Una nueva convocatoria de la Marea Blanca volvió a llenar las calles de Madrid este fin de semana bajo el lema «Sin Sanidad Pública no hay derecho a la Salud», en una edición que hacía el número 96 de las acciones que lleva realizando este colectivo desde hace 10 años, a partir de un plan de privatización masiva de la sanidad pública madrileña perpetrado por la Comunidad de Madrid. Esta convocatoria ha sido la primera tras la espectacular manifestación del pasado domingo 13 de noviembre, a la que respondieron varios centenares de miles de madrileños.
Los profesionales sanitarios vienen denunciando desde hace años la lamentable situación que se vive en las consultas de atención primaria. Con trabajadores saturados por la sobrecarga de trabajo, se está provocando un deterioro progresivo de su situación laboral, que redunda en la imposibilidad de dar una asistencia de calidad a los usuarios.
Como consecuencia se prolongaba la cuarta semana de huelga indefinida de los médicos de Atención Primaria. Dada la negativa de la Consejería de Sanidad para desconvocar la protesta, sindicatos médicos decidieron realizar un encerró de 36 horas en la sede autonómica. Ante la evidencia de que los responsables desdeñaban estas acciones, el encierro se finalizó el pasado viernes.
Los miembros del comité de huelga de atención primaria dieron por terminado el encierro en la noche del viernes puesto que la Administración manifestaba con su silencio que su voluntad no era la de dialogar. “Este encierro ha servido para evidenciar cómo una Administración no quiere llegar a acuerdos -declararon los profesionales encerrados tras la salida-, cómo una Administración quiere maltratar a sus profesionales y cómo no quiere aportar soluciones para sus pacientes”.
Por su parte, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso ha confirmado con sus palabras las valoraciones de los profesionales al sentirse menospreciados e ignorados. Ayuso calificó la situación del proyecto de Presupuesto 2023 de la Comunidad de Madrid como suficiente. “Los madrileños pueden estar tranquilos -manifestó la presidenta madrileña-, porque tenemos unos servicios públicos robustos y un gobierno autonómico con experiencia”.
Así, Isabel Díaz Ayuso afirmó que no existe un «problema sanitario» en la región, sino un «problema político que intenta que no se solucione un problema laboral». Obviamente es un problema político, pues se deteriora a sabiendas el sistema sanitario mediante la sobre explotación en el campo laboral, que termina derivando en un problema sanitario.
No lo ve así la señora Ayuso o no lo quiere ver, pues para ella las demandas que presentaron los sanitarios ante la Consejería son algo «muy infantil» porque «tenían previsto encerrarse y quedarse en un espacio público», cosa según la responsable madrileña «no son formas«.
La respuesta de Ayuso alcanza un nivel de ridiculez tan absurdo que evidencia la absoluta falta de voluntad para dar apoyo a los sistemas públicos sanitarios, en lógico beneficio de los intereses privados, que son los que realmente le preocupan y defiende.
