Mujeres y deporte en la antigüedad clásica

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Esta semana comienzan los JJ.OO de Tokyo y resulta siempre bueno echar la vista atrás y observar cuál era la relación de las mujeres con el deporte en la antigüedad. Es bien conocido por todos que en los Juegos Olímpicos de la antigua Grecia las mujeres no podían competir y, sin embargo, eso no es cierto del todo. Para muestra esta inscripción del 396 a.C:

Reyes de Esparta, mis padres y hermanos,
Con el carro de caballos de rápidas patas ha vencido Cinisca
Y erigido esta imagen. Y afirmo que yo sola entre las mujeres
De toda Grecia he obtenido esta corona.”

Y, en efecto, así era. Las mujeres tenían prohibida su entrada en Olimpia, ni siquiera como público bajo el castigo de pena de muerte. Luego veremos la única excepción de la que se tiene constancia, además de la sacerdotisa de Deméter Camine que sí podía asistir. Pero volvamos a Cinisca de Esparta. Hay que decir que Cinisca era hija y hermana de los reyes de Esparta, Arquidamo II y Agesilao, y que como espartana que era tenía, además, la capacidad legal de testar y legar, así como la de tener posesiones y administrarlas, cosa que no ocurría en las demás polis de Grecia. Cinisca participó como dueña de un carro de caballos, una cuadriga. En esa carrera el vencedor no era el auriga sino el dueño de la misma y de esa manera pudo ganar Cinisca. Cosa que repitió cuatro años después. Debió cundir el ejemplo ya que en el 368 a.C Eurileónide de Esparta venció en la misma prueba y Belisca de Macedonia hizo lo propio en 268 y 264 a.C, como lo hicieron también las hermanas Timareta y Teodora de Élide en el 84 a.C y Casia de Mnasítea en el 153 d.C. Hasta ahí los nombres de las mujeres vencedoras de los juegos olímpicos de la antigüedad. 

Como decía antes, se tiene constancia de la presencia de una mujer entre los espectadores de los Juegos Olímpicos. Fue el caso de Calipatira, que consiguió acceder a Olimpia disfrazada de entrenador para seguir los progresos de su hijo Pisírrodo. Sin embargo, Clipatira fue finalmente descubierta cuando se dispuso a saltar la barrera para celebrar con su hijo la victoria y su ropa quedó enganchada, descubriendo su verdadero sexo.

Aunque esta afrenta se castigaba con la pena capital, Calipatira fue absuelta al tratarse de una mujer viuda cuyo padre, hermanos e hijo habían sido campeones olímpicos y por el valor de haber arriesgado su vida para ver competir a su hijo.

Sin embargo es poco sabido que las mujeres tenían su propia competición, se trataba de los juegos Hereos. Y aquí es necesario detenerse porque se celebraban en la misma Olimpia. Hera es considerada la esposa de Zeus y el templo de Hera en Olimpia es anterior al templo de Zeus en el mismo lugar. Un proceso de cambio de poder se llevó a cabo por toda Grecia entre el siglo X y el siglo VII a.C en el que las diferentes advocaciones divinas femeninas fueron sustituidas por otras masculinas. ¿Merecería investigar más si los juegos olímpicos fueron o no en su inicio cosa de mujeres y fueron, por tanto, sustituidos por los hombres mucho después? De momento no lo podemos aseverar pero podríamos tener ciertas sospechas. La cuestión es que, según los mitos, los juegos Hereos fueron inventados por Hipodamia, hija del rey Enómao de Pisa (nada que ver con la ciudad italiana) quien quería desposarse pero al que su padre había puesto una condición, sólo aquel que le ganase en una carrera de carros podría hacerlo, si perdía en esa carrera también perdería su vida. A Enómao le habían profetizado que perdería la vida de manos de su yerno. Así las cosas Pélope se enamoró de Hipodamia y pidió su mano, otros treinta pretendientes habían fracasado y perdido sus vidas, así que Pélope le pidió a Poseidón que le diera unos caballos rápidos y así, mediante los caballos de Poseidón y una treta pudo ganar la carrera, matar a Enómao y casarse con Hipodamia. Para celebrarlo, Hipodamia eligió a 16 mujeres que elaboraron un Peplo y compitieron en una carrera a pie en honor a Hera, a quien agradecía su matrimonio. Estas mismas mujeres se encargaron de repetir ambos eventos cada 4 años, dando lugar a la Heraia. Los autores antiguos decían que esto era un mito y que la realidad era que los juegos fueron inventados para conmemorar la paz entre Elis y Pisa tras la muerte del tirano Damofón de Pisa.

Esta competición se celebraba en el estadio donde competían los hombres, a ella solo podían acudir mujeres y se celebraba una carrera primero entre niñas, luego entre adolescentes y después entre mujeres jóvenes que no estuvieran casadas. A la vencedora se le entregaba una corona de olivo, como a los hombres, y se inscribía su nombre en el templo de Hera. Desgraciadamente no ha llegado ningún nombre a nosotros. Al parecer se corría, no desnudas, sino vistiendo todas un mismo estilo de túnica. Esta dejaba al descubierto toda la zona derecha del torso y llegaba hasta por encima de las rodillas.

No obstante, la relación de las mujeres con el deporte es mucho más antigua y así se constata en las representaciones artísticas. En un fresco de Beni Hassan, en Egipto se pueden observar mujeres jugando a la pelota ya en el año 2000 a.C. como también se observan en los frescos de época minoica en Creta con el famoso salto del toro que quizá sea un culto a la gran Diosa Madre cretense. Otro tanto puede decirse de culturas como la etrusca donde las mujeres luchaban ritualmente con los hombres. Los datos también se ofrecen en la mitología griega y en su literatura, ya que en el canto VI de la Odisea Ulises contempla a Nausicaa jugando a la pelota. El mismo dios Apolo se enamora de la ninfa Cirene cuando la ve luchando y venciendo a un león o cuando Atalanta participa en la caza del jabalí de Calidón en los doce trabajos de Hércules y participa y gana también en los juegos fúnebres en honor a Pelías. Otro exponente son las Danaides, grandes conductoras de carros que desprecian a los hombres. Todos estos datos se refrendan con el sistema educativo espartano que exigía que las mujeres hiciesen deporte para fortalecer sus cuerpos de cara a su preparación para el parto y por toda Grecia se constatan multitud de rituales atléticos destinados a mujeres con el fin de la procreación y los ritos de fecundidad. Así vemos diferentes ritos en el santuario de Helena y Menéalo en Terapne, en el santuario de Artemis en Braurón y por todo el Pireo, Salamina y Eleusis.

Desconocemos si en época clásica podían asistir mujeres a los juegos Píticos, Ístmicos, Nemeos y Panateneos, junto con Olimpia, los más importantes de Grecia, que no los únicos como ahora veremos. Sí que es cierto que con el tiempo fueron naciendo diferentes competiciones femeninas en estos lugares. Es muy pertinente una inscripción del templo de Delfos datada en el año 45 de nuestra era, de un padre orgulloso de sus tres hijas campeonas en diversos deportes. Trifosa venció en los Juegos Píticos y los Juegos Ístmicos en la carrera del estadio; Medea venció en los Juegos Ístmicos en la carrera de carros armados y en los juegos Nemeos en la carrera del estadio, y, Dionisia venció en los Juegos de Asclepio en la carrera del estadio. Todos estos datos nos dicen que se ha querido ocultar por demasiado tiempo la participación de las mujeres en el deporte de la antigüedad y, aunque se relaciona deporte con fertilidad y ritos de iniciación, no podemos creer que la práctica del mismo no supusiera para las mujeres un revulsivo para sus vidas en un intento de romper las cadenas que el patriarcado les había impuesto dejándolas atadas al gineceo.

Espero que este artículo contribuya a elevar al deporte femenino al Olimpo que merece.

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