambiado el modelo productivo con la intención de plantar cannabis y “no queda nada que hacer” hasta la obtención de la licencia de cultivo.
Según informan los sindicatos, la próxima semana se iniciarán las negociaciones con los 11 técnicos que permanecen trabajando. Aunque son 60 los trabajadores que aún permanecen en plantilla, 31 llevan en situación de ERTE más de dos años. La semana pasada, se comunicó la intención de incorporar al ERTE a 8 trabajadores mientras los 11 restantes permanecerían hasta la obtención de la licencia. Sin embargo, ahora la situación ha cambiado.
Tal como apuntan los representantes de los trabajadores, la estrategia de la compañía es meramente económica, dadas las pérdidas que lleva acarreando en los últimos tiempos y la necesidad de recortar salarios “dando un mazazo a los trabajadores”. De hecho, desde la llegada del fondo de inversión, el proyecto no ha conseguido cumplir los objetivos propuestos y la confianza en el proyecto por parte de la representación laboral hace tiempo que está bajo mínimos.
