La filial española de la empresa multinacional de telecomunicaciones, Teleperformance, vuelve a mostrar unas peculiares maneras de interpretar los derechos laborales y la actividad sindical. En este último caso ha sido la amonestación a las delegadas sindicales de CGT por la simple acción de repartir octavillas informativas a sus compañeros.
La compañía de origen francés, que hace unos meses realizó un ERE que afectó a cientos de puestos de trabajo en varias de sus sedes en España, reincide de este modo en una actitud represora sobre la legítima actividad de los y las delegadas sindicales. Ya en 2021 los representantes de los sindicatos con representación en el sector fueron amparados por una sentencia del Tribunal Supremo en la que se les reconocía su derecho a repartir comunicados en formato papel en las salas de operaciones, hecho que llegó a ser prohibido y ante el cual el sindicato CGT tuvo que interponer una demanda para recuperar ese derecho en el ejercicio de sus funciones.
Las circunstancias de esta reincidencia de Teleperformance en la persecución a estas delegadas adquieren esta vez un matiz que eleva a grotescas las maneras de los responsables de la multinacional. Y es que en los comunicados que repartieron los representantes sindicales se hacía referencia al anuncio que la empresa ha realizado recientemente a sus empleados, en la que les ofrece «sesiones gratuitas de psicología online» en apoyo a los trabajadores que estén «pasando por momentos difíciles debido a los acontecimientos de Venezuela».
Tal como expresaban los representantes de CGT, en simple y llana lógica, resulta llamativo que esta empresa ofrezca ayuda psicológica por un suceso internacional, pero ignore y desprecie la presión psicológica que supone trabajar en ella, cuya exigencia lleva al límite mental a sus empleados por la gran carga de trabajo y la coacción para lograr los resultados exigidos.
En el comunicado se hacía referencia precisamente al gran número de bajas por incapacidad temporal originadas por esta presión en las tareas diarias, las amenazas permanentes de EREs, la inestabilidad, modificaciones sustanciales en los contratos, además de otras formas de intimidación habituales en la empresa. Ante estas situaciones, que dejan en posición de absoluta vulnerabilidad a sus trabajadores y trabajadoras, parece una impostura que, sin embargo, se ofrezca ayuda psicológica por este hecho concreto sucedido en el continente americano. Tanto más fingido parece hacerlo por las noticias llegadas desde Venezuela, pero no así por otros sucesos también actuales, como las decenas de miles de civiles asesinados en Palestina o la amenza de una escalada bélica hasta consecuencias de nivel nuclear en el continente europeo. Por estos otros sucesos, en cambio, no se considera oportuno ofrecer esa ayuda.
A pesar de todo, el sindicato anuncia que no cesarán en el desempeño de estas actividades, que consideran legítimas y que se ajustan además a la más coherente de las lógicas, hasta que logren conducir la preocupación de Teleperformance por la salud mental de sus trabajadores y trabajadoras de los conflictos internacionales hasta los más cercanos problemas psicológicos motivados por su severa política laboral.