La salud de la mayoría de trabajadores sigue en riesgo sin haber alcanzado todavía el pico de la epidemia

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La aprobación del Real Decreto de medidas urgentes pretendía, entre otras cosas, dar soluciones económicas ante la crisis sanitaria. La más socorrida han sido los Expedientes de Regulación Temporales de Empleo (ERTEs), un privilegiado “bote salvavidas” para mantener los beneficios de más de 33.000 empresas, según cifras oficiales, y carta de despido para más de 250.000 trabajadores que se ven a la calle hasta nuevo aviso.

A día de hoy, no existen crifras gubernamentales para analizar la incidencia del teletrabajo, una de las dos soluciones que se dió para afrontar la pandemia y trabajar desde casa. Los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística indicaban que solo el 7% de los ocupados utilizaba esa práctica ocasionalmente y únicamente un 5% (unas 800.000 personas) más de la mitad de los días de la semana. 

La imagen que deja la crisis del COVID-19 son calles casi vacías, furgonetas y personas con mascarillas yendo al trabajo o a comprar. La campaña en redes sociales #YoMeQuedoEnCasa tiene su respuesta en #YoNoPuedoQuedarmeEnCasa. Recordando a aquellos trabajadores que sin ser de sectores esenciales, continúan yendo a su puesto de trabajo a pesar de las recomendaciones del Gobierno de quedarse en casa. La gran mayoría de los empresarios no garantizan Equipos de Protección Individual (EPIs), ni la más mínima seguridad de sus trabajadores y desoyen las adevertenciones sanitarias.

Ante esta situación, muchos empleados han decidido parar la producción, en fábricas como Mercedes o Balay, o han optado por denunciar públicamente el riesgo para la salud que padecen. Es el caso de Rubén Paez, trabajador de Correos, quien se lamentaba de la falta de medios en un video que se ha hecho viral o de algunos riders (trabajadores de envíos de comida a domicilio) que han decidido suspender su actividad laboral de manera voluntaria ante la pasividad de la empresa. También circulan tutoriales donde trabajadores de hospitales de la Comunidad de Madrid enseñan a otros trabajadores a hacerse EPIs con bolsas de basura.

Pedro Sánchez afirmó en su última comparecencia que “la respuesta empresarial ha sido muy generosa” y dejó claro que la “ola más dura” está por llegar. Esta última afirmación es compartida por muchos especialistas reconociendo que todavía no hemos alcanzado el pico de infectados de la pandemia. Dicho pico coincidirá con la decisión de la mayoría de empresarios de no parar la producción, poniendo en riesgo así, la salud de sus trabajadores y la salud colectiva.

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