Otegi y altavoz mediático del Tribunal Supremo

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El Tardofranquismo judicial tendría a la Audiencia nacional y el Tribunal Supremo como brazos ejecutores, a los jueces Lamela y Llarena como su más destacados peones y al juez Marchena como Sumo Sacerdote de unos tribunales que estarían controlados por el llamado “clan de los políticos” en palabras del ex-Presidente de Sala del TS, Ramón Trillo, descollando la Presidenta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Concepción Espejel, condecorada en su día por la Presidenta del PP de Castilla la Mancha, María Dolores de Cospedal).

El penúltimo ejercicio de Tardofranquismo judicial sería la revocación por el Tribunal Supremo del tercer grado a los 9 procesados por el procés que conlleva el finiquito del régimen flexible del que gozaban y les permitía salir de la cárcel para ir a trabajar o para hacer voluntariado. Dicha sentencia sería la respuesta del Tardofranquismo judicial al intento de ERC de participar en la gobernanza del Estado tras su reciente apoyo a los Presupuestos Generales del Gobierno PSOE-UP, no siendo descartable la aplicación del indulto por el Gobierno Sánchez antes de las Elecciones catalanas del 2021.

Otegi y el altavoz mediático del Tribunal Supremo

En este mismo contexto se encuadraría la cabriola jurídica del Tribunal Supremo que habría decidido por unanimidad de sus miembros repetir el juicio a Otegi y a otros 4 implicados en el llamado “Caso Bateragune” por “pertenencia a organización terrorista” al intentar recomponer la extinta Batasuna. Otegi fue condenado a 6 años de prisión que cumplió en su integridad así como a inhabilitación para cargo público hasta febrero del 2021 pero dicha sentencia fue revocada en el 2018 tras estimar el TEDH de Estrasburgo que “se había vulnerado el derecho de los 5 acusados a un juez imparcial”, por lo que en el supuesto de una nueva sentencia condenatoria, tan sólo le quedaría pendiente de cumplir unos meses de inhabilitación.

EH Bildu decidió revisar su actual estrategia política e incorporar a su bagaje político la llamada inteligencia maquiavélica, consistente en el “uso de comportamiento cooperativos o combativos que le puedan reportar mayores posibilidades de adaptación en función de una situación concreta”. Asimismo, la inteligencia mediática se distingue por “una extraordinaria capacidad para encontrar las debilidades ajenas y utilizarlas en beneficio propio así como de realizar acciones complejas que pueden no ser entendidas en un principio por sus votantes pues sus metas se proyectan hacia un futuro mediato (República vasca)”, de lo que sería paradigma el apoyo de Bildu a los Presupuestos de Sánchez, movimiento audaz que representó para Bildu recuperar la legitimidad democrática que siempre se le había negado. Otegi estaría marcado por el estigma de su pasado así como de su “negativa a condenar el terrorismo de ETA”, lo que le habría convertido a ojos del establishment español en un “paria político”, pero dada la capacidad del líder abertzale para encontrar las debilidades ajenas y utilizarlas en beneficio de su Partido, utilizará el altavoz mediático del Juicio oral ante la Sala !! del Supremo para denunciar el Tardofranquismo judicial imperante en España y para asumir ya sin complejos el rol de colaborador externo del Gobierno Sánchez, una de cuyas primeras tareas será la renovación de la actual cúpula judicial.

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