El IBEX 35 no cumple sus propios criterios de transparencia

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Los partidos de izquierda actuales sugieren que el conflicto de clase debe acometerse con diálogo y dentro de las normas de juego establecidas. Sin embargo, los datos indican que en ese diálogo las empresas siguen jugando con cartas marcadas. Si a los trabajadores se le exige un riguroso cumplimiento de las normas (en cuestión de impuestos, por ejemplo, tema a debate ahora), a las empresas se les permiten las trampas. Y cuanto más grande es la empresa, mayor la trampa.

En los últimos meses las páginas salmón de los diarios han venido destacando que las empresas que componen el IBEX 35 han mejorado sus buenas prácticas. Para determinar el criterio de esas buenas prácticas, organizaciones relacionadas con el análisis empresarial observan a esas empresas bajo parámetros como la publicidad de sus cuentas, medidas anticorrupción, cumplimiento de los derechos humanos o respeto a la igualdad y al medio ambiente.

Incluso otorgan premios sobre transparencia a las multinacionales. La compañía Iberdrola, por poner un ejemplo reciente, fue destacada como una de las más transparente del conjunto IBEX por Transparencia Internacional o por la Asociación de Contabilidad y Empresas española, AECA.

Los criterios son los de su propia escala de valores.

Hay que señalar que la escala de valores empleada por estas organizaciones sigue un criterio ético que está encuadrado dentro de la mentalidad capitalista. Aunque parezca una obviedad, debe recordarse que esa escala pone la luz en una parte del amplio espectro de matices; no contempla, por ejemplo, la realidad laboral, la estabilidad que aporta al conjunto de los hogares españoles, su actitud ante la crisis y la inflación o la responsabilidad ante la creciente desigualdad social.

Esto es, siguiendo el ejemplo de Iberdrola, en esa particular medida podría decirse que Iberdrola merece un reconocimiento por su ética, pese a ser una de las compañías energéticas que han obtenido suculentos beneficios mediante la especulación en el precio de las facturas a pequeñas empresas y hogares, tras una pandemia mundial y en el escenario de una crisis con alta inflación y una tasa de paro muy elevada.

Los informes que diagnostican el nivel ético de las empresas son, además, realizados por expertos que en la mayoría de casos pertenecen a organizaciones afines a las propias empresas del IBEX, o son docentes universitarios de alto nivel con una relación directa con el mundo empresarial o con los medios informativos del sector. Recordemos que el IBEX es el listado de las 35 empresas con mayor liquidez que cotizan en las bolsas españolas, es decir, las que sostienen el mercado bursátil nacional con respecto a los mercados internacionales.

Ni siquiera respetan sus propios criterios.

Pues bien, a pesar de que el juego está establecido por las propias empresas, sigue el reglamento de la lógica empresarial y está valorado por los árbitros que las empresas eligen, ni aun así los miembros de este índice aprueban sus propios estándares.

En el caso mencionado de Transparency International -entidad que valora a las compañías según un listado de 100 criterios-, ninguna empresa española alcanza a pasar de más de 84 de esos criterios (recordemos, basados en estándares de respeto a derechos humanos, transparencia fiscal o contable), e incluso algunas de ellas no aprueban más de 40.

La Fundación Haz (antes Fundación Compromiso y Transparencia) emite un informe anual a este respecto. El de este año celebra como positivo que más de la mitad de las empresas del IBEX superen sus criterios éticos. Se trata de una visión muy optimista, porque el informe revela que sólo el 57% de las empresas del selectivo alcanzan la clasificación de transparentes, un 37% son translúcidas y un 6% son totalmente opacas.

Hay que señalar que el superar más del 50% de transparencia en el conjunto del IBEX ya es considerado un «punto de inflexión» por los analistas, un hito que se ha logrado en estos últimos meses. En la primera edición de este informe, hace 8 años, el 86% de las entidades nacionales era opaca.

Llama la atención, entre los numerosos aspectos negativos que pueden deducirse, que las empresas farmacéuticas españolas son de las peor valoradas en estos informes, pues durante la pandemia este tipo de compañías han sido objeto del deseo de especuladores y sus acciones se han disparado y han obtenido enormes beneficios a nivel mundial.

Una imagen del informe de transparencia de la Fundación Haz con la evolución de las empresas del IBEX desde 2014 a 2021. La buena noticia -nos dicen- es que la mitad del IBEX es transparente.

El IBEX en los paraísos fiscales.

Uno de los criterios fundamentales de este informe y de cualquier otro sobre transparencia es la relación con los paraísos fiscales. Se trata de uno de los factores que ha permitido ver de manera optimista la evolución ética de las compañías del índice en los últimos meses, pues gran parte de las empresas del IBEX ha abandonado estos paraísos.

Sin embargo, ocho de esas empresas (el 23%) no facilita ninguna información sobre centros financieros off-shore. Pese a que Repsol ha cerrado el 88% de sus sociedades en paraísos, Santander el 80% o BBVA el 50%, todavía mantienen sociedades radicadas en estos territorios opacos. El grupo de Florentino Pérez, ACS, posee un total de 36 sociedades domiciliadas en este tipo de localizaciones

Además, la ética que ha movido a las entidades españolas a este despertar hacia la transparencia fiscal es bastante cuestionable: la firma del Código de Buenas Prácticas y la mayor exigencia de la Agencia Tributaria con los territorios opacos o poco colaborativos son los causantes de este cambio. Probablemente, en esta época de crisis que vivimos y con una guerra de Ucrania que no parece cercana a terminar sino a agrandarse, los Estados de la Unión necesitan una mayor colaboración de todos -no sólo de la permanente cooperación fiscal de la clase trabajadora- para financiar los gastos militares.

Por otra parte, los escándalos recientes provocados por las filtraciones de cuentas de personajes famosos en Panamá u otros paraísos (entre los cuales hemos podido conocer las irregularidades del rey emérito, por ejemplo) han movido a que se busquen otros territorios menos opacos con facilidades para la baja tributación.

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