Vendiendo Arabia

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Miguel Moneo

El pasado domingo, con la victoria del Real Madrid sobe el Atlético, se cerró el infame capítulo de la Super Copa de España. Un ejercicio de blanqueamiento supino que supone el punto álgido del futbol moderno español, así como un ejercicio de mala praxis periodística. 

Primero rebobinemos un poco hasta nuestro punto de partida: el pasado noviembre. Es a principios de dicho mes cuando la Real Federación de Fútbol, con Luis Rubiales a la cabeza, anuncia un nuevo formato de la competición con sede en Yeda (Arabia Saudí). A cambio de llevar la competición hasta el país wahabí los participantes y la Federación se repartirían unos 40 millones de euros.

La Super Copa de España pasaba a celebrarse en una dictadura en la que se incumplen sistemáticamente los DD.HH. en materia de violencia contra la mujer, represión contra activistas, periodistas y disidentes y, además en crímenes de guerra.

La polémica estaba servida desde un principio y canales como RTVE renunciaron a la emisión por, principalmente, razones éticas. Pero otras empresas recogieron el guante, en este caso Movistar+.

Una vez llegado el nuevo año y con el torneo en sus comienzos se puso en marcha una campaña de blanqueo y de oportunismo por parte de algunos periodistas deportivos allí presentes. Lo del blanqueo no es nada nuevo, activistas como Ina Robles ya lo denunciaron desde hace tiempo.

Obviamente no se esperaba que los periodistas deportivos realizaran una labor de crítica social, al fin y al cabo, sirven a los intereses de una empresa privada. Además, tampoco es que el público insultara a un nazi, por lo que no había lugar para escandalizarse. Pero, aun así, tampoco se esperaba una labor de blanqueo tan descarada como por ejemplo la comentarista Mónica Marchante quien, al parecer, ha atisbado el “principio del cambio” y que había podido trabajar con normalidad, ¿Esperaba, acaso, decapitaciones en la previa a los partidos?

Siguiendo con nuestra dosis de propaganda pro saudí, durante los descansos una especie de zeppelin mostraba la efigie del rey Salmán bin Abdulaziz y su príncipe heredero. No es que escucháramos voces críticas por parte de los comentaristas más allá de “es una teocracia personalista” o, “son sus costumbres” lo típico. ¿No decíamos que no había que mezclar fútbol con política?

O un oportunismo, como el de la tertuliana y enviada por Mundo Deportivo Cristina Cubero, que tuvo que borrar esta foto de las redes en la que hablaba del “cambio” que esta suponiendo en Arabia Saudí la celebración del torneo. La apertura de Arabia Saudí será mediante la Super Copa de Europa o no será.

Pero esperen, aún hay más, en el día de la finalísima hubo tiempo para tener dos campeones en materia de oportunismo: en primer lugar, el diario Marca (el cual, no lo olvidemos, es líder en periodismo deportivo) que publicó una morbosa portada para anunciar el duelo entre los equipos de la capital. Eso sí, tras las numerosas críticas de las redes a la portada, tuvieron que realizar una recogida de cable de manual, una maniobra tan obvia como descarada en la que alegaban que, al parecer, la portada era parte de la labor de “denuncia social” que realiza Marca. La portada era de premio Pulitzer, pero no nos habíamos percatado de ello.

Por último, a modo de bonus track, tenemos a la presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso y allegados imponiéndose la medalla al feminismo. Por lo visto Díaz Ayuso se convirtió, según sus allegados en heroína del feminismo al ir vestida a la manera puramente occidental y no llevar abaya. Y es que ni ella ni ninguna de las mujeres extranjeras llevaban la famosa vestimenta, la discriminación es para las mujeres saudíes y no para las foráneas.

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