La situación de caos provocada por la pandemia de COVID-19, están dejando estos días imágenes dantescas en muchas residencias de mayores de la Comunidad de Madrid: miembros de la UME que encuentran a ancianos conviviendo con los cadáveres de otros ancianos muertos por coronavirus, monjas que huyen de las residencias de mayores que regentaban abandonando a los ancianos…. Situaciones horribles que ahora mismo muchas familias están sufriendo en sus propias carnes, con la impotencia de no saber que está pasando con sus mayores ya que el secretismo en muchas residencias es absoluto.
Es el caso de Antonio que tiene a su madre en la residencia de mayores Nuestra Señora de la Antigua, en Morata de Tajuña. En esta residencia seis ancianos y 26 trabajadores, han enfermado, eso es lo único que sabe Antonio, de su madre no tiene noticias desde el día 7 de marzo. Esta residencia está regentada también por monjas y a juzgar por lo que cuenta Antonio parece que han impuesto un silencio monacal, porque no informan de nada a los familiares que viven angustiados sin saber nada sobre el estado de salud de sus mayores.
Todo este cúmulo de despropósitos lo que deja ver es como la privatización de un servicio público ha empeorado la calidad de dicho servicio. ¿Y por qué ocurre esto? Sencillamente porque lo que prima es el lucro, no el bienestar de las personas que utilizan ese servicio. El capitalismo por encima de la salud de las personas, ni más ni menos. El cuidado de los mayores y las personas dependientes, tiene que ser un servicio público no un negocio. Es el estado quien se tiene que encargar de garantizar este servicio, al igual que lo hace con la salud y la educación pública. Como ya estamos viendo, lo privado no es sinónimo de calidad, aunque muchas personas así lo crean.
La crisis sanitaria provocada por el COVID-19 está dejando ver que el sistema capitalista no se sostiene, que ante cualquier catástrofe, no se puede anteponer la economía a las personas, así que esperemos que salgamos de esto con otra perspectiva y seamos conscientes de que necesitamos un profundo cambio estructural, que no vale sólo con poner parches.
