La asociación de autónomos UATAE ha reivindicado que la ley de segunda oportunidad (por la cual se le da la posibilidad a un autónomo de renegociar o incluso de perdonar sus deudas en el caso de que no puedan ser eliminadas) incluya la posibilidad de fraccionamiento y exoneración de las deudas con Hacienda y la Seguridad Social «debe incluir este extremo y permitir a los autónomos exonerar las deudas contraídas con organismos públicos».
Del mismo modo, la asociación critica que la consulta pública abierta por el gobierno como paso previo al cambio normativo con esta cuestión desprende «cierta opacidad» por el hecho de haberlo propuesto en pleno mes de agosto «y a contrarreloj».
Desde UATAE explican: «La Unión de Autónomos está trabajando para formular propuestas que sean trasladadas al Gobierno. Estas propuestas van en esa línea: que las y los autónomos y pequeños empresarios insolventes y sobreendeudados puedan acceder, en la mediación extrajudicial correspondiente, de la exoneración de todas sus deudas en un periodo de tiempo razonable, también de las contraídas con Hacienda y la Seguridad Social, reiniciando su actividad empresarial y haciendo posible una segunda oportunidad real. UATAE recuerda que ya se han pronunciado en términos similares el Tribunal Supremo (en su sentencia 381/2019, de 2 de julio) y organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial».
Para finalizar, María José Landaburu, secretaria general de UATAE indica que «no puede haber ‘segunda oportunidad’ si la propia administración pública no facilita una salida a los autónomos que mantienen una deuda con ella».
Resaltar de igual manera que la misma UATAE recuerda que lleva años reclamando que la ley reconozca la exoneración de las deudas de titularidad pública tras la liquidación del patrimonio y tras haberse sometido el afectado o afectada a un plan de pago durante cinco años que no haya satisfecho la totalidad de las mismas «es imprescindible establecer un proceso de rehabilitación que impida la muerte civil de quien ha tenido la mala suerte de que su negocio haya salido mal», que pase por un plan de viabilidad que comprometa a todos los acreedores sin excepción y permita la refinanciación y, si esta no es posible tiene que haber un punto y final» advierte Landaburu.