A la intemperie. Homenaje a Ramón Gurillo

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Javier Gurillo

Comunista infatigable, Ramón Gurillo Ruiz sigue llevando por bandera su militancia marxista-leninista. De origen campesino, Ramón había nacido en Sierra Morena (1938). Muy de niño, acabada la guerra, se traslada junto a su familia a Valencia, travesía que durará un largo mes de puerta en puerta. Con 10 u 11 años tenemos a Ramón trabajando de pastor en la huerta valenciana, esa madurez tan común en la posguerra, un adulto con 11 años es un escalofrío social. Durante el franquismo abundaban esos menudos trabajadores.

Conviene no desconocer que la lucha antifascista de Ramón Gurillo fue alimentada por ese sufrimiento de un niño que se da cuenta que sus padres son pobres. Pero ahora estamos en Beas de Segura, lo que vendrá tras esos días acabada la guerra es una cuestión conocida. Su padre Juan, volverá del frente republicano de levante y será señalado como rojo. Su madre Victorina será rapada y humillada con los infames paseillos aliñados con aceite de ricino. El miedo y la injusticia harán que dejen atrás lo poco que poseían y huyan a pie hacia otras tierras menos dañinas.

Comprenderán que ese niño no olvidará ni perdonará nunca lo que el fascismo supuso para su clase. Luego vendría la formación junto a su mujer Eugenia de una familia (4 hijos), su toma de conciencia política, años de duro trabajo para sacar adelante a los suyos. Supo extraer de aquellas circunstancias adversas una militancia inquebrantable. En 1964 se afilia junto a su hermano Felipe al recién creado PCE (m-l). Partido que rechaza la traición que se estaba fraguando a la sombra de Carrillo. Eran gente pobre y auténtica que luchaba por combatir al patrón sin convertirse en patrón. Que no se venían a engaños con su condición de seres explotados. Gente oprimida que tiene el único objetivo de hacerse libre y dueña de sí misma. Revolucionarios puros y directos, con escasa formación teórica (recordemos que aquellas gentes difícilmente sabían leer o escribir), pero con un instinto de clase forjao en duros años de lucha obrera.

Corrían los años entre el tajo, estancias en cuartelillos, entre ambientes reaccionarios, huelgas, agitación y propaganda, captando nuevos camaradas, formación de células, reuniones en la clandestinidad de París, vendimias a los pies de los Alpes franceses, sobreponiéndose a todas las dificultades y seguir siendo fiel a la causa. De tanto vivir a la intemperie firmes y orgullosos, acabaron por respetarlos. Las gentes del PCE (m-l) fueron de los pocos partidos que se opusieron al enjuague de la Constitución Monarco-franquista. Del franquismo sin Franco. Por aquella oposición sufrirían la represión de todo el aparato de Estado por parte de la brigada politico social.

Durante el verano de 1975 fue detenido junto a su hermano, en las redadas que practicó la policía franquista en Valencia. Ambos fueron brutalmente torturados y encarcelados. Se abre para los Gurillo un correlato de palizas y descargas eléctricas claveteada de amenazas de muerte. Un oscuro túnel de seis días con sus seis noches de calabozo y sala de tortura, aislados de noticias familiares y de abogados. Este octubre pasado del 2019, Ramón y varios camaradas más presentaron varias querellas en Valencia contra Benjamin Solsona, el ‘Billy el Niño valenciano’. El fiscal del caso Jaime Cussac pidió el sobreseimiento y el magistrado instructor archivó la causa, con el pretexto de que los hechos denunciados han prescrito y de que la aplicación de la Ley de Amnistía de 1977 impide investigar judicialmente lo sucedido.

Unidas Podemos debería exigir a sus socios del PSOE en el gobierno organizar una comisión de investigación que ponga negro sobre blanco las salvajadas que el franquismo cometió con aquellos que se resistían a su yugo. Los juicios militares franquistas siguen sin estar anulados, no pueden ser investigados y por tanto juzgados. Según esta lógica, en la España del siglo XXI las víctimas del fascismo no son «víctimas». Por último, recordemos que la lucha contra el fascismo siempre es legítima. Acaso la resistencia partisana europea que luchó contra la peste nazi consta en algún sitio como ilegal.

A día de hoy, a sus 82 años a la vuelta de la esquina, Ramón Gurillo Ruiz sigue en la lucha, sin renegar ni de uno solo de sus principios comunistas. La antorcha que Lenin traía a los obreros y campesinos sigue encendida. Mientras exista el capitalismo, la antorcha seguirá viva en el pecho de los pueblos oprimidos y en el movimiento popular revolucionario siempre decidido a forjar un mundo mejor.

1 COMENTARIO

  1. Estaría bien, además de reconocer a las víctimas del franquismo, también dar un paso al frente y explicar o dilucidar los motivos que llevaron a la familia de Ramón Gurillo a realizar una llamada maliciosa al domicilio de una de las niñas de Alcàsser mientras éstas se hallaban desaparecidas allá por Noviembre de 1992 (información, nombre y domicilio sacados directos del sumario).

    ¿Qué “instinto de clase” es ese?… ¿Qué hubo de loable en ello?

    Den un paso al frente.

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